Capítulo 38

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Era tan malditamente dificil solo ignorar el sentimiento que él provocaba en mí; quería hacerlo, de verdad, era lo correcto y lo mejor para todos, pero no podía, había algo atandome a él.

—Castiel, por favor… —no terminé la frase porque al abrir los ojos me encontré con su mirada, tan intensa, destruyendo cada hilo de cordura que quedaba en mí.

—¿Qué haces? —preguntó y parecía estar conteniendo el aliento. Sus manos que hasta el momento mantuvo a sus costados ahora se posaban con suavidad en mi cintura.

Aquel acto hizo que todo mi cuerpo se relajara. Era real, Castiel estaba aquí, conmigo, a pesar de toda la mierda que habiamos atravesado. Era sus manos sobre mí, nuestras respiraciones chocando, tan juntos que podiamos respirar el aliento del otro.

No soportaba mirarlo a los ojos por un segundo más, me quería hacer volver atrás, buscar alguna formula magica para que todos estos ultimos meses jamas pasaran; y volver al comienzo, a aquel primero día que lo vi, al primer beso, a cuando lo teniamos todo porque nos teniamos el uno al otro. En aquel tiempo jamas habria pensado que llegariamos a esto.

Aparté mi mirada de sus ojos y pegué mi cuerpo contra el suyo envolviendo mis brazos en él, abrazandolo, aferrandome y escondiendo mi rostro en su pecho, por un momento pareció estar conmocionado pero luego respondió al abrazo, envolviendo sus brazos por mi espalda ya atrayendome más hacia él.

Y era como si pudiera vivir allí en sus brazos, como si fuese lo unico que necesitara para darle sentido a todo. Y solo quería disfrutar del momento, de él conmigo, quería fingir que todo estaba bien, que nada había pasado y que ambos eramos lo que siempre soñé.

—¿Qué pasa Sucrette? —murmuró sin soltarme.

—¿Por qué tendría que pasar algo? —digo en respuesta, sin querer apartarme de él.

—¿En serio quieres que te responda eso?

—¿No puedes solo…? ¿Callarte? —respondo medio sonriendo, pero sintiendo como mi corazón se encogía.

—¿Algo va mal, no? —sentí su mano acariciar mi cabello y fue todo lo que necesite para saber que iba a caer de nuevo en esto, en él.

Éste era el chico del cual yo me había enamorado, al cual yo extrañaba.

—Es mamá… —dije con voz un poco quebrada.

Despues de todo, era Castiel, podía contarle a él y necesitaba sacar de mí todos estos incomodos sentimientos que no hacian más que hundirme. Y aquí en sus brazos parecía un lugar seguro para hablar, así que se lo conté todo.

El silenció nos envolvió cuando terminé de hablar y sentí como se apartaba de mí para mirarme a la cara.

—Eso apesta. Pero…

Parecía estar buscando las palabras mientras yo solo lo miraba mordiendo el interior de mis mejillas. Puse un dedo sobre sus labios para evitar que hablara, no necesitaba palabras de consuelo, porque no era algo que iba a mejor con solo palabras. Ahora mismo solo quería estar con él, disfrutar este momento…porque puede que mañana lo vuelva a perder.

—No hablemos de eso, solo quiero olvidarlo por ahora…

Estaba esperando alguna respuesta graciosa de su parte pero en vez de eso solo me tomó de la mano arrastrandome al salón. Un poco confundida, solo lo seguí. Nos detuvimos en medio de la sala, pero no soltó mi mano.

—Deberías comer algo, no luces muy bien —sonreí un poco con su comentario pero asentí, la verdad es que tenía hambre.

A pesar de los años Castiel seguía siendo…Castiel, por lo cual no me sorprendio abrir su nevera y encontrarme con montones de pizza y comida chatarra. Pero por mi estaba bien, me agradaba que siguiera siendo el mismo en aquellos pequeños aspectos. Me apoyé en un mueble de cocina mientras lo miraba preparar todo; sacar la pizza, prender el horno, poner la mesa, cosas tan simples que lograban trasportarme a mejores tiempo.

Nos sentamos ambos a la mesa y miré el reloj en la pared, el cual indicaba que eran las tres de la mañana, queria congelar este momento y guardarlo como una fotografia en mi mente, por siempre.

La conversación continuó fluida pero casual, hablando de cosas que realmente no nos importaban solo para pretender que podiamos fingir ser algo parecido a “Amigos”

—Y aquella chica ¿Tu novia? —pregunté en un tono bajo mirando mi pedazo de pizza, recordando las anteriores palabras de Castiel, diciendo que era feliz con ella y que no iba a dejar que yo lo arruinara…

—¿Qué pasa con ella? —le dio una mordida a su trozo de pizza.

—Nada, nada…—negué con la cabeza—. Solo es un poco extraño ¿No le molesta que me quede yo aquí?

—No, ella sabe lo que somos.

¿Y que eramos? Me sorprendia un poco su manera de responder.

—¿Y que somos? –pregunté sonriendo para ocultar mi incomodidad.

—¿Importa? —replicó haciando un ademan con la cabeza.

—No realmente —respondí en un susurro pues me estaba mirando.

—Ajá.

Vamos ¿De qué me había perdido ahora? Su animo era tan inestable y cambiante, era irritable, siempre lo fue; pero debia admitir que amaba aquella parte de él. Seguimos comiendo en silencio hasta que dijo que quería mostrarme algo, dejamos la mesa y me senté en el suelo del salón, sobre la alfombra y abrazando un cojín mientras esperaba que él volviera.

—Cuando me mudé encontré estas cosas…tal vez las quieras…

Me entregó una caja y se sentó conmigo junto al suelo, la abrí sin saber que esperar ¿Por qué querría yo una caja? Sin embargo, cuando vi lo que había adentro no supe que responderle.

Eran fotos, eran cartas y recuerdos, canciones, eran momentos que compartimos juntos.

—¿Aún guardas esto? —pregunté tomando varias fotos que estaban en la parte de arriba.

—No me parecía bien botarlas… —se encogió de hombros.

Las pase una por una, mirando nuestros rostros y todos aquellos momentos venian como flasbacks a mi mente. No podía apartar la mirada de las fotografias, no podía siquiera moverme, no estaba solo viendo los recuerdos sino que en mi mente podia ver también todo lo que estabamos perdiendo.

¿Qué nos impedia volver a eso? ¿Qué me lo impedia? Quería volver a Castiel, alcanzarlo una vez más, meterme entre las grietas de nuestra relación y recostruir todo, arreglarlo, recuperar todo. Necesitaba hacerlo…

Viktor…

—Viktor…

—¿Qué?

—Viktor…—alcé la mirada sintiendo las lagrimas otra vez y lo miré sosteniendo todas aquellas fotografias en mis manos—. Viktor es genial, me ama y tiene planes, es el partido perfecto, es gentil, amable y perfecto…—Castiel apretaba los dientes luciendo palido—. Pero no eres tú…no es…esto —moví las fotos— Con él jamas podré tener lo que tuve contigo…y yo quiero lo que tuve contigo.

Las palabras parecian flechas saliendo de mi boca, tan rapidas que ni siquieras las podia detener, ni siqueira podia pensar antes de abrir la boca, era como una llave que estaba revosando, derramandose. Inundando todo el lugar.

Y ya era demasiado tarde para arrepentirse.

**

¡Hola! Sé que he tardado un montón en actualziar pero cosas de la vida. Me ha costado mucho escirbir este capítulo así que lamento si no estaá tan bien, es solo que no quería no actualizar por tanto tiempo. Muchas gracias por todos sus comentarios, me gusta mucho leerlos <3

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora