Capítulo 42

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Miré al auto blanco estacionado justo a la entrada del hospital y corrí hacia él lo más rapido que pude para no quedar empapada por la lluvia, abrí la puerta de atrás y me metí cerrando la puerta de un golpo mientras miraba a los asientos de adelante quedandome en blanco. Nathaniel y Laeti intercambiaron una mirada y Laeti se dio vuelta en su asiento para mirarme.

—¿De qué va esto? —le pregunte sin siquiera hacer un esfuerzo por susurrar, señalando a Nathaniel.

—No es nada —dijo ella con una sonrisa que indicaba claramente que sí era algo—. Con Rosalya nos fuimos, queriamos…darte espacio para que pudieras hablar con Castiel.

—¿Gracias? —dije en tono de pregunta y me acomodé en el asiento mientras Nathaniel prendía el motor del auto para echarlo a andar.

—¿Y? ¿Qué tal te fue con él?

Miré a Laeti sin estar segura de que respuesta dar, solo me encogí de hombros dandole una triste sonrisa. No quería pensar en como serian las cosas ahora, ni en como iba a superar a Castiel pero estaba segura de algo; no podía estar viviendo una farsa junto a Viktor. Él no merecía esto. Yo no lo merecía a él.

Y quería mentirle, quería hacer vista ciega e ignorar el hecho de que no podía seguir con él, pero sabía que tarde o temprano esto estallaría y era preferible sufrirlo ahora a que sufrirlo en un par de años cuando ya estemos atrapados en una vida juntos.

Despues de casi una hora de viaje le indiqué a Laeti que me dejara en el centro, cerca del apartamento de Viktor, si no hacia esto ahora no lo haría nunca. Tenía que dejarlo ir ya. No lo llamé para avisarle que iria, no podía escuchar su voz.

Antes de que pueda darme cuenta estoy parada justo frente a su puerta, le he pedido al recepsionista que no le avisara que yo estaba allí, que era una sorpresa «Menuda sorpresa». Levanto mi mano en un puño para llamar a la puerta pero no puedo, solo me quedo allí mirando la oscura madera, respirando hondo y mordiendo mi labio.

Casi puedo escucharlo decir: «Te amo», su voz se repite en mi mente y los buenos recuerdos que él siempre me dio. ¿Por qué no podía amarlo de esa manera? Supongo que al final de cuenta simplemente no eramos el uno para el otro, no estabamos destinados a amarnos así. Podriamos haber sido la pareja perfecta, podriamos construir tanto juntos pero…no era lo que yo en realidad queria.

Golpee dos veces rezando por tener el valor suficiente para hacer esto pero estaba malditamente asustada. Viktor abrió la puerta casi inmediatamente y su rostro se ilumino cuando me vio, lo cual solo duro unos segundos porque rapidamente se dio cuenta de la expresión en mi rostro. Verlo dolia tanto y antes de que pudiera siquiera decir una palabra sentí como las lagrimas rodaban por mis mejillas.

¿Y ahora qué tenía que decir? ¿Cómo le rompes el corazón a alguien que te ama?

—Lo siento tanto…—mururmuré en una voz casi inaudible dejando la frase en el aire. Bajé la mirada y cerré los ojos aún sintiendo como las lagrimas caian.

No podía creer que estuviera haciendo esto solo meses antes de la boda, mi cobardía había destruido mucho esta vez, causando dolor a personas que ni siquiera se lo merecían. No podía dar un paso atrás ahora, solo tenía que sacarlo de mí.

Sentí como sus brazos me rodeaban y seguí sin abrir los ojos, acurrucandome en ellos ya que seguramente seria la ultima vez que estaría en aquel calido lugar, levanté mis manos y lo abracé tambien, aferrandome por ultima vez.

Volví a repetir las mismas palabras mientras su mano acariciaba suavemente mi cabello ¿Qué estaba haciendo? ¿De verdad esta era la decisión correcta? «Claro que lo es…», me dije a mi misma.

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora