26.

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—¿Y qué le dirás entonces? —Ann me preguntó totalmente interesada en lo que le decía.

—No lo sé.

—¿Por qué no sales con él, ah? Te ha enseñado que le interesas —Ann trató de convencerme.

—Ya... Pero es que no sé, tengo un lío en la cabeza —murmuré nerviosa.

—Mira, una cita no le hace mal a nadie, Sara —chasqueó la lengua— Y además, ¿por qué no?

—Pues... No sé, ¿y si sale mal? ¿Y para qué quiere una cita si vive conmigo? —bufé rascándome la cabeza algo irritada y desesperada.

—Porque le gustas —Ann contestó obvia.

—Venga ya, y tú eres novia de Jesus, ¿no? —rodeé los ojos y luego la miré seria al ver que solo se relamió los labios nerviosa.

—¿Qué? Te dije que tendría una cita con él mañana. —me miró ofendida y después chasqueó los dedos con cara de asombro, en pocas palabras, su cerebro había trabajado y ahora tenía una idea.

—¿Qué? —le pregunté esperando su idea mientras ellas abría la puerta de su casa.

—¡Doble cita!

—¿Eh?

—Tú con Daniel y yo con Jesus, joder, sí. —entramos a su casa y se dejó caer en el sofá.

—¿Si? ¿Y cómo le dirás a Jesús?

—Pues nada, vamos a tal lugar a comer, da la casualidad que "vamos" al mismo y ahí comemos, fácil —se encogió de hombros.

—Es que estoy nerviosa —me mordí el labio para luego dirigirme a su cocina.

—Agarra y come todo lo que puedas, puerca —alzó la voz para que la escuchara, tampoco necesitaba su permiso.

(...)

—¿La tuya es una cita formal o informal? —Ann preguntó mirando su inmenso closet.

—Ni siquiera le he confirmado —le miré y ella chasqueó la lengua tratando de pensar.

—Algo casual iría bien, a cómo es Dani, pues eso —buscó unos jeans unas playeras y después los dejó sobre una silla. —Mañana nos probaremos todo, ¿sí?

—Vale.

—Es temprano así que podemos ir a ver una peli —sonrió.

—Por mí bien.

—Llamaré a unos amigos —guiñó el ojo sonriente.

Buscó su celular y llamó a Salma, a su hermano, a Calum y por último a Sebas.

Al instante vinieron con comida chatarra, papitas, palomitas de maíz, y refrescos.

—Por fin se nos dio una tarde de películas —David me sonrió y le devolví la sonrisa.

Si no era con Daniel, definitivamente era con David.

¿Cómo olvidar a los Oviedo? {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora