6.

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Toqué el timbre, y ninguno de los gemelos me abrió. Lo toqué nuevamente y por fin abrió Eva.

—¡Sara! ¡Hola! —sonrío amable y le devolví la sonrisa.

—Hola, ¿se encuentra Jesús? —pregunté con timidez.

—No —frunció el ceño— Ha salido con unos amigos de él, ¿necesitabas algo?

—Oh, sí, lo olvidé, me dijo que saldría con sus amigos —mentí poniendo la palma de mi mano en la cabeza. —No nada, muchas gracias.

(...)

Llegué a mi casa y me encerré en mi habitación. Revisé nuevamente el mensaje de Jesus.

En mi casa. A las 12:30. Si no vas harás el trabajo sola. —Jesús O.

Había llegado justo a la hora.

Decidí marcarle a Jesús.

—Hey, ¿y el trabajo? No estabas en tu casa —hablé de mala manera solo por dejarme plantada.

—Ya tengo el trabajo listo, ya no es necesario que me hables, así como lo hiciste en estos últimos días. —contestó borde y colgó la llamada.

Buah, que humor tiene.

Tomé algunas monedas y billetes y salí directo a casa de Montse, ya que no sabía nada de ella.

Toqué el timbre y su mamá me abrió.

—¿Está Montse? —le sonreí.

—Claro, pasa. —me abrazó— Hace tiempo no te veía —mostró sus blancos dientes— ¡Montse! ¡Te buscan!

Miriam, la mamá de Montse se dirigió a la cocina para según ella, preparar algunos bocadillos.

Al cabo de unos minutos estaba bajando las escaleras riendo con Dani atrás. Su labial estaba algo corrido, y Daniel tenía una marca de su beso en la mandíbula.

—Eh... S-Sara... ¿Q-qué haces aquí? Um... —tartamudeó y con nerviosismo acomodó su cabello.

Falsa amiga.

—Venía a visitarte, hace mucho no nos veíamos pero veo que estás ocupada. —me cruce de brazos esperando una explicación y al parecer, no tenía una. La miré por última vez y salí de aquella casa.

Estaba decepcionada de ambos y no entendí el porqué, ni siquiera debí estar enamorada de él, maldigo la hora en la que Daniel se enteró que me gustaba. Además, ¡¿quién es su sano juicio se acostaba con el que le gusta a su mejor amiga?!

—Hombre, Sara, puedes unirte a nuestra reunión, podremos hacer un trío, ya sabes —Daniel levantó ambas cejas, dándole doble sentido a sus palabras— Podemos jugar... —hizo una pausa— a la play, como lo estaba haciendo con Montse.

—Estoy bien, gracias. —rodé los ojos sin que me viera y retomé mi camino.

—¿Segura? Que por alguna razón no me convences. —mencionó con tono burlón.

Me sentía humillada. Nunca me había sentido tan humillada como ahora. Negué con la cabeza fingiendo una sonrisa falsa pero no sarcástica ni burlona, solamente una sonrisa para no hablar más.

Abrí la puerta sin decir ninguna palabra, salí sin tratar de azotar la puerta y lo conseguí.

¿Quería darme celos? Bien, no lo iba a conseguir más.

Tomé mi móvil e hice mi última llamada.

—¿Ann? Es hora de empezar el plan que hemos estado haciendo estos últimos días. —suspiré con cierta humillación.

—¿Segura que... —no la deje terminar y mire ambos lados de la calle para poder cruzar.

—Sí, muy segura.

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N/A; Como han podido notar (si es que se acuerdan) he cambiado algunas cosillas de los capítulos y así lo estaré haciendo. Espero que les vaya gustando esta nueva versión pero no con cambios tan drásticos. 💗

¿Cómo olvidar a los Oviedo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora