Dos meses después.
Miro mi reflejo en el espejo, encontrándome con una chica que no se parece en nada a la que yo solía ser, porque en algún punto de toda esta historia me perdí a mi misma y aún no he podido encontrarme.
—Te ves preciosa —dice mamá sonando emocionada. Sí, es tan extraño tener a mamá aquí. Pero cuando mis padres se enteraron de la noticia quisieron viajar y estar conmigo, traté de oponerme a la idea pero al final ellos ganaron.
—No estoy muy segura —respondo mirándome de pies a cabeza en el espejo.
Todavía no creo que este haciendo esto. Un parte de mí sigue diciéndome que no es demasiado tarde, que aún puedo encontrarme a mí misma y a quien realmente amo, pero lo terrible del miedo es que te paraliza, y te impide intentarlo. Tengo miedo, estoy aterrada.
—Siguen quedando muchos vestidos, Sucrette —dice Laeti, quien esta a mi lado.
—A mí tampoco me gusta, para nada, vamos a buscar otra cosa —habla Rosalya, la cual esta a mi otro lado.
Debería sentirme feliz ¿No? De eso se trata todo esto. Sin embargo la sonrisa que he estado pintando en mi cara durante el último mes es falsa, como todo lo demás en mi vida.
—¿De qué color serán los vestidos de las damas de honor? —pregunta mamá.
—Rojo —le respondo casi instantáneamente. Rojo porque me recuerda a él, aunque eso prefiero guardármelo para mí.
—Eso es un poco...
Dejo de poner atención a lo que están hablando y me concentro otra vez en mi reflejo. El espejo me muestra a una chica que parece segura de todo lo que esta haciendo, probándose decenas de vestidos de novia porque el gran día está cerca.
—A Viktor le encantaría esté vestido.
—Le tiene que gustar a ella, no a Viktor.
Viktor. Sonrió al escuchar su nombre. Viktor me ha ensañado a ser buena, gentil, a perdonar y me ha ayudado a cerrar heridas. Él es bueno. No me atrevería a herir su corazón. Me iba a casar y a tener una buena vida con él. Lo adoro, es todo lo que una vez soñé tener. Pero hay una verdad tan fuerte que me golpeó hace unos meses, verdad que he estado tratando de ocultar a todos y, incluso a mi misma.
Tomo el vestido que me esta mostrando mamá para ir de nuevo a los probadores. Antes de salir y mostrárselo a las demás, me quedo parada frente al espejo del probador, sola.
—Vamos, Sucrette —me digo a mi misma y pinto otra sonrisa en mi cara—. No es tan malo.
Y no lo es ¿Qué mejor que hacer una vida junto a un chico como Viktor? Seguramente nada. Pero no dejo de pensar en Castiel y en todas las cosas que le dije aquella última vez. Y me estoy odiando por eso, he tratado de huir, lo juro. Pero nuestro pasado me sigue persiguiendo, la sombra de lo que fuimos y de lo que nunca seremos.
Pero tomé decisiones, no sé si fueron las adecuadas, y ellas me trajeron hasta aquí. Cada decisión tiene su consecuencia, siempre se lo repetí a Castiel, ahora tendré que vivir mis consecuencias.
Amor ¿Qué es el amor? Suena como algo tan efímero y frágil. Las definiciones que te da un diccionario no alcanzan para describir o darte una idea de lo que realmente es. Generalmente le llamamos "amor" a cualquier cosa, a una simple emoción pasajera que sabemos encontrará su final en algún momento determinado.
"El amor es paciente, el amor es bueno"
Amor. Pienso en Viktor ¿Acaso esto no es amor? Estoy dispuesta a morir a mí misma, a mis propios deseos para hacerle feliz, para no herirlo.
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Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]
FanfictionEsta historia contiene personajes, diálogos y situación del juego "Corazón de melón" por lo que podría contener spoilers.