—¡Y dile a ___ que venga! —dijo Jin.
—¡Tiene que jugar conmigo! —terminó Hoseok.
Yo asentí y salí en dirección a la escuela. Ayer luego que ____ se fue, los Hyungs se quedaron con las ganas de conocerla mejor -porque no es normal que lleve a un/a amigo/a a la casa, ni siquiera Min-Ho fue alguna vez- y yo también. Todavía no sé mucho de ella. Cuando le pregunté de dónde aprendió a jugar videojuegos su sonrisa desapareció y evadió el tema, quiero saber por qué actuó así, quiero saber más de ella.
Al entrar a la escuela fui directo al salón y me senté con Min-Ho, como siempre. Luego de unos minutos la clase comenzó.
Desde mi punto de vista ella es una persona cerrada, que no se abre a cualquiera, pero, para que ella actúe de esa manera tuvo que haber pasado algo. Quiero ser parte de su vida, lograr que se abra a mi.
Narra ____
Lo que más odio de los martes en la escuela, es educación física. No me malinterpreten; amo educación física, correr, hacer ejercicio es lo que más me anima, lo que más me despierta. Pero, eso implica transpirar, lo que significa que luego de una hora y media de clase nos mandan a las duchas con el frío que hace, porque luego tenemos otras dos clases antes de que termine el día escolar.
Como solo hay tres duchas y somos 15 chicas en mi salón lo hacemos por turno. Sun He y yo siempre somos las últimas en hacerlo, porque nos tomamos nuestro tiempo sin reclamo de ningún tipo. Pero, como ella está de viaje, creo que lo haré sola.
Dejo el bolso con mi ropa y cosas en el banco y entro a ducharme cuando están las dos chicas que recién salieron. Sentir el agua calentita recorrer mi cuerpo, llevándose, a medida que toca mi piel, todo el sudor que generé se siente tan relajante que me hace no querer salir.
Escucho la puerta abrirse cerrarse cuando estoy con los ojos cerrados colocando shampoo en mi cabello; de seguro son las chicas que ya se fueron dejándome completamente sola, yo con el agua. Al momento de enjuagar la segunda vez que me coloqué shampoo, escucho la puerta abrirse y luego de veinte segundos volver a cerrarse.Lo primero que se me vino a la mente es que una de las chicas se haya olvidado algo y ha vuelto a recogerlo, pero ese pensamiento se esfumó como el humo de cigarrillo entre todo el aire cuando salí de la ducha envuelta en el toallón y comencé a buscar mi ropa en mi bolso color carmesí y no aparecía.
Se la llevaron.
Pero, ¿quién? Las chicas es imposible, ellas son muy simpáticas y amables. Definitivamente la persona entró no es de mi salón, y no lo hizo por una simple broma, si no porque seguramente me tendrá odio, aún así ¿de qué? ¿Por qué?
Me puse a pensar quién de los que conozco sería capaz de hacer algo así, pero nadie se me vino a la mente.Busqué desesperadamente mi celular para llamar a Hae-won y pedirle que me traiga ropa de mi casillero, pero mi fe en lograrlo disminuye al cero coma un por ciento al notar que le sacaron a tarjeta SIM a mi celular. La verdad esta persona, lo tenía todo planeado.
Comencé a revolver mi bolso con la esperanza de encontrar siquiera algo para abrigarme; con mi cuerpo húmedo y mi cabello mojado, más el frío de afuera es obvio que me enfemaré; pero ésta se esfuma al no encontrar nada.Me siento sobre la banca a mirar a la nada, suelto un suspiro y comienzo a rezar que alguien entre, pero no creo que pase.
Comienzo a recordar todo lo que hice este último mes, pero es inútil. No he hecho nada malo, nada hiriente a nadie. ¿O simplemente por mi forma de ser? No, no lo creo. Casi nunca hablo con nadie que solo Sun He o Hae-won.Volteo para ver la hora en mi celular: 13:37, el almuerzo ya ha terminado y todos se fueron a sus respectivos salones; menos yo, claro. Cuando bloqueo el celular y lo dejo donde estaba logro distinguir un papel de color amarillo pato pegado en la puerta de la ducha que usé. Me levanto a tomarlo y leerlo.
Lo habían escrito con una tinta negra, sumamente prolijo, con una carita feliz de terminación y tenía el olor de un perfume horrible, que al entrar en mis fosas nasales en el momento de olerlo casi me dieron nauseas:"Estabas advertida y aún así lo hiciste. Éste es el precio por no hacer caso a mis advertencias, espero que esto ayude a que entres en razón o te pasarán cosas peores :)".
Al terminar de leerla quedé perpleja, se supone que yo ocasioné esto, pero no entiendo qué hice.
Enojada, ajusté bien el toallón a ni cuerpo, tomé el celular y mi bolso, y al salir tiré la nota a la basura, es oficial, me voy a enfermar pero tampoco puedo estar todo el día esperando a que alguien entre.Sentí la brisa helada del viento golpear contra mi cuerpo desnudo me hace comenzar a temblar. Mis dientes hicieron el típico chillido golpeándose simultáneamente y se me comienza a erizar la piel. Camino lo más rápido posible hacia la enfermería a pedir ropa.
Lo mejor que encontré fue un pantalón azul y un buzo gris, cuanta facha eh.
Me da tanto odio que la gente sea así de maldita, que tengan tan fría la sangre para que sean capaces de hacer una broma como ésta, si es que se le puede llamar así. No hablo con nadie -va, eso trato- para no tener esta clase de problemas, pero justamente, eso consigo.
Cierro con brusquedad mi casillero logrando escuchar el irritante ruido que hace el metal al chocarse contra otro, demostrando que no estoy de humor luego de sacar mis libros para la siguiente clase. La verdad, tengo cero ganas de entrar pero no puedo darme el lujo de que me pongan tarde.
Si estuviéramos en una caricatura, ahora mismo me saldría humo por las orejas y mi cara estaría completamente roja, como un tomate, por el enojo.—Por qué tanto odio, ¿qué te hizo el pobre casillero? —me preguntó al notar que no estoy de humor apoyando su hombro contra el casillero de al lado. Me miró de abajo a arriba y la expresión en su rostro cambió. Y no lo culpo, además de que el pantalón me queda súper ancho, las mangas del buzo me quedan tan largas que me obligan a arremangarme.
—¿Qué quieres? —pregunté fría y me giré a verlo, pude notar en su rostro que esta algo molesto, no tanto como lo estoy yo claro. Se queda mudo unos segundos hasta que decide hablar.
—¿Por qué no entraste a clase? Y... ¿qué llevas puesto? —señaló con su dedo índice primero el buzo y luego el pantalón.
Yo nunca he sido esa clase de persona que le cuenta sus problemas a los demás, y menos lo iba a hacer ahora. Porque lo conozco. Si le cuento no parará hasta encontrar al responsable de llevarse mi ropa, y no quiero eso. Prefiero olvidarlo y ser mas precavida la próxima vez. No me gusta que sientan lástima de mi.
—Problema mio. —contesto con la intención de terminar la conversación. Él soltó un suspiro y rodeó sus ojos; se acercó a mi y paso su brazo sobre mis hombros, detrás de mi cabeza obligándome a caminar con él.
Al principio no podía evitar no sonrojarme, pero ahora que ya se me hizo costumbre no lo hago, va sí, pero no tanto como hace un mes. Estábamos tan juntos que logro captar su olor tan varonil, y sentir su calor tan acogedor hace que por un momento se me vaya toda la bronca que tengo hasta el momento que me vuelve hablar diciéndome que todas las chicas de la escuela me tienen envidia.
Yo reí en mis adentros ¿Envidia? ¿A mí? ¿Por qué? Cada vez pasan más cosas de las que no entiendo.
Al preguntarle el porqué, se detiene y se para en frente mío mirándome a los ojos y responde a mi pregunta. Su respuesta tan seca y directa me hace pensar que está celoso.—Porque fuiste a la casa de Jungkook.
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¿Me... Enamoré? (Jungkook Y Tú)
Fanfic____ es una chica de ____ (tu país) que, literalmente, el padre la llevó obligada a viajar con él, sin decirle ese tan famoso motivo que tanto aflije el corazón del señor, a Seúl, Corea del Sur. Allí tendrá que comenzar una nueva vida, nueva casa, n...