Capítulo 46 {Final}

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Le conté todo lo que había pasado a Castiel una vez que llegamos a su apartamento. Una pelicula sonaba de fondo en el televisor mientras yo estaba sentada descalza en su sofá sosteniendo una taza de café. Me sentía cansada a pesar de toda la situación, una extraña paz me envolvía y estar aquí con él se sentía como estar en casa, estar donde realmente pertenecía.

Castiel escuchó en silencio todo lo que tenía para decir, me contuvó cada vez que mi voz se quebraba y se disculpó una vez más por todo.

Yo también me disculpé.

Estaba sentado a mi lado, descalzo también, apoyando los pies en su mesa de centro y mirando al televisor. Llevaba una camisa negra que dejaba ver la palida piel de sus brazos; su cabello, el cual le llegaba unos cuantos centimetros por debajo de mentón, estaba amarrado en un moño. Desde donde estaba podía ver claramente cada una de sus facciones, la línea de su mentón y sus mrcados pomulos. No había pasado realmente demasiado tiempo desde que dejó el instituto pero era fácil notar que ya no era el niño que solía ser en aquella época.

―¿Qué tanto miras? ―dijó de repente volteando su rostro hacia mí con una pequeña sonrisa.

Me tomó por sorpresa, di un pequeño salto derramando el café caliente sobre mi mano, me incliné dejando la taza sobre la mesa e hice una mueca secandome la mano en mi propia camisa.

―¿Estás bien? ―volvió a hablar, estirando su cuello para mirarme más de cerca.

Asentí en respuesta y me acomodé moviendome más al medio del sofá para estar más cerca de él. Castiel hizo lo mismo. Pasó una mano por sobre mi hombro y me abrazó atrayendome aún más cerca de él. Acomodé mi cabeza en su pecho pensando que realmente esto se sentía como estar en el cielo.

―¿No te parece un poco extraño? ―pregunté mirando a la televisón sin ponerle verdadera atención―. Cuando te vi aparecer en la parte de atrás de la cafeterían en la que trabajaba en la universidad…jamás pensé que podriamos estar así otra vez.

―Siempre estuve esperando por esto. Incluso cuando ni siquiera tenía noticias de ti, seguía pensando en nosotros.

Me reí un poco por su comentario, levantando la cabeza para verlo de más cerca.

―¿Qué? ―preguntó sonriendo.

―Castiel siendo cursi. Sigue siendo extraño ver aquella faceta tuya.

―Oh… ―echó su cabeza hacia atrás riendo un poco y con sus manos refrego su rostro negando con la cabeza―. No te acostumbres. El chico rudo sigue aquí.

―Como sea ―me encoguí de hombros sin poder borrar la sonrisa de mi rostro―. Para mí sigues siendo el mismo de cualquier forma.

Un segundo despues sus labios estaban sobre los míos, seguí su beso acariciando su mejilla con mi mano. Realmente lo adoraba.

Era extraño para mí todo esto, fuimos novios en algun momento pero volver a eso otra vez se sentía simplemente extraño; sin embargo, jamas era incomodo entre nosotros. Estaba segura que podría acostumbrarme rapidamente otra vez a sus besos y a pasar mi tiempo con él.

Nos separmos del beso mirándonos y apoyé mi frente con la de él. El medio estaba volviendo a mí una vez más.

―¿Y ahora que haremos? ―pregunté en un susurro y el guardó silencio durante varios segundos.

―¿Ir de pueblo en pueblo tocando en bares hasta que tengamos el suficiente dinero para comprar una bonita casa en algún suburbio? ―repondió en un tono gracisoso. Dibuje una sonrisa en mi rostro que se borró casi de inmediato.

Corazón de melón: La sombra del pasado [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora