Capítulo 18

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POV Sucrette.

Doy una cínica sonrisa para no dejarle ver lo que sus frias palabras provocan en mí.

―La verdad es que si ―respondo acomodándome también en mi asiento y sin apartar la mirada de Castiel―. Ya estoy lo suficientemente madura y grande para meter a quién quiera a mi cama ¿Hay algún problema con eso?

En respuesta Castiel se encoge de hombros y chasquea la lengua apartando su mirada de la mía. No dice nada pero lo conozco lo suficiente para saber que algo le esta incomodando.

Nos quedamos en silencio durante unos treinta minutos de viaje, la mayoria va durmiendo o escuchando musica mientras miran el paisaje; sin embargo, yo me pierdo cada dos segundos en los ojos de Castiel y puedo notar como él también me mira, nuestras miradas se han encontrado un par de veces pero hemos decidido fingir demencia antes eso. Me volteo para mirar a los demas y asegurarme que no haya nadie escuchandonos, afortudamente justo los asientos  delante de nosotros están desocupados así que puedo hablarle con seguridad.

―¿Tu novia no viene? ―pregunto mirándolo, esperando que la pregunta suene casual.

―¿Qué? ―voltea su mirada a mí y arquea una ceja―. ¿Debrah?

―¿Tienes otra novia acaso? ―pongo los ojos en blanco.

―Vendrá en unos días ―contesta y un incomodo silencio nos vuelve a invadir por unos minutos.

Quiero ser sincera con él, hay tantas cosas que necesito decirle pero la ultima vez que traté de ser honesta con Castiel todo salió terriblemente mal, lo perdí y desconfió de mi.

―Castiel… ―dije casi en un susurro en medio de un suspiro, decir su nombre aún dejaba un amargo sabor en mi boca. Lo miro para ver si dice algo pero se queda callado mirándome―. No quiero que esto sea así entre nosotros ¿Sabes? Siempre fuiste importante para mí y… ―puedo sentir el nudo formandose en mi garganta pero no dejaré que me vea siendo tan debil―. Y aunque todo terminó, me gustaría que al menos los recuerdos quedaran como…eso, como buenos recuerdos.

―Lo sé ―dijo y me sentí extremadamente tonta por tratar de expresarme hacia él.

―¿Solo vas a decir eso? ―espeté molesta.

―¿Y qué más quieres que diga?

―Eres un verdadero idiota, Castiel.

―Tú, Sucrette, tú nos trajiste a esto.

Él seguia culpandome y era malditamente injusto.

―¿Pero de que hablas? ―me incliné hacia él susurrando con rabia un poco más fuerte―. Te estoy diciendo que quiero dejar todo eso atrás ¿Por qué tienes que continuar? No importa…no importa cuantas veces traté de explicarte y aclararté todo…Tú no querias abrir los ojos ―abrió la boca pero lo hice callar para que me dejara continuar―. No quiero discutir de eso ahora, no quiero buscar culpables. Fue culpa de ambos y lo sabes. No estoy admitiendo nada, todo lo que ella te dijo…no tomaré responsabilidad de eso, solo te estoy diciendo que quiero cerrar aquella etapa. No quiero odiarte. No quiero que me odies.

―No te odio ―dijo después de unos segundos.

―Yo tampoco ―dije yo no dejando que las lágrimas salieran. Tenía que ser fuerte.

―Bien. Luego hablamos más de esto ―miró hacia delante del furgón, seguro alguien había despertado. Se removió en su asiento y se cruzó de brazos acomodandose y cerrando los ojos.

Me quedé todo el resto de viaje viendo como dormía.

Pov Castiel.

Despues que llegaramos a la casa de la playa, la cual parecía una mansión, y repartieran los dormitorios, salgo a caminar por un pequeño bosque que se encuentra a un  costado de la casa. Todo el mundo quedó durmiendo o descansando mientras yo no puedo dejar de pensar en mi conversación con Sucrette.

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora