Viviendo el Sueño ©

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-Date prisa, Rous -dije mientras corría de un lado a otro acomodando uno de mis aretes dorados.

-Estoy listo -contestó Steve-. ¡Wow! Te ves hermosa.

-Gracias, cariño -di un beso a su mejilla-. ¿Nos vamos?

El grandioso evento llegó. Contaba los días para que por fin llegara este momento. The Carnegie Art Awards era muy famoso por el simple hecho de ser uno de los mejores eventos. No había otra razón, simplemente era uno de los más importante. Junto con la invitación, recibí una pequeña carta con una breve redacción donde me indicaba que tenía una nominación para mi primer novela. Grandioso.

Al llegar, salimos de la limosina para poder pisar la alfombra roja. Cámaras, flashes, todo típico de Hollywood. Sonrisas y poses hacia las cámaras, dando autógrafos, mandando besos a los fans y respondiendo entrevistas. Sí, esto era lo que soñaba, esto era Hollywood. Después de pasar un tiempo dando autógrafos y dando breves entrevistas, caminamos para entrar al teatro donde se realizaría la entrega.

Durante determinados momentos me sentía observada. Contantemente giraba alrededor pero no encontraba a nadie, hasta que la vi.

-Oh, no -murmuré.

-¿Qué pasa? -preguntó Steve.

-¿Qué hace ella aquí?

-¿Quién? -miró alrededor-. Mierda, vámonos.

Steve tomó mi mano y apresuró el paso.

-No más fotografías por hoy -habló Steve apartando al fotógrafo.

Sentí como me desequilibré. Una mano me tomó del cabello y lo estiró tan fuerte haciendo que me devolviera y quedara frente a esa persona.

Amanda.

-¡QUÉ TE SUCEDE! -grité. Me zafé de su brazo y llené de valor mi mano para soltarle una cachetada en su mejilla.

-¡Déjala en paz! -gritó Steve.

-¿Qué te pasa, Steve? ¿No educaste a tu mascotita? -preguntó burlona mientras se tocaba la mejilla.

-¡Eres una sínica! -grité.

Steve sujetó mis dos brazos deteniéndome de no hacer algo de lo que me pudiera arrepentir después, aunque sabía que nunca me arrepentiría. No me di cuenta en el momento en el que estábamos llenos de fotógrafos.

Perfecto. Mañana estaremos en todas las portadas de revista.

Gracias Amanda, gracias.

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó Steve a Amanda.

Steve la miró con rabia. La detestaba. Amanda solo contempló la situación y desapareció por no sé dónde. Rous me tomó del brazo y caminamos hacia la entada del teatro.

-¿Estás bien? -me preguntó preocupado.

-Eso creo... Steve, ya no tolero esto.

Mis lágrimas comenzaron a brotar y recorrer sobre mis mejillas haciendo que el maquillaje se escurriera un poco.

-Todo estará bien, lo prometo.

-¿Cómo quieres que esté bien? ¡Ella me quiere muerta! No sé cómo puedes estar tan tranquilo.

-Maldita sea -gruñó-. Iré a buscarla, no tardo.

No esperó para responderle cuando despareció y me dejó sola. Y no pensé detenerlo. Necesitaba que alguien hablara con ella. Necesitaba que alguien le pusiera un alto. No podría estarme escondiendo en cada lugar en donde ambas estuviéramos presentes. No quería quedarme parada sola como idiota en ese lugar, así que me dirigí al baño. Cinco... diez... veinte... treinta... cuarenta minutos habían transcurrido. La entrada del presentador se alcanzaba a escuchar hasta los baños.