Las semanas pasaban y aún encabezábamos las portadas de los periódicos por los rumores de embarazo. Accidentalmente captaron a Steve mirando un puesto de artículos para bebés. Él estaba muy feliz por todo eso, decía que era como si fuera su primer hijo, que sentía la misma felicidad como cuando se dio cuenta que Amanda estaba esperando a Allison.
Llamadas consecutivas recibía de mis amigas: "¿Estás embarazada? Tienes que contármelo todo" "Jennifer, deja de ser una zorra y cuéntanos todo" "¡Esperas a un pequeño Stevecito!" Ese último mensaje me llenó de gracia. Toda la tarde estuve molestando a Steve diciéndole Stevencito, él dijo que no era gracioso y que mataría a Jessica por haberlo dicho.
Recibí varios emails de Heidi preguntándome cómo estaba y que si era cierto el rumor de mi posible embarazo. No solamente emails de ella recibía, hasta mensajes de Ryan llegaban a mi bandeja: "¡Tenemos un bebé en el estudio!" decía entre el mensaje.
Cuando me sentí segura de todo, cuando por fin estaba preparada a todos los comentarios de la gente, cuando me sentí que era el momento indicado, opté por ir al programa de Heidi a revelar la felicidad que nos invadía a mí y a Steve.
Heidi nos recibió felizmente, antes de que empezara el programa seguía insistiéndome en revelarle nuestro pequeño secreto. Gracias a mi abrigo, mi pequeña bolita de cinco meses no se notaba.
-Los veo y no me la creo -dijo Heidi. El programa había comenzado, y ambos éramos la atención de todo-. Felices, casados...
Miré a Steve al notar que me miraba. Sus ojos seguían siendo mi droga.
-Y esperando a un bebé -agregó Heidi.
-A ver, a ver... ¿Quién dijo que eso es verdad? -habló Steve. Heidi se quedó quieta. Comencé a reírme luego de que nadie respondía la pregunta de Steve.
-Sí, es verdad. Estoy embarazada -dije con una sonrisa.
Heidi estalló en gritos y corrió a abrazarme, luego abrazó a Steve. Mi teléfono comenzó a pillar un montón de veces. Supuse que eran mis amigas con mensajes como: "¡Eres una zorra! ¿Por qué no nos contaste?" e insistía en que Jessica me mandaría algo como: "¡Hola a Stevecito!" o una babosada como esa.
-¿Entonces siempre fue cierto? -preguntó asombrada luego de felicitarnos como diez veces.
-Sí, bueno... el rumor tiene como dos meses -respondí.
-¿Entonces tienes dos meses de embarazo?
-No -dije entre risas-. ¿Qué me harías si te digo que llevó cinco meses?
El rostro de Heidi se quedó congelado y volvió a levantarse de su asiento. Se subió arriba de él y gritó: ¡SANTA MIERDA! Era muy típico de ella alborotarse por noticias sobresalientes. Luego de hacer un escándalo masivo, volvió a tomar asiento.
-Tiene que ser una broma, chica.
-No, no lo es -dije con una sonrisa. Me levanté del asiento y me retiré el abrigo. Mi estómago estaba un poco abultado, era muy poco para tener cinco meses pero se notaba la pequeña bolita.
-¡Dios santo! -gritó.
-Sí, fue la misma reacción que tuve cuando me di cuenta.
-¿Saben si será niño o niña? -preguntó.
-No -respondió Steve-. Queremos dejarlo para el día del parto.
-Entonces espero que los próximos cuatro meses avancen rápido -dijo Heidi-. ¿Y qué planes tienen?
-Jennifer tendrá que reposar, reposar y reposar. Es lo único que puede hacer.
-Ay no -dije en voz baja.
El público junto con Heidi comenzó a reírse.
-¿Así que todo será comer y dormir? -preguntó Heidi entre risas.
-Algo así. Prácticamente Steve no quiere que haga nada -reí.
Por ello, las grabaciones del set tuvieron que volver a detenerse. Prácticamente Garrett pegó el grito en el cielo. Aún faltaba más de la mitad de la película y no volvería hasta aliviarme de mi pequeño bebé.
Los constantes mareos por las mañanas, las excesivas ganas de dormir por horas y los cambios repentinos de humor era lo que más me pegaba. Había días que no deseaba tomar ni siquiera agua natural, todo me daba asco; a diferencia de otros que deseaba pasar todo el día comiendo frituras. La mayoría de las veces mandaba a Steve a comprarme chocolates por la madrugada.
Las ansias y el deseo de saber el sexo de mi futuro bebé nos ganó. Y no solamente nosotros deseábamos saber, si no mi familia y la familia de Steve, aparte los chicos, mis amigas y creo que la mayoría de nuestros conocidos.
Estaba aferrada a mi cama, aunque quería moverme no podía debido al dolor de piernas. Steve se había salido de la recámara para tomar una ducha para salir directo al ginecólogo.
-Steve, ¿dónde estás? -dije desde la recámara.
-¡Voy! -gritó. Entró a la recámara y me ayudó a levantarme-. ¿Estás bien?
-Sí, sólo que creo que el chilito que comí me hizo mal -bufé. Steve rodeó los ojos.
-Te dije que no comieras eso -dijo. Tomó mi bolsa de la cama y avanzamos hacia la salida.
Rodeó mi brazo tras su espalda. Sus cuidados se elevaron desde el día que tuve un pequeña caída al subir las escaleras, que eso fue dos días antes. Por suerte era el primer escalón y caí de lado. A Steve casi se le salen los ojos por el susto que se llevó. Desde entonces, no puedo andar sola por la casa.
Era nuestra segunda cita con el ginecólogo puesto que en la primera no podía divisarse bien el sexo del bebe. La mayoría de la gente nos decía que sería un niño, seguía rogándole a Steve que lo llamáramos como él pero no, él se negaba.
El ginecólogo nos atendió al instante en que llegamos. Colocó un poco de crema y puso su aparatito en mi estómago para poder divisarlo en la pequeña pantalla que estaba a un lado. Mi mano, como de costumbre, estaba aferrada a la mano de Steve.
-¿Qué quieres que sea? -me preguntó Steve.
-Niña -contesté. El ginecólogo soltó una pequeña risa, ambos volteamos a mirarlo.
-Siempre lo supe -dijo victorioso.
-¿Pasa algo doctor? -pregunté.
-Felicidades, tendrán una hermosa niña -respondió feliz. Solté un pequeño gritito.
Deseaba levantarme y abrazar a Steve pero por el dolor de mis piernas me era imposible. Una niña... una preciosa y linda niña. Siempre la había deseado. Mis ojos cristalizados comenzaron a estallar en lágrimas de felicidad.
-Margaret -dijo Steve.
-¿Qué? No. Margaret no será.
-En estos momentos da igual el nombre, el saber que será una niña me llena de alegría.
-Ahora tendrás que soportar a las dos mujeres -dije entre risas.
-De ahora en adelante serán dos princesas y una reina.
-¿Nosotras dos y tu madre?
-No. Allison y la pequeña bebé son mis princesas, y mi reina eres tú.
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Viviendo el Sueño ©
Teen Fiction¿Cómo diferenciar la fantasía de la realidad? El sinónimo perfecto de la palabra fantasía sin duda alguna lo gana Jennifer Smitt. Jennifer es una chica llena de sueños y metas que tiene propuestas a futuro. El deseo de realizar uno de sus sueños hac...