Pista.07 ♪ HopeV

Creep.01

Eran las 10 de la mañana del primer día de su libertad. Kim Taehyung por fin regresaba "a la vida" después de pasar 2 espantosos años en servicio militar. Abrió la puerta de su casa con la expresión de un chico que acaba de volver, literalmente, de una especie de guerra; soltó su maleta en la entrada ya que no planeaba desempacar, y miró a su alrededor. Su hogar estaba tal cual lo había dejado antes de irse, sólo que él ya no era el mismo.

—Hijo ¿te sientes bien? —le preguntó su madre, apareciendo detrás de él por la puerta de entrada. Durante el viaje de vuelta, Taehyung no le había dirigido la palabra a su madre y ella conocía de memoria los motivos.

Cuando Taehyung egresó de la escuela, sus padres le preguntaron que quería ser. Él solo respondió "quiero dedicarme a la música" y sus padres dijeron "No". Le dieron unos meses para que lo pensara detenidamente y le volvieron a preguntar. Tae sólo se limito a responder "cantante" y punto final. A estas alturas, había transcurrido casi un año desde su egreso y él no había hecho nada aún con su vida. Solo se dedicaba a pasar tiempo con Park Jimin, su compañero de clase, a quien había conocido en su último año de escuela; o con Jung Hoseok, su hyung, dos años mayor que él, a quien conoció en su primer año de secundaria en la sala de castigo, cuando lo reprendieron por escuchar música durante la clase de Historia.

—¿A ti por qué te castigaron, niño? —fue la primera frase que escuchó decir de la boca de Hoseok, cuando tenía 12 años. Taehyung recuerda perfectamente como tuvo que bajar la mirada de sus ojos intimidantes, ya que no podía mirarlo fijamente sin sentir que que hablar con los chicos mayores de la escuela podía meterlo en problemas... Algunos podían ser muy abusivos con los menores pero, por alguna razón, el miedo no fue suficiente como para que Taehyung no se sentara a su lado y tímidamente le contase los motivos de su castigo.

—¿Y que tanto escuchabas que no podías esperar el recreo?  —le preguntó Hoseok con curiosidad. Taehyung comenzó a sentirse mas cómodo con el mayor, porque su voz era amable y escuchaba todo lo que él decía con mucha atención. 

—Es que estaba muy aburrido... —respondió Taehyung, mientras sacaba su reproductor de mp3. Tomó los audífonos y le ofreció uno al mayor para que compartieran. Puso play a la canción que escuchaba cuando lo castigaron y miró a Hoseok observando su reacción. 

—Esta canción...—dijo Hoseok, mirándolo con cara de sorpresa. Suspiró. No se esperaba que un niño de primer año de secundaria escuchara este tipo de música —Creo que jamás me cansaría de escucharla... 

—Es... sencillamente perfecta—respondió Taehyung, sonriendole con agrado. 

—Bien por ti mocoso, esto es buena música... ¿Cómo te llamas? - le dijo alegremente Hoseok. Taehyung sonrió satisfecho por la aprobación del mayor y se presentó. 

Y fue así que comenzaron a hablar sobre lo genial que sonaba esa canción y el resto del castigo lo pasaron analizando los sentimientos del artista al componerla. Rieron,  bromearon, hasta que apareció la directora y los reprendió. Aparentemente, Hoseok había golpeado a un chico de quinto año, porque se burlaba de un amigo de su curso y lo habían castigado por causar disturbios. 

Luego de esto, Tae y Hoseok se saludaban alegremente cada vez que se cruzaban en algún recreo y a veces se sentaban en el patio a beber jugo y a hablar sobre las canciones que más les gustaban. Al principio era solo eso, hasta que Hoseok le pidió a Tae que comenzara a llamarlo "hyung" y fue como si en ese momento comenzara oficialmente su amistad. Hoseok se quedaba horas y horas en la casa de Tae sólo pasando el rato con él, jugaban cartas, comían hasta que no podían más, jugaban juegos en línea y se la pasaban demostrándose su cariño de la manera mas torpe posible. Para Hoseok, Taehyung era un chico especial, que se adaptaba a la edad que él tenía, y por ello podían llevarse perfectamente bien. Cuando peleaban, las discusiones casi siempre terminaban en "eres algo idiota, pero aun así me caes malditamente bien por lo que voy a perdonarte" y seguían molestándose uno al otro como si nada. 

Cuando el mayor egresó, dos años antes que Taehyung, comenzó a trabajar en cualquier cosa que le proponían con la excusa de que no estaba seguro sobre que se suponía que quería ser o estudiar, y por esta razón, prefería pensarlo bien mientras tanto. Así pasaron dos años, y Hoseok seguía sin encontrar su camino. Cuando comenzó a trabajar en una gasolinera, Taehyung  pasaba el rato con él para hacerle compañía mientras su amigo cumplía jornadas larguísimas de trabajo. 

Por supuesto los padres de Taehyung, al ver que su hijo no buscaba nada que hacer, decidieron ignorar los deseos de Tae de convertirse en un cantante y finalmente decidieron por él, obligándolo a hacer el servicio militar tempranamente con la excusa de que mientras pensaba sobre que iba a hacer con su vida, por lo menos ese tiempo no iba a ser "tiempo perdido".

Y fue ahí cuando Taehyung perdió confianza en sus padres y algo se rompió en su relación con ellos. El hecho de que no lo tomaran en serio con respecto a sus deseos, rompió el corazón de Tae en varios pedazos y el solo recuerdo hacía que reviviera la frustración de aquellos días solo y lejos de su vida, rodeado de extraños en un lugar espantoso. Miró a su madre parada en el marco de la puerta, y no dudó cuando tomó de nuevo su bolso y atinó a salir.

—¿Te irás sin decir nada, hijo? —le preguntó su madre al borde del llanto, resignada a lo que estaba por suceder.

—Sólo no quiero discutir mamá, no llores, estaré bien... —contestó Taehyung sin mirarla. No necesitaba hacerlo para saber que su madre estaba al borde de las lagrimas.

—¿A donde irás? —preguntó tomándolo del brazo para retenerlo.

—Con Jimin —respondió inmediatamente. No lo tenía bien pensado, pero sabía que su amigo vivía solo desde hacía un año, por lo que fue su primera opción. Estaba seguro que Jimin lo recibiría feliz el tiempo que quisiera quedarse, y lo fastidiaría a preguntas apenas llegara.

—Por favor hijo, espera que regrese tu padre y hablemos sobre esto... —contestó la señora Kim, intentando retener a su hijo. Sabía que sus esfuerzos iban a ser en vano, Tae ya era un adulto y ellos ya no podían decidir por él nunca más.

—No deseo hablar ahora. Regresaré luego mamá... Adiós  —y cerró la puerta dejando a su madre allí. Su pecho comenzó a dolerle, pero solo respiró hondo, caminando como si nada con una expresión dura en su rostro, algo que había aprendido de los meses espantosos que pasó en esa especie de cárcel, con nombre de "cuartel militar", donde la mayor parte del día solo te limitabas a obedecer y aceptar abusos, poniendo cara de chico fuerte para no ser tratado como el "debilucho" del lugar.

Comenzó a caminar y llamó Jimin por celular. El chico casi lo aturde con sus gritos de felicidad por el regreso de Taehyung. Tuvieron una rápida conversación donde Jimin repitió unas mil veces cuanto lo había extrañado, hasta que dejó que Tae por fin hablara. Él le explicó brevemente la situación con sus padres y Jimin, sin necesidad de preguntas, le ofreció su departamento para que se quedara por el tiempo que hiciera falta. Tae agradeció que Jimin hiciera siempre todo tan fácil para él.

—Oye, ¿Hobi ya sabe que regresaste? —le preguntó Jimin, luego de que Taehyung terminara de agradecerle. 

—No, aún no lo llamé. Es que quiero sorprenderlo —contestó Taehyung, sonriendo por primera vez después de muchos meses imaginándose a su escandaloso amigo y sus reacciones al verlo regresar. Estaba ansioso por volver a verlo, pero primero quería recuperar un poco de energía, no quería que su hyung lo viera en este estado, abatido, con ropa de ejército y... triste. —Iré a verlo luego de que pase por tu departamento... 

—Está bien... Cuelga así puedo preparar tu cuarto, sino terminarás durmiendo conmigo y aunque te extrañé, créeme... No lo harás —dijo Jimin, riéndose. A Taehyung le causó gracia lo que hablaba su amigo, pero realmente se sentía mal, la situación no era la mejor y necesitaba tiempo para recuperarse de todo. 

Se despidió de Jimin, diciéndole que lo vería en un rato más. Pensó en tomar un taxi, pero decidió caminar por las calles de Corea después de tanto, no había sentido esa libertad por el que parecía un tiempo eterno y sencillamente disfrutó de respirar el cálido aire del verano, intentando no preocuparse por nada más.