Le pedí a Viktor que me dejara en la entrada de la ciudad, él accedió sin hacer mayores preguntas y me dio un beso de despedida ya que tendría que salir de la ciudad por unos días. Desde aquí la casa de Lysandro no me quedaba lejos, podía llegar fácilmente caminando hasta allí aunque ya no estaba tan segura de querer ir.
Me saqué los zapatos, eran de tacón y me estaban matando los pies, miré la hora en el móvil dándome cuanta que iban a ser las tres de la mañana, quizás no eran horas para aparecer en la casa de Lysandro, sin embargo, le había insistido a Castiel, no podía no llegar. Comencé a caminar a paso lento, pensando en todo lo que había pasado hace unas horas atrás.
Viktor, Viktor, Viktor...negué con la cabeza sonriendo, no estoy segura el porqué sonreía. Honestamente no estaba feliz, estaba asustada.
Flashback de la cena.
—Viktor...—pronunciaron mis labios débilmente, mire la pequeña caja azul que sostenían sus manos mientras mi mente no dejaba de pensar que esto estaba terriblemente mal—. Esto...Vi-Viktor.—tartamudeé dirigiendo mi mirada a sus ojos, sonreía con la mirada.
—Veo que te ha sorprendido ¿Ha sido demasiado verdad?—extendió la cajita más hacia mí—. ¿El anillo no te ha gustado? —solté una carcajada, más que nada por el nerviosismo.
—Viktor —sonreí y me incline hacia delante en la mesa para tomar sus manos, me quedé un momento en silencio buscando las palabras adecuadas—. No hay nada malo con el anillo. Pe-pero...Viktor, me halaga mucho que quieras compartir el resto de tu vida conmigo —decir esas palabras sonaba tan extraño.
—¿Pero? —pregunto él moviendo la cabeza.
—Pero... —decidí ser sincera con él—. Me da miedo ¿Sí? N-no estoy lista para dar un paso tan grande —apretó un poco mis manos en forma amistosa y me dio una sonrisa.
—Lo entiendo, cariño. Pero no necesitas responderme hoy, ni mañana, ni el mes que viene. Sabes que siempre esperaría por ti...
Miré su rostro detenidamente, cada una de sus expresiones, podía decir que estaba estresado por la manera en que tensaba la mandíbula y arrugaba la frente. Podía notar que estaba haciendo un gran esfuerzo por mantener aquella sonrisa en su rostro.
Una parte de mí quería decirle que sí ¿Qué podría salir mal con Viktor? pero al mismo tiempo había otra parte de mí que no me dejaba dar aquel paso, que me daba mil excusas y razones para no hacerlo. Una razón en particular. Sacudí los pensamientos rápidamente y volví a concentrarme en él.
—Necesito tiempo. Mucho, mucho tiempo para pensarlo, antes de darte una respuesta...
—Todo el tiempo que quieras.
Fin flashback
Me encontraba frente a la puerta de la casa de Lysandro, a través de las ventanas podía ver que la luz aún estaba encendida. Tomé una gran bocanada de aire para darme fuerza y di dos golpes seguidos en la puerta, Lysandro abrió casi inmediatamente sin darme tiempo siquiera para pensar en que iba a decir.
—Sucrette, creí que ya no vendrías.
—Tenía unos asuntos que resolver antes ¿Castiel sigue aquí?
—Está en el sofá, puedes pasar —Se hizo a un lado dejando la entrada libre.
—¿Está bien que esté aquí a estas horas? Podría molestar a tus padres.
—No te preocupes, ellos ya están durmiendo y la casa es lo suficientemente grande como para que siquiera escuchen lo que pasa aquí. Yo estaré en mi cuarto para darles más privacidad pero estaré atento, ya sabes...Castiel podría...—asentí.
Cuando entré Lysandro se fue rápidamente a su cuarto y pude ver a Castiel sentado en el sillón de brazos cruzados, al verme arqueó una ceja.
—Hasta que llegas ¿Y esas pintas? ¿Andabas de fiesta? —arqueó una ceja mientras yo me sentaba a su lado.
—Algo así...
—Pues no quiero saber, mejor ve al grano. No puedo creer que siga aquí a está hora.
—Ca-castiel... —resoplé un poco sintiendo el estomago revuelto. ¿Por qué Lysandro no se quedaba aquí? Rosalya debió acompañarme, no podía hacer esto sola.
Me acomodé en sofá mirando hacia el techo, pasando las manos por mi rostro, de pronto me estaba sintiendo totalmente descompuesta y solo quería llorar.
—¿Su? —Sentí su mano en mi hombro, aquel acto solo me quebró más.
—Lo siento, lo siento tanto. —repetí varias veces en susurros casi incomprensibles.
—Me estás asustando —dijo él riendo un poco.
¿Qué me estaba pasando? Estaba asustada de lo que pasaría, de que no me creyera, estaba incluso asustada de romperle el corazón. Si no lo amaba, si ya no sentía nada por él ¿Por qué esto estaba doliendo tanto? Vacilante, llevé mis manos hasta mi bolso y saqué el mp3 con unos audífonos.
—No es que esté sacando siempre el pasado a colación, es solo que tenemos asuntos que nunca fueron cerrados.
—Así que se trata de eso... ¿Qué vas a hacer esta vez? —podía ver que su lado arrogante estaba apunto de salir así que lo haría antes de que eso pasara, no estaba de ánimo para sopórtalo.
—Cállate y ten —Le extendí las cosas, la grabación estaba puesta—. Antes de que la escuches...al principio estaba haciendo esto por venganza pero ahora me doy cuenta que lo hago por ti.
Arqueó sus cejas y sin decir nada se puso los audífonos dándole play a la grabación, yo me acurruqué en un extremo del sillón no queriendo ver su reacción, de vez en cuando podía escuchar gritos que provenían de los audífonos. Y...mientras estaba allí, acurrucada y rezando para que las cosas salieran bien, me di cuenta de muchas cosas, de tantas cosas. Cosas que tengo miedo de admitirme a mí misma.
Apreté mi manos formando un puño en cada uno, mi cuerpo se sentía tan rígido que comenzó a temblar, como cuando tienes fiebre y te dan tercianas, como cuando la emociones están por todos lados.
Pasaron cerca de veinte minutos, yo seguía hecha bolita en el extremo del sillón mirando a Castiel de reojo de vez en cuando. Cuando noté que se sacó los audífonos de un tirón pegué un salto. ¿Estaba molesto conmigo? No quería ser la primera en decir algo así que guardé silencio mientras él tensaba la mandíbula y apretaba el mp3 con fuerza, estaba segura que lo rompería.
Castiel se quedó allí, mirando hacia algún punto fijo, agachó la cabeza y sin mirarme habló.
—Lo siento, Sucrette, por herirte —dijo con voz ronca y mi corazón se hizo pesado en mi pecho.
No me atrevo a decir nada, estoy tan ida que todo parece un sueño, estuve tanto tiempo esperando una disculpa de Castiel que ahora que por fin la escucho me doy cuenta que no era lo que realmente estaba esperando. Me siento vacía y volteó todo mi rostro, mirándolo fijamente.
Él también lo hace, sus ojos me atraviesan por completo, su mirada me destruye, porque puedo ver de nuevo a aquel chico del que me enamoré. Las lágrimas se acumulan en mis ojos hasta nublar mi vista y ya no lo soporto, lo dejo salir todo y dejo que las lágrimas caigan precipitadas sobre mis mejillas. Los brazos de Castiel me envuelven rápidamente y lo odio, me odio, nos odio, porque estoy recordando cada noche que pase sin él, cuando el insomnio me atrapaba y me quedaba leyendo nuestros viejos mensajes, recordando cada día en el instituto donde todo mundo me señalaba por haber sido la chica mala, porque aquella vez que él no estuvo para defenderme. Se me hace un nudo en el estomago y me aparto de él.
—Tengo que irme —le digo rápidamente caminando hacia la puerta.
—Sucrette...
No. No quiero oír mi nombre mucho menos de sus labios. Quiero huir. Sé lo que quiere hacer, quiere disculparse pero a estas alturas no sé si una disculpa sea suficiente. A estas alturas solo hay un lugar seguro al que puedo ir.
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Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]
FanfictionEsta historia contiene personajes, diálogos y situación del juego "Corazón de melón" por lo que podría contener spoilers.