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Llamé a mis padres para contarles sobre el compromiso, también se lo hice saber a mis amigas, que por cierto me llenaban de mensajes de "Sé que eres feliz con Steve, pero te extrañamos" "Ven a visitarnos o llévanos contigo" y cosas de ese tipo. Preparar todo en dos semanas se estaba convirtiendo en todo un reto. En los tiempos libres de rodaje buscaba todo para nuestra boda. Invitaciones, banquete, música, arreglos de mesa, decoración y un sinfín de cosas. Steve se pasaba la mayoría del tiempo conmigo organizando todo. La señora Deisy se ofreció en ayudarme pero Steve se negó rotundamente porque según él, su madre era muy posesiva al tratarse de organizar cosas. Dijo que al final terminaríamos en una boda con un millón de globos de colores como lo hacía en las fiestas de él y su hermano Jeremy cuando eran pequeños.

Faltando una semana, rogué -casi de rodillas- a Garrett que me diera un día libre para poder avanzar con los preparativos de la boda. La lista de invitados aún no estaba lista y eso era lo que más me preocupaba.

-¿Qué haces, amor? -preguntó Steve sentándose a un lado mío.

-La lista de invitados -lo miré y sonreí.

-¿Me dejas verla? -preguntó. Le entregué la lista y la contempló por un segundo-. ¡Wow! Son muchos.

-Sí, y aún faltan más.

-¿Ya viste el salón?

-Sí, es muy grande. Según la encargada caben alrededor de mil personas. ¡Tiene una fuente preciosa en la entrada!

-Quiero verlo, ¿mañana vamos?

-Claro -le di un beso en la mejilla. Me silencié por unos segundos y luego hablé-: Um, Steve.

-¿Qué pasa?

-Deseo casarme por la iglesia -dije y apreté los labios. Steve se quedó callado-. Steve, te estoy hablando.

-No lo sé. ¿En verdad quieres casarte por la iglesia?

-Sí.

-Está bien -dijo indiferente y se levantó.

-Digo, si no quieres no.

-No es eso.

-¿Tienes algún problema con ello? -alcé las cejas.

-No es eso, Jenn, sólo que tengo miedo.

-¿Miedo?

-De separarnos -dijo y quedó en silencio.

-Si crees que no funcionará, ¿para qué nos casamos?

Me levanté del sillón y avancé hacia mi habitación.

-¡Jennifer! -gritó. Me detuve a medio camino.

-¿Qué quieres? -pregunté irritada dando media vuelta para verlo.

-No es que no crea que funcione, claro que funcionará. Solo que me da un poco de miedo, ya sabes...

-Te entiendo.

-Contigo es con quien quiero estar.

Mi repentino cambio de humor se debía al estrés que me dominaba a consecuencia de la boda. Los días pasaban rápido y la tensión aumentaba.

Mi familia y amigas llegaron dos días antes. Se instalaron en nuestro hogar, estaban fascinados con la casa. Tenía tiempo sin verlos y eso me llenó de angustia. Esa tarde, la pasé con mi madre en busca de una de las cosas más importantes para la boda, el vestido. Todo estaba listo menos lo que usaría en ese día tan especial, y temía no encontrarlo después de perder todo el día anterior comiendo frituras en el set. Pasábamos de tienda en tienda, buscando el vestido que deseaba usar. Casi al terminar el día, llegamos a la última boutique que deseaba visitar. Estaba por rendirme. Si no encontraba uno que me agradara, escogería el que mi madre deseará.

Viviendo el Sueño © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora