Capitulo 6: Ahora

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La alarma sonó a las 8:00 am despertándome bruscamente. Bostecé aún con los ojos cerrados y me estiré en la cama tratando de darme ánimo a mí misma para levantarme. Las clases habían sido suspendidas por el día de hoy gracias a todo el jaleo del aniversario y del concierto. El concierto...

―Rayos... ―exclamé. Lo había olvidado, di un suspiro al aire y salí de la cama a duras penas para dirigirme directamente al baño y darme una ducha, queriendo despejar mi mente.

Tomé mi uniforme del trabajo y lo dejé sobre la taza del baño para luego meterme a la ducha. Mis padres me envían un poco de dinero al mes, algo muy poco, apenas me alcanza para la comida y comprar mis cosas de aseo personal, por lo que me vi obligada a buscar un trabajo, fue complicado pero conseguí un puesto de medio tiempo en la cafetería de la universidad, no gano realmente mucho pero por ahora es suficiente.

Salgo de la ducha y me visto rápidamente , chequeo mi celular y veo un mensaje de Rosalya.

Rosalya: Estaré allá en un par de horas, nos vemos Su.

Le doy una respuesta rápida y salgo del departamento para cruzar el campus corriendo, siempre termino atrasandome. Cuando llego son las 10:00 am y la cafetería esta un poco más llena que de costumbre.

―Hey ―saludo a Sean que está detrás de la caja registradora. Él me devuelve el saludo con una sonrisa mientras me pongo el delantal y busco mi libreta para ir a tomar los pedidos

―Llegas en buen momento, abrimos hace una hora y esto ya esta repleto ―dice sentándose en el banco.

―¿Y por qué tanto alboroto? ―pregunto apoyándome en el mesón.

―Hoy es el concierto... ―alza las ceja―. Y resulta que ésta banda ¿Cómo se llama? ¿Goodnight?...

―¿Stars from nightmare? 

―Eso, da igual. Bueno, resulta que ya llegaron algunos de sus integrantes y están por ahí tomando café ―señala hacia un rincón de la cafetería.

Madre mía, me volteo levemente y ahí esta, su roja cabellera. Instantáneamente me agacho escondiéndome tras el mesón, Sean me mira confundido.

―¿Estás bien? ―voltea a mirar a un cliente.

―Maldición... ―susurro, él esta aquí, sentando allá con Debrah y yo...con mi traje de mesera ¿Podría ser peor?

―¡No aguanto más! ―llega chillando Alma, la otra mesera del local, pasa detrás del mesón y se queda mirándome por unos segundos―-. Tendrás que seguir tú.

―¿De qué hablas? ―pregunto.

―Esa chica ―bufa rodando los ojos―. Es...insoportable, te lo juro. Yo no la voy a atender.

―¿Qué chica?

―La de la banda esa ―dice sentándose torpemente en una silla y sacándose la gorra.

Sean me mira, haciéndome señas hacia la mesa de Debrah y yo me paralizo.

―Yo no, yo no-no, yo...―balbuceo sin encontrar una excusa para evitar esa situación.

Oh, claro que puede ser peor. Siempre puede ser peor.

Me bajo la gorra intentando cubrir mi rostro y me mantengo mirando al suelo, me acerco a la mesa rezando porque no me reconozcan. Ha pasado más de un año, no es como si me hubiese convertido en una persona completamente diferente en este último tiempo pero espero que al menos los recuerdos que tienen de mí sean lo suficientemente borrosos para no reconocerme.

―¿Se les ofrece algo más?― pregunto lo más claramente que puedo, luchando por no levantar la mirada hacia Castiel, incluso cambiando un poco mi voz. 

Puedo ver a Debrah de reojo, ni siquiera se ha molestado en alzar la vista hacia mí lo cual me tiene muy aliviada, aunque la expresión en su rostro es de enojo puro y un gran ceño fruncido se dibuja en él. Hay otro dos chicos en la mesa a las cuales no reconozco por lo que me son totalmente indiferentes.

―¿Solo tienen café? ―pregunta uno de los chicos sonriendo.

―Café, té, jugos, gaseosas... ―trato de responder.

No lo mires, Sucrette, solo no lo mires.

Pero es demasiado tarde, he alzando mi mirada solo un poco y lo he visto, me he topado justo con sus ojos que me veían fijamente, note su mandíbula tensa mientras en su rostro había dibujada una expresión seria. Suspiré desesperada y bajé la mirada, estaba reprimiendo con todas mis fuerzas las ganas de huir de allí.

Mi cuerpo se sentía tembloroso y el nudo en mi estomago se hacia cada vez más grande. Siento el sudor en mis manos y como los nervios están apunto de apoderarse de mi, en cualquier momento me daría un maldito ataque de ansiedad.

―Bien, solo trae otro café ―dijo el chico haciendo gestos con una mano.

―Y un jugo natural de frutilla, sin azúcar ―dijo Debrah quien seguía sin mirarme.

Lo anoté en mi libreta rápidamente y me di media vuelta, volviendo al mesón. Las lágrimas se acumulaban en mis ojos pero no era un buen lugar para dejarlas salir. Él estaba ahí, viviendo la vida por la cual me dejó, con esa chica. Lo odiaba. Odiaba el maldito sentimiento que causaba en mí.

Soy incapaz de volver a esa mesa otra vez, afortunadamente Alma decidió ir en mi lugar después de rogarle por unos minutos. Me acerco a Sean aun sintiéndome eufórica y ansiosa.

―Sean...¿Puedo salir por unos minutos? ―pregunto con voz temblorosa, él me mira fijamente, sabe que algo esta mal pero sabe también que no es buen momento para preguntarme.

―Tomate 15 minutos ―responde mirando su reloj.

Sin decir una palabra más me saco el delantal y salgo rápidamente de la cafetería, rodeo el local hasta llegar a la parte trasera de este. Me siento en una de las bancas y escondo el rostro entre mis manos.

Vamos, no pasa nada. Solo es Castiel.

Estoy segura que el sentimiento de amor que tenía hacia él está muerto y enterrado en el pasado, sin embargo, sus palabras, sus actitudes y sus elecciones dejaron heridas en mí en aquel tiempo y a pesar de que esas heridas han cicatrizado, hoy son esas cicatrices las que duelen, las que aun siguen sensibles.

Porque me dolió entender que no era suficiente para él, nunca fui suficiente para nadie, ni para mis padres que prefirieron marcharse, ni para Castiel, que también se fue. Doy un suspiro al aire, hundiéndome en la resignación.

―¿Cómo has estado sin mí todo este tiempo, Sucrette?

Joder.

Su voz me saca de mi trance de auto-compasión y levanto la mirada. Ahí esta él, ahí están todos los recuerdos otra vez. Camina hacia mí con las manos en los bolsillos luciendo seguro y yo...yo quisiera que la tierra me tragara. 

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora