Capítulo 30

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Pensé que como todos los días, el celular con una llamada entrante me despertaría... Pero se ve que estoy acostumbrada que me sentí rara cuando no sonó. Aunque hoy mas que nunca quería que lo haga... No importa, se ve que se le olvidó, a cualquiera le puede pasar.

Me pongo las primeras prendas prendas que encuentro y bajo a desayunar con mi padre. Cuando llego a la sala, lo saludo e inmediatamente me lo devuelve, me siento en la mesa a su lado, apoyando mis brazos en la mesa mientras el me sirve té.

Lo veía en todo momento, observando sus acciones con una sonrisa de oreja a oreja esperando sus palabras, pero la intriga y ansiedad me comían viva hasta que me animo a preguntarle y romper el hielo yo misma.

—¿No hay nada que quieras decirme? —le pregunto sonriendo y justo cuando levantó su taza blanca con intenciones de beber de ella, obligándolo a bajarla de nuevo para comenzar a pensar.

Seguro que estaba esperando a que yo le pregunté, típico de él. Primero se hace el que no sabe por unos segundos, y luego suelta todo lo que tiene.

—No... Nada hija, ¿por qué? —me respondió algo confundido, preguntándome el motivo de mi pregunta.

¿Será que a él también se le olvidó?
Suspiro cerrando leve mis ojos y cambio mi vista a mi taza, viendo mi reflejo en el líquido marrón de ésta

—No... Nada... —comento aflijida por su respuesta que no esperaba. Toda la emoción y felicidad que tenía cayó al suelo en un segundo como si fuera un bloque de una tonelada.

Coloque mi codo izquierdo en la mesa y recargue mi cabeza en mi puño cerrado, mi rostro notaba tristeza y decepción. Tomo la cuchara y comienzo a revolver mi té. Perdí el apetito, pero aun así debo comer.

—¡Ah! ¡Ya lo recordé! —exclama de la nada sorprendiéndome, logrando que la alegría me vuelva al cuerpo, e inmediatamente sonrío. Levantó la vista y lo veo.

Pero para mi buena suerte, él no recordó lo que yo quería que recuerde y mi expresión de decepción vuelve, quitándome las ganas de comer por sí.

No puede ser que cuando más espero algo de alguien, esa persona siemplemente te decepciona. Ley de vida, al parecer.
Busco mi celular entre las sábanas de mi cama y cuando lo encuentro le mando un mensaje a Haewon, Hoseok, y Yoongi para saber si quieren hacer algo, pero casualmente todos están ocupados hoy.

¿Que tanto tienen que hacer un sábado por la tarde? ¿Acaso son súper estrellas que no tienen tiempo libre? Ash.

Exactamente a las seis en punto, mi padre me llama a la puerta de mi habitación para ir al lugar que el recordó: a hacer las compras del mes. Obviamente hice todo de mala gana, pero como siempre, el no lo notó, o se hizo el tonto; y siguió feliz.
¿Será que realmente no le importo o está fingiendo?
Luego me llevó a tomar un café; pero porque el quería, no porque me preguntó mi opinión.

Al rededor de tres horas después, regresamos a la casa y el muy cómodo me hizo muy entrar con todas las bolsas para llevarlas a la cocina, porque tenía un llamado urgente de no sé quién. Pero lo que me pareció raro es que me haya hecho pasar a penumbras. ¿No pudo si quiera prenderme las luces?

Por su culpa me pegué con el mueble del living.

Al llegar a la cocina comienzo a guardar las cosas en su lugar cuando escucho una voz llamándome que reconocería en cualquier lado que hace que mi corazón deje de latir y me deja sin respiración, por lo que accidentalmente tiro una lata de atún que tenía en mis manos.

"¿Estare soñando?" Me pregunto cuando comienzo a seguir la voz, caminando hasta donde me guía el sonido de ésta, siento mis piernas cada vez más pesadas y mis mejillas húmedas como si hubiese bostezado y mis ojos hayan lagrimeado.

¿Me... Enamoré? (Jungkook Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora