24.

1.4K 156 76
                                    

—¡Al fin! —Ann murmuró dramáticamente cuando el timbre sonó indicando la salida de los alumnos.

—Que exagerada —me burlé de ella.

—¿Irán a la fiesta de Lily? —Salma sonrió animada.

—No lo sé —hice una mueca— ¿Quién hace su fiesta en jueves?

—Lily —Ann y Salma contestaron con obviedad y reí.

—Apenas y hemos cruzado miradas —fruncí el ceño.

—Ya, pero nos invitó.

—Pues no sé —me encogí de hombros.

—Venga, pasaré por ustedes a las 20 horas, nos vemos, allá está mi hermano —Salma se despidió señalando el coche en donde estaba David y hice una mueca.

—Tú vas porque vas, eh —Fitz me señaló con su dedo índice amenazándome.

—No tengo ganas de fiesta, sinceramente.

—¿A ti te pasa algo? —me miró y entrecerró los ojos.

—No, qué va. —traté de sonreírle para despreocuparla.

—Pues no te creo pero vale. —finalizó con el tema.

—Sí.

—Sara... Es que te tengo que contar algo, y es muy serio —suspiró preocupándome.

—¿Qué? Pero dime de qué trata por Dios. —la miré.

—Es sobre Jesus —puso ambas manos en su cara.

—¿Jesus?

—Sí, Jesus Oviedo, ¿de quién más?

—¡Pues dime!

—Sara, joder, que me he liado con él —se rascó la cabeza nerviosa.

—¡¿Qué?! —grité viéndola y me tapó la boca con la mano.

—No grites —me ordenó y quítalo su mano susurrando.—Quiero que me ayudes.

—¿A qué? —sonreí, estaba feliz por ella.

—Tendré una cita con él y quiero que me ayudes a ver qué me pongo. Mi cita es el sábado, así que ve preparando todo —beso mi mejilla y se despidió seguidamente.

(...)

Finalmente me puse los tacones y me miré al espejo, iba guapa pero mis ganas de ir a esa fiesta estaban por los suelos.

—¿Y para qué la quieres? —escuché hablar a Daniel y fruncí el ceño, ¿con quién estaba hablando?

—Vengo por ella, chico tupé. —escuché la voz de David.

—Pasa que ella no está aquí.

—¿En serio? —David le contestó sarcástico.

¿Qué estaba haciendo aquí? Me eché perfume rápidamente y salí de mi habitación.

—Um, ¿hola?

—He venido por ti —David sonrió— Salma se quedó arreglándose y he pasado por ti y después por ella.

—¿Y a dónde van? —Daniel curioseó.

—A una fiesta —le contesté— ¿Tú no vas?

—No —negó con la cabeza y se dejó caer en el sofá.

¿Cómo olvidar a los Oviedo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora