Capítulo 16

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Antes

―¡¿Puedes dejarme tranquila de una maldita vez?! ―dije casi gritando y apoyando mis manos en el lavamanos.

―No hasta que dejes de contarle historias de mí a Castiel ―Debrah cerró la puerta del baño con seguro para que nadie pudiera entrar.

―¿Historias? ―bufé molesta―. Él merece algo mejor que tú.

Alcé la vista mirando por el espejo, estaba parada detrás mío con una asquerosa sonrisa en el rostro.

―¿Por qué simplemente no te vas? Ya has hecho demasiado daño… ―seguí hablando―. Si de verdad quieres a Castiel aún no lo vuelvas a dañar y solo vete.

―Pero que cosas dices ―soltó una pequeña carcajada―. Lo que quiero es que se vaya conmigo, y ni tú ni nadie se va a interponer en eso ¿Quién te crees que eres? Solo eres su nuevo juguete, pero aún me quiere a mí, me amó mucho antes de que tú llegaras ―me dio una mirada de arriba a abajo―. Si sabes lo que te conviene te mantendrás alejada de él ¿O quieres que Castiel terminé odiandote, como pasó con Nathaniel?

―Eso ha sido también tu culpa ―respondí apretando los puños a mi costado, no podía creer que esta chica fuera tan cínica para hablarme así.

―¿Y qué? Nathaniel me rechazó, fue su culpa ―se encogió de hombros y se acercó al espejo sacando un labial.

Estaba tan indignada que ni siquiera sabia que decirle.

―¡Tú dejaste a Castiel, y le mentiste, hiciste que perdiera la oportunidad de…¡Cumplir su sueño!! Y solo te fuiste ¿Por qué no haces lo mismo y te vas al carajo otra vez?

―Sí, lo dejé. Sí, le mentí, lo engañé, blah blah ¿Cuál es el problema? ―decía mientras se aplicaba el labial y rodaba los ojos.

―Él no va a caer de nuevo en esto, en ti.

―Él lo hará ―sonrío―. Oh, claro que lo hará ―guardó el labial y se acomodó la ropa―. Mirs niña, tengo a Castiel en la palma de la mano, tengo a todo este maldito instituto en la palma de mi mano, todos eso…idiotas ―apuntó hacia la puerta―. Creen en mí y me adoran. Y tú…si no te alejas ahora de Castiel me encargaré de que tu vida aquí sea miserable ¿Crees que Amber es insoportable? Ja…ja. Espera y veras ―se dio media vuelta y salió del baño dando un portazo antes de que siquiera pudiera abrir la boca para contestarle.

Me quedé de pie frente al espejo mirando mi miserable figura, mi rostro lucia cansado y es que estaba tan cansada de esta estupida pelea.

Estaba al borde del llanto cuando vi unos de los cubiculos de los baños abrirse y a Amber salir de él. Me miró fijo por unos segundos sin decir una sola palabra, yo tampoco sabia que decir. Ella…Amber había escuchado todo lo que Debrah había dicho. Su expresión era seria, jamás la había visto con esa mirada, y podía reconocer los sentimientos que había en su rostro. Tristeza, enojo, desprecio, tantas cosas juntas, lo sabia porque ultimamente cada que me miraba al espejo veía también esa mirada.

―Ya lo sabia ―dijo mientras se lavaba las manos apartando la vista de mí.

―¿Q-qué? ―yo estaba un poco aturdida.

Apoyó sus manos en el lavamanos y soltó un jadeo de llanto, rapidamente se cubrió el rostro con las manos y trató de recobrar la compostura. Me costaba entender lo que estaba pasando ¿Amber estaba llorando? Es decir…¿Eran lagrimas reales? Me quedé mirandola, me daba un poco de miedo acercarme a ella.

―Lo siento ―dijo volviendo su mirada a mi.

―¿Qué?

No volvió a decir nada, solo se fue, pero desde ese día muchas cosas cambiaron en ella. Muchas cosas pasaron también con ella y con Nathaniel, como el tema de su padre…

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora