Capítulo 17.

1.8K 85 5
                                    

so i just try to keep up with the red orange yellow flicker beat sparking up my heart

-¿Diga? -insiste cuando no le respondo. -¿Quién esta ahí?

—Hola, idiota —digo al fin, recordando cómo me echó antes, literalmente. —¿Te acuerdas de mí? —pregunto, fingiendo una voz inocente mientras que por dentro ardo de la rabia.

—¿Sandra? —pregunta dudoso, después de unos segundos de silencio.

—Sí, soy Sandra —afirmo. —¿Te acuerdas aún de mí? ¿O ya no me recuerdas después de haberme dado una patada en el culo para quedarte con MI madre? —recalco, apretando los puños, observándola a ella hablar y hablar sin parar.

—No puedes estar hablando en serio —se ríe, pero se detiene y vuelve a ponerse serio cuando entiende que no estoy bromeando. —¿Sigues molesta?

—¿Tú qué crees, guapo? —sonrío forzadamente, a pesar de que no me ve. —Podrías haber dicho que querías que me quedara o algo, podrías...

—No quería que te quedaras —me corta.

—¡Eres un maldito...!

—Venga, adiós, princesa —me interrumpe de nuevo, esta vez cortando la llamada al final.

Me quedo con el teléfono en la mano, boquiabierta. Respiro hondo para no tirarlo por el balcón.

Vuelvo a llamarlo, pero el muy idiota no me lo coge.

Mando un mensaje de texto tradicional, creo que por primera vez en mi vida.

«Si no me contestas a la siguiente llamada, te prometo que mañana me tendrás en la puerta de tu casa, o esta noche si me sobra tiempo».

Intento llamarlo de nuevo, y sonrío satisfecha cuando no me cuelga y contesta al tercer tono.

—¿Qué es lo que quiere la Señorita Amenazas? ¿Qué mierda se le ofrece?

—Háblame bien, ese lenguaje guárdatelo para tus amigos -le replico, exasperada por su actitud. —Ni se te ocurra volver a ignorarme, ¿entiendes?

—¿O qué? ¿Vas a lloriquear como hiciste esta tarde? Crece un poco, princesa, y deja de ser tan pesada —habla, y puedo distinguir de fondo el sonido de los anuncios en la televisión.

—Vaya, creo que te estás pasando conmigo. No te recomiendo seguir —le advierto, agitando mis pies en el aire, haciéndome raspones que no noto.

—¿O qué? ¡¿O qué?! —pregunta burlón, soltando una carcajada después.

—¡Te odio! —le grito sin poder aguantar más, atrayendo la atención de mi hermano por unos segundos, hasta que mi madre coge bruscamente su barbilla para que la mire.

—¿Me odias? Qué penita me da... —vuelve a reírse-, voy a llorar.

—No te burles de mí —le ordeno, con las venas a punto de estallar.

—Eres patética, princesa. ¿Por qué no dejas de incordiarme? Tengo asuntos que atender —suelta, haciéndose el interesante.

—Asuntos como... ¿ver los anuncios? —me burlo, esta vez, yo.

—Hasta eso es más interesante que hablar contigo, princesa —contraataca, y apuesto a que estará sonriendo burlón desde el otro lado.

Con que esas tenemos... Este va a ver quién soy yo. Me levanto despacio, con los muslos picándome. Pienso en cómo hacerle más daño, más daño que el me provoca a mí su rechazo... No utilizo los cinco sentidos, sólo busco herirlo, a pesar de que me enfadé mil y una veces con Eric por hacer lo mismo.

¡Quítate las gafas! (NCAMH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora