Capítulo 5 ©.

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→Si veis algo extraño en el capítulo, avisádmelo por un comentario, por favor.

Me despierto maldiciendo por haberme puesto vestido para dormir. Me he despertado una y otra vez por la noche porque lo sentía fuera de lugar, y estaba tan cansada que lo único que hacía era bajarlo sin ganas.

Lo bajo para tapar mi tanga y me levanto estirándome en la gran cama. Siento que me duele todo el cuerpo, como no hubiese entrenado por días y hubiese hecho demasiadas pruebas físicas y todas seguidas después.

Dejo el móvil a un lado y me levanto al baño. Después de la rutina de las mañanas, siento que tengo aún tiempo para hacerme un buen peinado. Mejor llegar tarde que fea, de todos modos.

Me lo aliso y lo dejo caer hacia el lado izquierdo. Me hago una trenza desde la raíz algo alejada del nacimiento del cabello, luciendo como una diadema de pelo dorado. El maquillaje lo dejo suave, para variar.

Salgo y dudo en si ir al cuarto de Eric o no. Después de mirar un buen rato su puerta, bajo las escaleras para desayunar. Necesitamos algo de tiempo separados, le vendrá bien reflexionar, y a mí más aún. Aunque me frustre y me ponga de un humor horrible, sé que esto no es una discusión cualquiera. Eric y yo no discutimos.

Melissa me sirve el desayuno en silencio. Mi estómago ruge y siento mi boca hacerse agua por dentro.

-¿Y el otro chico? -pregunto y mi voz suena demasiado seca.

-No trabaja por las mañanas, señorita -responde con voz rasposa, como si estuviese cansada de mí.

No digo nada más y de mala gana tomo la leche y los cereales. Me permito un par de gofres con zumo de naranja después, pensando que me esforzaré y trabajaré más en el entrenamiento de la tarde para compensar.

Me lavo los dientes y me enjuago la boca, sintiéndome fresca y notando el buen olor de la fresa suave. Estar limpia y arreglada me hace sentirme ligera, y muy bien.

Ni siquiera se me ocurre esperar a Eric para que me lleve, no dudo en recoger mi mochila y subir a mi propio coche, estresándome un poco más al cruzarme con tantos vehículos con matrícula de California.

Llego con el tiempo justo, arreglarme el pelo me ha llevado un poco más de lo que me pensaba

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Llego con el tiempo justo, arreglarme el pelo me ha llevado un poco más de lo que me pensaba. La primera hora es para inglés, y todas mis amigas están en el aula. Lo agradezco, porque no quiero sentirme sola y necesito algo de ánimo, ni la temperatura del día ni las imponentes estructuras del edificio antiguo que presume de alumnos con mejores calificaciones finales en el período senior me ayudan a sonreír, pero la castaña de mi amiga sí.

-¿Pero qué cara me traes, bebé? -pregunta haciendo un puchero y con sus ojos azules reluciendo.
Me lanzo sobre ella para abrazarla, con su característico olor a vainilla filrándose por mi olfato -Eh, ¿qué pasa? -pregunta devolviéndome el abrazo.

-Sky, siento que me pesa todo -me quejo incómoda, y ella me da palmaditas en la espalda.

Nos separamos y me doy cuenta de que se ha cambiado las gafas. Son igual de hipsters que las anteriores, pero en color fucsia. Siempre ha sido la más vintage de nosotras, y le frustra bastante tener que llevar el grisáceo uniforme. Le sonrío y aparto un rizo que cae sobre su frente, notando que los años le están haciendo verse cada día más bonita. Salir con Calum le hace parecer más madura, además.

¡Quítate las gafas! (NCAMH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora