Capitulo 12

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Al cortar la llamada con mi madre sostuve el celular en mis manos apretándolo fuertemente. La sangre me hervía y apretaba mis dientes fuertemente tensando mi mandíbula. La mirada de Viktor estaba sobre mí, mirándome curioso, en busca de alguna respuesta pero me mantuve en silencio. No quería hablar de esto con él, con nadie. 

Traté de sacar la voz de mi madre de mi cabeza y concentrarme en Viktor, pero no tenía nada que decir, me encontraba completamente en blanco. 

―¿Deberíamos volver, no? ―dijo él después de un rato, entrelazando sus dedos con los míos. 

Asentí levemente mirando con una pequeña sonrisa nuestras manos unidas. Era Viktor, y se sentía bien, parecía corrector estar aquí con él. Y luego venía la imagen de Castiel una vez más, y las palabras sin sentidos que salían de sus labios, bloqueé su imagen y me mantuve mirando a Viktor. 

Algo había pasado, una chispa en mi cabeza hizo explosión y algunas piezas comenzaron a encajar. Tenía de dejarlo ir, al rencor, a la tristeza pero ¿Cómo se hacia eso? Tenía justo frente a mi a la mejor persona que he conocido en mi vida, al chico perfecto, por un segundo pensé en perderle y la idea me aterró, he perdido todo, no soportaría que él, el único que se ha mantenido junto a mi durante todos estos años, me diera la espalda también. 

Nos levantamos de la banca y comenzamos a caminar hacia donde el concierto se llevaba a cabo. Tenía que enfrentarlo, cerrar aquél capitulo en mi vida, tal vez lo que hacia falta era hablar con Castiel, preguntarle lo que en ese entonces no me atreví preguntar. 

Me sentía decidida pero con miedo, demasiado ansiosa. 

Cuando llegamos al lugar la chillona voz de Debrah anunciaba a través de los parlantes que el concierto llegaba a su fin mientras se escuchan gritos y silbidos por todo el lugar. Iugh. Nos quedamos en el fondo del lugar, tomados de la mano, esperando a que todo acabara. 

―¡¿Pero donde se ha metido?! ―venía acercándose una voz que yo reconocía bastante bien―. Está niña...Oh Sucrette, aquí estás ―salió Rosalya entre la multitud y me agarró del brazo provocando que me soltara de la mano de Viktor. 

―¿Y ahora que? ―pregunté sonriendo un poco.

―¿Iras la fiesta, no? ―dijo ella rodando los ojos.

Después del concierto los chicos harían una pequeña reunión y estábamos invitados. Debo reconocer que la idea de estar en un mismo espacio con Debrah no me parecía muy emocionante pero pensándolo mejor quizás seria una buena oportunidad para hablar con Castiel; tal vez una ultima vez. 

―Pues sí...―dije algo dudosa aún y miré a Viktor.

―!Oh! no te preocupes por él, Lysandro le hará compañía ¿Verdad? Míralos, parecen llevarse muy bien, no pasa nada, vamos ―me arrastró del brazo y caminamos por todo el campus, miré hacia atrás para asegurarme que Viktor estaba bien pero venía con Lysandro caminando justo detrás de nosotras. 

―¿Por qué haces esto? ―le susurré a Rosa cuando nos encontrábamos un poco más alejadas de los chicos. 

―¿Hacer qué? 

―Es como si me empujaras a ir hacia él...Castiel. 

Alcé mi mirada al cielo, las estrellas estaban por todos lados, era una noche cálida, y mi corazón latía ansioso. 

―No sé trata de eso, verás...solo creo que seria buena idea ―se encogió de hombros y seguimos caminando en silencio. 

Después de un rato llegamos a un salón, habían unas cuantas decenas de personas pero apenas pase por el umbral de la puerta Castiel fue al primero que vi. Sostenía un vaso en su mano y pareció percatarse de mi presencia en el mismo momento que entre. 

Nos quedamos paradas en el centro del salón hasta que los chicos nos alcanzaron. 

―Te ves un poco perturbada...―dijo Viktor, lucia tenso y podía notar como miraba a Castiel de reojo.

Viktor sabia parte de la historia ,de mi pequeña historia con Castiel pero nunca le dije sobre las noches que pase en vela esperando alguna llamada de él. Viktor no sabia sobre las lagrimas y sobre la amarga desesperación. Viktor no sabia que aún guardaba nuestras fotos en mi celular, porque era incapaz de apretar "Eliminar" 

Él no sabia que la huella de Castiel aún seguía aquí.  

Y no necesita enterarse.

―Es algo raro ―sonreí falsamente tratando de lucir despreocupada―. Ya sabes, estar aquí con ellos, y Debrah...

―Entonces me quedaré a tu lado y no dejaré que ninguno de esos idiotas se te acerque. 

―De hecho... ―me acerqué a él apoyando mi mano en su hombro―. Creo que seria buena idea hablar con él, algunos asuntos quedaron pendientes y necesito cerrarlos... ―bajé mi mirada.

―Ya veo ―apretó sus labios pero finalmente dio una pequeña sonrisa que me calmó―. Estaré por aquí cerca si me necesitas.

―Gracias ―apreté su hombro suavemente.

Miréire a Rosalya y luego otra vez a Viktor antes de separarme de ellos y caminar hacia Castiel que estaba apoyado en una pared mirando hacia los lados. Al verme frente a él alzó sus cejar y le dio un sorbo a su vaso.

―¡Hola! ―exclamé pareciendo más emocionada de lo que quería parecer. 

―¿Hola?

Maldición, seguía con su susceptible estado de animo. 

―Buen concierto ―dije tratando de sonar más neutra, más fría. No sabía como llevar una conversación con...este Castiel.

―Gracias ―respondió luciendo serio aún, me quedé en silencio pensando en que decir, en como sacar el tema, miré un punto fijo detrás de él contando como los segundos pasaban, como el silencio se hacia más grande y notando la incomodidad metiéndose entre nosotros. 

Antes de que pudiera decir algo más una sonrisa se dibujo en su rostro y con su mano libre revolvió mi cabello para luego volver a darle un sorbo a su vaso. 

Lo miré un poco más y todo volvía a mi, los recuerdos, las lagrimas, el amor que un día sentí por él. Mordí mi labio porque todo estaba pasando por mi mente.

―¿Y tu vida? Ya sabes...¿Cómo estás? 

Castiel me miraba pero no a los ojos y tardaba en responder, parecía hundido en sus pensamientos también. 

―Normal.

Esto no estaba yendo a ningún lado, tenía que ser clara y concisa si quería lograr algo con él así que lo mejor era ir directo al grano. 

―Hay algo...que he querido preguntarte desde, desde que pasó todo lo que pasó...

Mi voz temblaba un poco pero mis palabras habían llamado su atención, sus ojos ahora estaban fijos en los míos. 

Solté una risa nerviosa, arrepintiéndome de todo, queriendo salir corriendo de ahí, pero ya era demasiado tarde. 

―Yo...Castiel ―su nombre en mis labios tenía un sabor agridulce―. ¿Por qué...¿Por qué no fui suficiente para ti? 

La pregunta pareció trastornarlo un poco, dejó el vaso sobre una mesa cercana y se acercó a mí, mirándome, y quemaba, y dolía. 

―Sucrette...No...

―¡Castiel! ―la voz de Debrah retumbo en mis oídos―. Aquí estas, gat...Castiel ―Castiel la miraba con el ceño fruncido. 

―¿Qué quieres ahora? 

―Te necesito...―hizo un gesto con la cabeza apuntando hacia una puerta, luego me miro―. Oh tu... ¿Cómo era tu nombre? ¿Crette? 

No dije nada, apreté mis puños a mis costados, esperando que Castiel hiciera algo. Pero él no hacia nada, miraba desde Debrah a mi ¿Pensando en quien elegir? bufé ante mi pensamiento. Sabía que había pequeñas lagrimas en mis ojos.

―Olvídalo ―me di media vuelta pero la firme mano de Castiel atrapó mi muñeca sin poder moverme.





No actualizaba hace un montón, lo lamento por eso. Muchos problemas, falta de inspiración, fallas de internet, etc. Pero seguro que ahora publicare más seguidos. Gracias por leer <3

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora