Viviendo el Sueño ©

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Luego de que mi madre siguiera regañándome por todo, y más por no comer, Steve y los chicos fueron a comprar al supermercado para ser una cena en grande, por el nacimiento de Stenni. Y todos estaban felices por su llegada. La princesa era la luz en ese momento.

Mis padres, junto con mis hermanos y mi Jessica, se quedaron en la ciudad por una semana completa. Mi madre me obligó a comer verduras para fortalecer mis defensas. La peor semana. Odiaba las verduras. Garrett me llamaba constantemente para preguntarme cómo estaba y que estaba ansioso para que regresara al set. La primera llamada que tuve de él, le comenté a Steve sobre regresar al set en cuanto estuviera en buen estado, él se negó. "Estás débil, tienes que reposar 40 días, así dijo el doctor", dijo. ¿40 días? Eran demasiados, no lo iba a aguantar.

Pasando la semana, mi familia y Jessica se regresaron a México. Mi madre me dio un montonal de consejos sobre el cuidado que tenía que tener con Stenni. El vuelo de mis padres no tardaba en salir, Steve me convenció de quedarme en casa para cuidar a Stenni, puesto que estaba dormida y no queríamos despertarla. Mis padres apoyaron su idea, no querían que despertara a la pequeña. Sobre mí, estaba mejorando. El último desliz que tuve fue hace cuatro días antes al salir del baño, después de ello, nunca volví a resbalarme o caerme.

Entonces como todos se habían ido y Stenni estaba dormida, tomé mi laptop y la encendí. Abrí word y comencé a escribir, una nueva novela o eso. Me concentré por más de una hora en aquello, era mi pasión, hasta que una luz me caló los ojos. Provenía de la ventana. Maldecí por lo debajo y me arrastré para salir fuera de la cama. Cerré la cortina y regresé a la cama. Al momento de levantar la tapa de mi laptop, Steve entró a la habitación.

-Ya llegué, pequeña -dijo. Bajé la tapa de mi laptop y Steve me besó los labios-. ¿Mi princesita sigue dormida?

-Sí -dije sonriendo mientras la contemplaba-. Duerme tan tranquila.

-Es preciosa -dijo. Se subió a la cama y se acostó a un lado de Stenni. Acarició un poco su cabello castaño. Sonreí mientras los miraba.

-¿Segura que es mía? Es tan preciosa que no creo que un hombre tan feo como yo tenga una hija tan hermosa como ella -dijo y soltó una risita. Me acosté a un lado de él y estiré un poco su oreja-. ¡Ouch!

-Eso te pasa por decir tonterías -dije entre risas y besé sus labios.

Al abrir los ojos, que por consecuencia del beso los cerré, me encontré con su radiante mirada. Sonreí bobamente y éste sonrió. Acaricié su rostro y me acerqué nuevamente para juntar nuestros labios. Comencé a besarlo más profundo, probando con tanta dulzura el sabor de sus besos. Me tomó de la cintura y me giró para quedar atrapada debajo de su cuerpo. Se apartó un poco y sonrió frente a mí. No dijo nada, sólo me observó. Me miraba de una forma tan tierna, con ojos de amor, como sí de verdad estuviera enamorado, y sí lo estaba, no tenía duda de ello. Sus ojos brillaban con la luz del sol proveniente de un pedazo que se quedó sin tapar de aquella cortina.

-¿Qué? -pregunté divertida. Me removió unos cabellos rebeldes que estaban en mi rostro haciéndolos hacia atrás.

-Nada -sonrió acariciando mi cabello-. Eres hermosa.

Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y acaricié su cabello. Su cabello seguía igual de rebelde. Estaba tan enamorada de él. Se acercó para besarme pero un lloriqueo pequeño se escuchó a un lado de nosotros.

-Stenni -alargué.

Steve se movió hacia un lado dejándome libre. Tomé a Stenni y comencé a menearla para que dejara de llorar. Mi teléfono pilló. Maldita sea. En el momento perfecto, como siempre. Levanté la vista para buscarlo con la mirada y lo divise arriba del televisor.