Capítulo 25.

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-Eric no es gay -aseguro, incómoda ante las risas de los demás.

-Jonathan -ríe Emily, abrazándose a la cintura de mi ex-amor-platónico-, deja a la chica.

-Te voy a demostrar que Eric es gay -insiste Jace, cruzándose de brazos y mirando detrás de mi hombro.

Me giro yo también, frunciendo el ceño al ver a un furioso Eric tirando de la muñeca de Alice y prácticamente arrastrándola entre las curiosas miradas que almacenan información para difundirla después en forma de chismes y cotilleos. Ella, para mi sorpresa, camina de una forma muy elegante sobre los altos tacones de aguja, a pesar de ir a paso ligero.

No es nada fea. Morena con ojos azules y alta, una versión de mi hermano en femenino, lo que se supondría que tendría que ser yo, su melliza. Ella parece esperar a que el público formado por parejas adolescentes consumidoras de grandes marcas desde Dior hasta Rolex comience a abuchearla. Me daría pena si no estuviese robándome a MI hermano.

-Voy a joder vivo a ese viejo pervertido -gruñe entre dientes al llegar hacia nosotros, rodeando con posesividad la cintura de su chica.

Nadie realmente le presta atención a sus constantes amenazas al director y a los de seguridad. Los que no le dan un repaso a la cara nueva vestida sencillamente con un strapless dorado, están ocupados aguantando la anterior risa con la que se carcajearon en mi cara mientras observan de reojo a un sonriente Jace. Éste último lo deja a sus aires, hasta que el grupo queda completamente en silencio. Entonces, Jace camina lentamente, sosteniéndole la mirada a un ahora confundido Eric. En un abrir y cerrar de ojos, Jace se lanza a por los labios de mi hermano y le da un sonoro beso. La multitud corea y aplaude alegre, y mi mandíbula cae al suelo, seguida de la de Jace porque Eric le propina un puñetazo en la boca.

Emily ríe y baja a toquetear suavemente a un divertido Jace. Niego con la cabeza ante la inmadurez del grupo entero. No vale la pena perder la noche con ellos un año más, así que me doy la vuelta y los dejo con sus juegos amorosos.

-Sandra -llama Jace en un grito-, ¡Sandra, vuelve! ¡Tu hermano es maricón!

Arrugo la nariz ante las risas de Jace mientras es golpeado por Eric. Será imbécil... Algún día dejará ese estúpido juego, algún día.

Ensancho mi sonrisa cuando me encuentro a Jared, sintiendo los movimientos mientras baila alocadamente, haciendo de menos a todas las parejas que lo rodean y desfigurando la vista de la elegante sala de fiestas de la escuela, cubierta con una alfombra roja, mesas a los flancos del lugar separadas de la pista de baile, una barra privada para quien quiera elegirse sus propias bebidas, los elegantes y brillantes tronos de los futuros Reyes del Baile y la mesa del guapísimo y talentoso DJ que recibe números de teléfono de la mitad de la población femenina y ánimos y aplausos por parte de la masculina.

Jared me lanza un beso y se apega a mí, sujetando mi cintura para que lo siga con sus fluidos movimientos mientras un remix de I took a pill in Ibiza llena el alegre lugar. Con cuidado para no torcerme ningún tobillo, bailo sonriente junto a él, recibiendo piropos suyos a medida que me suelto más cerca de él. Estando ya en ello, termino la canción junto a él, cantando cada vez más fuerte para compensar el hecho de que no puedo seguir su agitado ritmo.

-¡Vamos, rubia! -me anima, gritando en mi oído-, ¡sé que puedes más, dame más! -pide, haciéndome sonrojar y reír.

-¡Te aseguro que estoy al máximo! -le explico, palmeando su fuerte hombro.

-¡Venga ya, -bufa-, te he visto en Halloween, y no estás dándolo todo, Eagle!

-Ahora no voy disfrazada de Harley Quinn, Jared -le explico, mostrándole mis altísimos tacones-. Además, debo levantar el vestido si no quiero romperme un hueso delante de todos.

¡Quítate las gafas! (NCAMH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora