Capítulo 34

2.9K 244 66
                                    

Después de una larga conversación entre Rosalya, Laeti y yo, decidieron que lo mejor para mí sería aclarar mi mente, y si aclarar mi mente significaba tener que ver a Castiel otra vez, tendría que hacerlo.

—Pero necesito una excusa, no puedo salir de viaje de la nada, menos con mis padres aquí.

—Eso ni siquiera es un problema, podemos decir que iremos las tres de viaje y no tendrían porqué hacer preguntas —propuso Laeti, y tenía bastante sentido.

—No sé donde está viviendo Castiel, no sé nada de él.

—Puedo encargarme de eso —exclamó Rosalya—. Lysandro sigue siendo su mejor amigo.

—Pero...

—Solo estas poniendo excusas, Sucrette.

Vale, tenían razón. Pero era normal, seguía estando muerta de miedo. Sin embargo, a ellas eso no les interesaba, planearon todo el viaje y en un día estaríamos saliendo. No teníamos tiempo para perder, dijo Rosalya.

Fui a mi habitación, una vez que las chicas ya se habían ido, para preparar un pequeño bolso con ropa y otro par de cosas.

—¿Qué haces, cariño? —preguntó mamá dándome un susto, aún se sentía extraño estar con ellos aquí.

—Me iré de viaje por unos días con las chicas —conteste sin mirarla.

—¿De viaje? Eso es algo inesperado.

—No pedí tu opinión —espeté molesta. Nunca estaba aquí y era mejor así.

—No deberías hablarme así, soy tu madre.

—¿Madre? —tire una última camisa al bolso y me volteé a mirarla—. ¿Madre? —repetí aún más molesta—. No has estado aquí en años, ni siquiera sé porque has venido ahora.

—¡Te vas a casar! Tu padre tiene que entregarte en la iglesia y...

—¡No! Esa ni siquiera debería ser una razón...

—¿Qué quieres que te diga entonces? —se cruzó de brazos.

De pronto, miles de pensamientos comenzaron a explotar en mi cabeza. Molestos pensamientos sobre todo lo que ellos se habían perdido.

—¡No estuvieron en mi graduación, ni cuando necesité ayuda en mis tareas. No estuvieron aquí cuando conseguí mi primer empleo, ni cuando pasé hambre. No estaban aquí cuando todos en el instituto pasaban de mí, ni cuando me hirieron. No estaban conmigo ayudándome a calmar las pesadillas. Nunca han estado aquí cuando los necesité!

—Cariño...

—No me digas cariño. ¿Sabes? Pasé por un montón de cosas que nunca supe como afrontar porque no había nadie para aconsejarme.

—Sé lo que sientes pero...

—No estuviste aquí cuando me rompieron el corazón. Realmente te necesitaba. Hice un montón de estupideces, he tomado miles de malas decisiones y en ninguna has estado aquí para guiarme. Pensé que eso hacían los padre...

—Sucrette... —dio un paso hacia mí pero yo me alejé un poco, estaba alterada.

—Todos estos años he estado culpándome a mí misma por no ser suficiente para ustedes...ni para nadie. Creo que necesito una explicación o algo..

—Lamento tanto que te sientas así...

—¿Por qué no pudieron llevarme con ustedes? ¿Por qué no podían quedarse aquí conmigo?

En mi mente había imaginado este momento miles de veces. Siempre quise enfrentar a mamá, preguntarle el porqué. Imaginaba muchas cosas, imaginaba increíbles razones por las cuales hicieron lo que hicieron, me había puesto en muchos escenarios, llegué a pensar que quizás alguno de mis padres tenía una extraña enfermedad que solo podía ser tratada en el extranjero y no querían hacerme preocupar por eso, imaginé tantas cosas. Porque, en mi mente, tenía que haber una gran razón detrás de todo esto para ellos se hayan perdido gran parte de mi adolescencia.

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora