5.

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—Bien, alumnos, ¿cómo van con el proyecto? —el maestro caminó entre los bancos como era de costumbre— ¿cómo vas? —se dirigió a mí esta vez.

Era para mañana.
Le eché una mirada rápida a Jesus y se notó nervioso. No llevábamos nada.

—Bien, de hecho muy bien —sonreí nerviosa, asintió y se regresó para su escritorio.

Tuvimos tres días para hacerlo. Pero en esos días yo no hablaba ni con Jesus ni con Daniel, al igual que Ann, decidimos dejar de tener contacto con ellos.

Al parecer, a Daniel, le había molestado nuestra decisión y Jesus mostraba como si no le importara.

—Prof, encargó tarea —María, la más aplicada del salón, acomodo sus lentes de contacto.

Mire a Ann asesinándola con la mirada. Gracias a ella no puede hacer mi poema porque ella quería salir de compras

—¡Oh, sí! ¿Quién pasa al frente para leer su poema? —el maestro preguntó entusiasmado y se dirigió al fondo del salón.

Marta levantó la mano y el maestro asintió dándole permiso.

Y así pasó sucesivamente. Hasta llegar mi turno.

—Sara, eres la penúltima y luego Daniel, adelante —maldije entre dientes y tomé una libreta, simulando que lo tenía escrito en ella.

Mire la hoja en blanco, joder.

—¿Qué tema elegiste y por qué? Recuerda que el tema podría ser libre. —el maestro pregunto totalmente interesado en mí.

—Um... —miré la hoja en blanco.

—¿Lo hiciste, Sara? —el docente me miró de manera seria.

—S-sí. Yo elegí el tema de sentimientos... Pero me basé más en el desamor —vi que Jesús le dio una mirada rápida a Daniel, y luego Daniel me miró a mi totalmente serio. Vaya, captó mi indirecta.

—¿Por qué?

—Supongo que todos han pasado por ello.

—Pues adelante... Léelo para la clase —el maestro sonrío tratando de calmar mis nervios, pero era imposible.

Inventé un poema en ese mismo instante tratando de usar todo lo que sentía, tampoco les voy a mentir, agarré varias líneas de otros poemas a los cuales les había echado un vistazo en internet cuando mis compañeros leían sus poemas en frente de la clase, rogaba a Dios y al universo para que el maestro no se diera cuenta.

Cuando terminé toda la clase aplaudió, y Laura, la novia de Daniel, solo me miraba irritada.

—Me encanta, vaya que tienes talento en esto ¡muy bien hecho! —el maestro me felicitó y me senté en mi lugar, deje la libreta vacía en mi banco y suspiré. Vaya momento de adrenalina.

Lo que dije ni siquiera era un poema, pero con que al maestro le gustara estaba más que perfecto.

—Daniel, tu turno.

—Bien, también quiero leer pero del amor, pues porque todos algunas vez se enamoraron —Daniel clavó su mirada en mí y me removí en mi lugar nerviosa.

—Tiéntame, acaríciame, lléname cada instante de ti,
Haz que cada noche sea un sueño y cada despertar una sonrisa, lléname de ti, y llévame a tu amor. —acabó y todos le miraron sorprendidos.

—¿Se lo estás dedicando a alguien o...? —Brandon se burló de él.

Dani me echó una mirada y al parecer todo el salón lo había notado.

—¿Eso se puede considerar un poema? Fue corto sí, pero en fin, te aplaudo porque es tu primera tarea de diez tareas que he encargado en lo que lleva al semestre. —el maestro mencionó y Daniel no dijo nada, solo se sentó en su pupitre.

Le miré de reojo y él hizo lo mismo.
¿Me lo había dedicado?
No es por ser mala, pero ojalá que el maestro descubra que lo había sacado de internet.

El timbre sonó, dando a entender que la clase había terminado.

—¡Oh por dios! ¿Cuando hiciste ese poema, Sara? Me encanta —Ann me abrazó y reí.

—Lo inventé mientras estaba enfrente —respondí sonriendo y saqué un paquete de galletas.

—Si que cuando estás nerviosa comes mucho —Ann se burló de mí.

—Cállate, rubia de bote —contesté con la boca llena de galleta.

—Hey tú. ¿Ex de Dani? —Laura me miró de mala manera.

—N...

—Pues quiero que sepas que yo estoy saliendo con él.

—Ah, tú...

—Sí, yo. —afirmó con superioridad.

—No estoy interesada en él, y de verdad que cuando vas y hablas con las supuestas ex de tu novio para que no se les acerquen, solo puedo ver tu inseguridad salir por todo tu cuerpo. —me encogí de hombros.

Entrecerró los ojos, dio media vuelta y se fue enojada o más bien, furiosa.

—¿De dónde saco que eras ex novia de Daniel? —Ann comenzó a reír y después me uní a ella.

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¿Cómo olvidar a los Oviedo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora