12.

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—Ve a tu casa, yo me quedaré aquí esta noche —le ordené y me miró incrédulo.

—¡No puedo hacer eso, joder! —bufó enojado.

—¡¿Y se puede saber por qué no?! —grité alterada.

Esto era el colmo.

—Porque mis padres murieron hace unas semanas y no quiero estar en la casa porque todo ahí me recuerda a ellos, ¡¿ya?!

Me mordí el labio con pena.
Ahora recordaba, las primeras semanas que estuve arreglando mis cosas para mudarme, la mayoría de los días faltaba a la escuela, y yo estaba casi segura que faltaba porque estaba tan enojado conmigo que no quería verme, pero claro, debo aprender que no todo gira alrededor de mí; también recuerdo que normalmente faltaban a las fiestas, incluyendo a Jesús.

—Yo... Yo no sabia eso, perdón —le miré con tristeza, ni siquiera me puedo imaginar un día sin mis padres.

—¿Por qué mejor no te vas tú y mañana nos arreglamos? Son las 00:00. —preguntó borde e ignorando mi comentario anterior.

—Porque... Porque —ni siquiera tenía una buena excusa como la de él— Me prometí ser responsable e independiente, y quiero este departamento.

—Ya, seguro, lo haces para joderme. —rodó los ojos.

Le miré completamente ofendida.

—No lo hago por eso.

—¿Entonces por qué? ¿Solo quieres estar a mi lado? Y como ahora tienes la situación perfecta, tienes que aprovecharla.

Por una parte temía que dijera eso, desde que llegó traté de ocultar esos pensamientos de mí, lo quería aquí conmigo, después de todo lo que me hizo, pero por otra parte, lo quería a mil kilómetros de mí.

—Te odio —murmuré.

—Venga ya, haremos este trato, hay dos habitaciones, tú en una y yo en la otra.

—Ja ¿y desde cuando? —me burlé de él.

—En sí, el departamento es de los dos, nos quedaremos aquí juntos, te guste o no, hasta que se resuelvan las cosas. Y si no, venga, que la puerta está muy grande. —susurró lo último y me dio una mirada rápida, para tomar su cazadora e irse a encerrar a su cuarto.

Tomé mi celular enojada, y llamé a mis padres.

—Mamá, ¿puedo ir a la casa esta noche? Creo que ha sucedido un problema con mi departamento.

—¿Qué? Es que no se escucha —la voz de mi madre sonaba tan lejos.

—¿En dónde estás?

—¡Estamos en un aeropuerto!—esta vez habló mi papá— ¡Hemos reservado un viaje a Murcia y lo hemos planeado todo desde que te dimos la noticia de tu departamento!

—¿Y no pensaban contármelo? —les pregunté indignada.

—Sí, como tú has comprado tu departamento, nosotros hemos querido disfrutar Murcia, y si todos felices ¿no crees? —se les escuchaba sumamente felices.

—¡¿Sin mi?!

Vaya, y yo que no me imaginaba una vida sin ellos.

—Ya eres grande, hija, pero sabes que por cualquier cosa nos puedes llamar, oh, y tenemos que colgar, te amamos. ¡y es muy tarde para que estés despierta a estas horas!

La llamada se cortó y aventé mi teléfono. Me quede sentada en el sofá y al minuto corrí por mi celular para asegurarme que no le había pasado nada.

(...)

Me desperté adolorida de la espalda, miré a mi alrededor y según mi teoría, me había quedado dormida en el sofá. Me gustaba eso de que cuando era enana, me quedaba dormida en el sofá y me teletransportaba a mi cama, con el tiempo, me di cuenta que eran mis papás quienes me llevaban a mi habitación, y todo lo mágico terminó.

Daniel salió de su habitación sin camisa, y con solo unos shorts deportivos color negro. Dejó unas hojas frente a mí y se fue a la cocina.

—¿Qué es esto?

—Léelo.

Reglas del departamento.

1. No debes tomar mi comida que está en la nevera.

2. No puedes traer chicos a la casa, tampoco chicas.

3. El baño será tuyo hasta las 21 hrs, de ahí en adelante será mío, así que procura bañarte antes de las nueve.

4. Prohibido entrar a la habitación del otro.

—¿Me estás jodiendo? —le miré de mala manera.

—No, son las cosas que se deben seguir y punto.

—¡Es mi departamento también!

—¿Y crees que me importa?

—Agh, mejor para mí, así no tengo que hablarte en todo el día y espero tampoco toparme contigo cada dos por tres. —tomé mi chaqueta y abrí la puerta principal.

—¿Adónde vas?

—A con David, él es mejor persona que tú. —le miré enfadada.

—¿Ah, sí? —comenzó a enojarse— ¡Pues tal vez deberías de irte a vivir con él!

—¡Sí, gracias, ya lo he hablado con él! —mentí.

Me miró con asombro y cabreado a la vez.

—No debes confiar en personas como él.

—Nunca debí confiarle mis sentimientos a personas como tú —susurré lo último con esperanza de que no lo oyera y salí dando un portazo de ahí.

Y apenas va comenzando mi día...

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Hellooo, como saben que me gusta darle giros inesperados a mis historias pues bueno 💁🏻💁🏻

Y lo de Murcia lo he puesto por la bitch de DanisuStories bc me acordé de sus novelas jajaja bue

¿Cómo olvidar a los Oviedo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora