Capítulo 20.

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Me despierto sobresaltada al ver el sol brillando en el cielo claro y escuchar los aspersores regar fuera.

Miro la hora en el teléfono y jadeo. 10:57. ¡Me me he saltado ya como tres clases! Me levanto y doy un par de vueltas por el suelo abarrotado de ropa, sintiendo punzadas en la cabeza y confundiéndome totalmente.

Me detengo y vuelvo a caer en la cama al recordar que hoy es sábado. Me froto las sienes y suspiro pero me levanto a la ducha enseguida.

Me lavo solo el cuerpo para darme un baño largo después del entrenamiento. Tiro el pantalón largo y los tirantes al cesto, extrañada por haber usado ese pijama en este calor. Me cubro con la toalla y salgo.

Me agacho para coger el bote de crema, sintiendo una punzada en la ingle. Los splits de ayer fueron demasiado explosivos.

Abro la toalla para secarme mejor antes de hidratarme la piel, pero tiro la crema y me aprieto la toalla de nuevo contra el pecho soltando un grito al ver a West de pie, sin camisa y con la boca abierta, mirándome desde un rincón de MI habitación.

—¡¿Qué haces?! —grito alarmada, con mi rostro encendido, tan sólo pensando en que la toalla se me puede caer en cualquier momento. —¡West, fuera! —grito, cerrando los ojos avergonzada.

—Y-Yo… No he visto nada, lo juro. Me he dormido… y… y…

—Las explicaciones luego, por favor. No me siento cómoda ahora mismo —digo, apartando mi mirada de la suya, apretando la toalla un poco más.

Él agacha la cabeza y sale al pasillo, cerrando la puerta detrás de sí. Suspiro, voy a buscar su blanca camisa tirada sobre la mesa de mi rincón de la lectura y saco mi brazo fuera, sintiendo levemente sus dedos rozar los míos cuando coge la prenda de mi mano.

Vale. Ahora empiezo a recordar que ayer tuvimos una cita que en teoría tuvo que ser romántica, que me olvidé de Seth y que lo llamé para pedir disculpas —creo—, y que el vino fue mucho para mí. Oh, y que besé a West.

A parte de eso, nada más. Es normal que esté preocupada, pues mi vestido no aparece y me he despertado con West en la habitación. Mucha gente piensa que la virginidad está sobrevalorada, pero si la he perdido, ¡me gustaría al menos saber cómo!

Corro a la cama, pero no hay ninguna mancha con sangre, sólo los restos del maquillaje que no me quité al venir a casa. Dios, eso tampoco muestra nada. Una vez sangré en gimnasia y puede que por ello no haya nada en las sábanas. O puede que no hayamos usado la cama…

J-O-D-E-R. No quiero ir y preguntarle a West. No me atrevo ni a mirarlo a la cara.

Resoplando, me coloco un maillot y un vestido sencillo por encima. Agarro unas sandalias cualquiera y me encuentro con una nota.

«Hemos tomado prestadas algunas cositas de tu armario. Al final hemos decidido ir al Cleveland y tomar algo. No queremos interrumpirte en tu pesca ^^ así que llama cuando leas esto.»

Arrugo el papel y lo tiro en el suelo del vestíbulo, dejando el armario puesto patas arriba.

Me termino de arreglar antes de salir a enfrentar a West, y cuando lo hago, lo encuentro sentado en el suelo, jugando con sus dedos. Se levanta al instante, mirándome alarmado.

—No es lo que parece —dice torpemente, sujetando mis manos entre las suyas. 

—¿Qué es lo que parece? —pregunto, negando con la cabeza. —¿Qué pasó anoche? ¿Qué… hicimos ahí dentro? —insisto, confundida.

¡Quítate las gafas! (NCAMH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora