¿Me... Enamoré? (Jungkook Y Tú)

Capítulo 40

El resto del día escolar no pude pensar bien. La sensación de que la carta era demasiado importante para SunHe no salía de mi cabeza. Me sentía mala amiga, mala compañera; al estar enamorada del mismo chico que ella.
Asimismo, sentía que SunHe no me trataba como una buena amiga, no recibíamos el mismo trato mutuamente; no me contó nada acerca de sus sentimientos hacia Jungkook... Y bueno, hay una diferencia entre ella y yo. Yo no le dije nada a nadie, pero ella sí a Haewon.

¿Acaso no confiará en mi? ¿Cuántos más secretos sabe mi amigo que yo no?

Sabía que Jungkook no tenía la culpa, bueno sí, por ser tan jodidamente tierno y bonito para enamorarme, maldito. Pero, cuando estoy con él, no puedo evitar pensar en mí amiga y en como a ella también me gustaría pasar su tiempo con esa bella personita. Entonces, ¿es mi culpa?

¿Es mi culpa? Pasar unas hermosas tardes a su lado, reírme sinceramente sólo con él, tener una paz interior al estar a su lado y estar tranquila, ¿realmente era mi culpa? Yo pienso que no. Pienso que sí mi amiga hubiese sido sincera conmigo desde el principio, estos sentimientos nunca hubieran nacido, aunque, uno no elije de quién enamorarse, sino, todo sería mucho más sencillo.

Y sé que en el pasado había dicho que no me volvería a enamorar, pero... Jungkook es distinto. Lo siento cuando estoy con el, y puedo asegurar que quizás el siente lo mismo que yo siento por él, por mi.

Ahora estábamos sentados en mi sofá, habíamos merendado en mi casa después de la escuela, viendo unas películas, que éstas avanzaban sin que les prestemos atención. Me senté de costado, observándolo y el imitó la acción; acerqué mi brazo a él por el respaldo del mueble hasta llegar a su cabeza y comencé a acariciar su cabello. Él se sonrojo leve pero no quitó mi mano, por lo que me hizo sonreír. Se acomodó y cerró los ojos, como si quisiera disfrutar aún más del tacto.

Entonces pude observar su rostro sereno y calmado, con sus mejillas levemente sonrojadas. Puede notar que tiene un pequeñísimo lunar debajo de los labios, pude observar que sus pestañas son hermosas, y que su piel es hasta más suave que la mia.
Seguí acariciando su cabello, mientras él parecía estar en paz, parecía que se sentía bien con mi tacto, y eso me agradaba bastante. Perdí el sentido del tiempo, me perdí mirándolo y notando en cada instante un detalle más de él. Éramos solo nosotros, y eso me encantaba.

Y como dije, había perdido la noción del tiempo, y me di cuenta cuando mi padre llegó a casa. Jungkook abrió sus ojos y se enderezó, ambos observamos al mayor.

—Oh, estaban aquí —comentó al vernos y se acercó al sofá luego de dejar su abrigo en una silla— Hola, hija —besó mi cabeza— Hola, Jungkook —saludó a mi amigo.

—Hola, Señor —éste respetuoso, respondió el saludo haciendo también una pequeña reverencia.

—¿Cómo te fue en el trabajo? —pregunté observando como dejaba su maletín en la mesa.

—Bien —respondió— Aunque tengo muchos papales que terminar para mañana, y preferí terminarlos aquí a que dejarte sola —murmuró.

Yo negué con mi cabeza y observé a Jungkook, éste se encogió de hombros comenzando a levantar los trastes de la mesa e imité su acción. Las llevamos a la cocina y las dejamos en el lavado para lavarlas. Me apoye en la mesada observando a Jungkook e iba a hablar, pero mi padre me llama.

—¿Qué pasa? —le pregunté al llegar a la mesa y observarlo con los papeles, sin merendar sin nada. Solté un suspiro con sólo verlo.

Había dejado los papeles sobre la mesa y comenzó a observar cada uno y luego a apilarlos en distintos sectores de la misma.