De regreso a casa, Steve comenzó a tratarme como si tuviera una enfermedad catastrófica o algo por el estilo. Al aparcar el auto, corrió hasta mi puerta, la abrió y me sostuvo del brazo para ayudarme a caminar.
-Steve, puedo caminar sola.
-No. Tengo que cuidarte bien, estos tres meses que han pasado no te has cuidado en lo absoluto.
-No me cuidé por qué no lo sabía.
-Exacto -dijo y yo bufé.
Fui por mi laptop para poder escribir. La imaginación llegó por arte de magia y necesitaba plasmarlo. Caminé hacia las escaleras pero Steve me detuvo.
-No -dijo.
-¿Qué? Sólo iré por mi laptop.
-Yo iré por ella -dijo y corrió tras las escaleras.
-Creo que desde hoy empezaré a vivir una tortura -dije en voz baja.
Nadie sabía sobre esto y era mejor así. No quería ver mi casa llena de paparazzi o no poder ir a la tienda porque un bebé sería el nuevo punto blanco de la prensa. Mis padres, por obvias razones, deberían de enterarse. Pensé en tomar el teléfono. ¿Cómo les iba a decir que estoy embarazada si me acabo de casar? Peor aún, ¡sabrán que lo concebimos antes de casarnos!
Mi padre matará a Steve.
Caminé hasta el teléfono y marqué el número de la casa de mis padres.
-Contesta, contesta -repetía en voz baja.
-¿Jenni? -preguntó mi madre tras el teléfono.
-¡Hey, hola! -alargué.
-Me sorprende que me llames a esta hora -dijo.
-Sí, um... tengo que contarte algo.
-¿Te pasa algo, hija? -su tono se volvió preocupante.
Y era el momento de la verdad.
Por un lado, estallaría de emoción que su primer nieto llegará pronto. Por otro lado me dirá que era muy pronto porque recién y nos casamos, luego me preguntará cuanto tengo de embarazo, luego de ello mi padre tomará un vuelo a New Jersey con dirección a matar a Steve Rous.
-¿Hija? -preguntó al teléfono al notar que no respondía.
-Solamente te llamé para decirte que hoy me ha ido bien en el set, y fuimos a casa de Garrett a una pequeña fiesta.
-¿Estás segura que sólo es eso, Jennifer? -preguntó mi madre. Maldita sea, las madres todo lo notan-. Te escucho extraña.
-Lo que pasa es que estoy embarazada -dije veloz y sentí un cosquilleo pasar por mi espalda.
-No estoy para bromas, Jennifer.
-Te prometo que no es una broma -dije.
No respondió.
-¿Mamá? -pregunté.
¿Acaso se había desmayado? ¿Por qué no me respondía?
-Bueno, solamente era eso. Tengo que irme -dije y colgué el teléfono. Mi madre era muy dramática cuando recibe sorpresas, y más cuando eran tan drásticas como esa.
Steve llegó unos minutos después con mi laptop. La puso sobre la mesa y yo tomé asiento en uno de los sillones. Él se sentó a un lado mío y me recargué en su hombro.
-Es hermoso saber que esperaras un hijo de mí -dijo.
-Es hermoso saber que esperare un hijo o una hija del hombre de toda mi vida.
-¿Pero en qué momento fue? Sigo pensándolo y no encuentro una respuesta.
-No lo sé, pudo a ver sido cualquier día. Pero si hacemos cuentas, fue dentro de las fechas cuando estuvimos de tour.
-¿Crees que lo concebimos en el autobús?
-Puede ser, según mis cálculos, estábamos en Latinoamérica.
-Tal vez fue la vez que dejamos afuera a todos los chicos cuando salieron a aquel bar ¿Lo recuerdas? -dijo y comenzó a carcajearse. Reí.
-Puede ser -respondí entre risas-. O tal vez cuando nos encerramos en el baño y Jason estaba golpeando la puerta diciendo: Dejen de hacer sus cochinadas, que tengo que mear -dije fingiendo la voz de Jason.
-El momento que haya sido, fue perfecto -me besó la frente.
Al día siguiente, recibí una llamada de mi madre. Su reacción era muy distinta. Comenzó a gritar: Seré abuela, seré abuela. Luego me pasó a mi padre y me dijo que estaba feliz por la noticia. Según ellos, mis hermanos están vueltos locos por el hecho de que serán tíos. Les dije que no comentaran nada a nadie, ni siquiera a mis amigas, luego sabría el momento indicado para contárselo.
Días después, algunas fotografías saliendo del hospital se colaron por internet. Seguía sin entender por qué los paparazzi se esmeraban en estar en cualquier momento a cualquier hora, sé que es su trabajo pero somos personas, necesitábamos nuestra privacidad.
Varios anuncios en los periódicos, en algunas revistas y en programas de televisión colocaban la nota sobre el supuesto segundo rumor de mi embarazo. ¿Cómo rayos se encargaban de investigar todo? Steve y yo optamos por esperarnos un poco para revelar mi estado, esperar unos varios meses estaría bien. Mi estómago seguía plano. El temor de no verlo crecer me carcomía, y un millón de preguntas rondaban por mi cabeza: ¿Por qué no crece mi estómago? ¿Por qué me sigue bajando? ¿Por qué me da por dormir mucho? ¿Por qué sigo con los dolores de cabeza? ¿Por qué Steve no puede traerme chocolate a las cinco de la mañana?
Pasando varias semanas, mi estómago comenzó a aumentar. La pequeña bolita en mi estómago me hacía sonreír en cada despertar. Aun no sabía si se trataba de una niña o un niño pero lo que el cielo quisiera estaría bien para nosotros.
Pasábamos horas pensando nombres para ambos sexos. Yo deseaba con toda mi alma ponerle Steve pero él se negó. Decía que era un nombre feo para un varón. Luego en pensó en decir que Margaret era lindo para una niña pero no me convencía del todo.
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Viviendo el Sueño ©
Fiksi Remaja¿Cómo diferenciar la fantasía de la realidad? El sinónimo perfecto de la palabra fantasía sin duda alguna lo gana Jennifer Smitt. Jennifer es una chica llena de sueños y metas que tiene propuestas a futuro. El deseo de realizar uno de sus sueños hac...