Capítulo 19.

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+40 votos para que suba el siguiente capítulo. El anterior tiene un poco más de 30… así que ánimo (:

—Eh, ¿pasa algo? —pregunta mi acompañante, confundido y ajustándose la preciosa cortaba granate con una mano.

—No es nada —aseguro, forzando una sonrisa.

Miro su perfecto atuendo. Un pulcro y planchado traje oscuro, y su cabello ligeramente húmedo, desprendiéndome un olor a limpio agradable. No puedo dejar de lado a West.

La he fastidiado con Seth, y sé que a él las disculpas le entran por un oído y le salen por otro, pero ir a buscarlo ahora sólo empeoraría esto que está empezando con West.

«Prometo darte explicaciones pronto. Discúlpame, Seth. No lo he hecho a propósito. Te quiero.»

Reviso el mensaje que he escrito y me sorprendo ante ese "te quiero". Lo borro antes de enviar el mensaje de texto, riendo ligeramente, sonrojándome violentamente. Sólo es la costumbre de hablar con las demás personas a las que realmente aprecio. Yo no quiero a Seth.

No espero su respuesta, que nunca llega.

Guardo el teléfono, asegurándome que disfrutaré de la velada y que pospondré el tema de Seth para otro momento. Esta noche me soltaré el pelo, no me la va a estropear nadie.

Miro a West y sonrío ante su concentración.

—¿Qué tal va tu madre con el embarazo? —pregunto curiosa.

—Oh, va bien. Todo correcto —dice automáticamente—. No se decide por los nombres.

—Ay, yo llamaría a uno de ellos Elijah —sonrío, y él hace lo mismo—. Elijah se llamará mi primer hijo. Quiero muchos niños —confieso con voz soñadora.

—Elijah Rynzwyck… me gusta cómo suena —dice pensativo.

—¿Se lo comentarás a tu madre? —pregunto, ilusionada por haberle elegido yo el nombre a un niño.

—¿Por qué debería? Se pondrá muy pesada. Se lo comentaremos cuando estés a punto de tener a nuestro pequeño —dice, haciéndome jadear y reír como una tonta.

—West —me quejo, entre risas—, eres muy malo. Pensé que hablamos de tu hermanito —le digo sonrojada, viendo cómo él hace lo mismo bajo las luces de la carretera.

—Está bien. El pequeño tío y el sobrino tendrán el mismo nombre si así lo deseas —sigue bromeando, haciéndome negar con la cabeza, pero sonrío ante la idea.

—¿No vas un poquito rápido? —pregunto, alzando una ceja.

—Sólo construyo nuestro futuro, mi señora —le muestro la punta de mi lengua, sintiéndome bien por la familiaridad del ambiente—. Bueno, bueno. ¿Y qué hay de tu madre? ¿No ha pensado en tener más chiquitines a parte de vosotros?

—Oh, no. Kate Eagle se traumatizó aquel 11 de diciembre y no quiere volver a repetir la experiencia —le digo.

—¿Y a ti? ¿No te gustarían más hermanitos? —pregunta interesado.

—No, a esta edad ya no. Me hubiese gustado tenerlos cuando era más pequeña, pero ahora estoy bien sólo con Eric —le comento, jugueteando con mi silenciado teléfono.

—Oh, bueno. A mí aún me hace ilusión ver cómo serán aquellos pequeñines. He crecido acostumbrado a mi familia, no me imagino vivir sin alguno de esos revoltosos —dice feliz, con los ojos brillando al pensar en ellos, ablandando mi corazón.

¡Quítate las gafas! (NCAMH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora