19.

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Montse entró al baño y al vernos nos miró extrañada y enojada a la vez.

—¿No interrumpo, verdad? —preguntó con una risa falsa colmado toda mi paciencia.

—De hecho, sí, interrumpes, Mons —Daniel contestó antes que yo, y me crucé de brazos porque yo quería contestarle. Y además, ¡¿desde cuando le decía Mons?!

—Dinos una cosa Daniel, ya que estamos aquí las dos, dime quien besa mejor, ¿Sara o yo? —sonrió guiñándole un ojo.

—Sara. —contestó sin problema alguno dejándome atónita,

¿Qué?

—Venga ya, no lo tienes que decir solo porque sientes pena por ella, ¿sabes? Si sus papás la abandonaron aquí, y si su abuelo se murió, fue por algo.

—¿Qué estás tratando de decir? —me acerqué bruscamente hacia ella.

—¡Eh! No —Daniel me tomó del brazo haciéndome para atrás para que ya no hubiera más peleas.

—Que si tus papás te dejaron abandonada al igual que tu abuelo, fue porque eres un maldito estorbo, —chilló completamente enojada.

—¡Suéltame Daniel! —grité al ver que no podía soltarme de su agarre, obviamente por su fuerza.

—No, la vas a golpear. —habló con firmeza mientras Montse veía divertida la situación.

¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Cómo pudo ser tan falsa?

—¡Te he dicho que me sueltes! ¡Joder! —me desesperé.

Quería arrancarle los cabellos, pero no quería rebajarme a su nivel. Era un dilema muy grande.

—Sara

—¡Quiero irme! ¡No la voy a golpear! —bufé enojada y al último accedió a soltarme con lentitud.

Salma entró y me miró sin entender, claro, el ambiente estaba muy tenso.

—Chicos, sus gritos se escuchan hasta afuera —murmuró con pena— Y han llamado al director.

—¿Estás de broma, no? —pregunté enojada, lo que me faltaba.

—No, —se mordió el labio, le di una última mirada a Montse y a Daniel.

—Salgamos —le rogué con la mirada y asintió.

Salimos del baño y nos escabullimos entre todos los alumnos que querían saber sobre el "asunto" que estaba pasando en el baño.

—¿Cuál es tu plan? —murmuré, ella siempre tiene un plan.

—Irnos. —le miré sin entender.

Llegamos al portón principal y ahí estaba el guardia.

—Te lo dije —susurré chasqueando la lengua y sonrío despreocupada.

—Es mi gran amigo —sonrió satisfecha.

—Recuérdame porque dejamos de hablar —le murmuré y ella sonrió con gran orgullo.

¿Cómo olvidar a los Oviedo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora