Tú y yo.

312 18 1
                                    

Narra Mía

Alice estaba debajo de mí, temblando cuando mis manos se colocaban sobre su cuerpo. Estremeciéndose cuando sentía el roce de mi pierna entre las suyas. Jadeando entre nuestros besos.

Sin duda me sentía viva en ese momento. Era como si estuviera volviendo a los viejos tiempos, como si nos pudiéramos tocar siempre que quisiéramos y nadie fuera a impedirlo; sin duda era maravilloso, sus ojos estaban oscuros, como un mar tormentoso justo antes de la calma, con un azul profundo en el cual podría perderme. Tuve el valor de abrir los ojos mientras nos besábamos y vi la expresión que tenía mientras nuestras lenguas se rozaban con necesidad, en su rostro había una expresión de calma, felicidad y al mismo tiempo tempestad y lujuria. Se separó de mí para tomar aire y se percató de cómo la estaba mirando, su mirada se dirigió a mi cuerpo, que estaba sobre ella, y me empujó levemente hacia atrás, haciendo que cayera con delicadeza sobre mi espalda en el mueble y ella pudiera ponerse encima de mí, en cuanto me tuvo en esa posición, debajo de ella, sometida ante su belleza y ante aquellos ojos, me sonrió como si estuviese agradecida de volver a verme en esta situación.

-Eres preciosa. ¿Cómo pude olvidarte?- sus dedos comenzaron a jugar tentadoramente sobre mi abdomen. -Esto no lo necesitamos.- señaló la camisa y comenzó a subírmela, yo no dudé ni un segundo en ayudarla a despojarme de ella y le di una sonrisa pícara luego de que no la tuviera puesta.

La miré con una petición silenciosa y ella sonrió de vuelta mientras ella se sacaba lentamente la camisa, de forma tal que era casi doloroso el no quitársela yo misma y romperla si era necesario.

Admiré su figura, su abdomen firme y su hermoso sujetador azul.

Cambina con sus ojos.

-Alice, ¿qué talla de sostén eres?- pregunté de la nada mientras admiraba a la hermosa chica que estaba encima de mí.

-Copa D.- sonrió orgullosa.

Sonreí de vuelta y ella se apresuró en convenir mi risa en gemidos en cuanto comenzó a besar mi cuello con suavidad. ¿No se supone que la activa iba a ser yo? Pues la verdad es que por más que ella desee que la haga mía, me la ponía difícil al tenerme sometida ante ella.

-Alice...- dije con dificultad mientras me besaba en cuello y acariciaba mi cintura. -Yo quería ser...

-Oh.- alzó una ceja y se detuvo. -Vale, entiendo.- se quitó de encima y se recostó ella, haciendo una seña con la mano para indicarme que me pusiera arriba de ella.

-Eres una tonta.- sonrió y me coloqué encima. -No necesito que me digas qué hacer.

-Lo sé.- rodeó mi cuello con sus brazos y me besó en la frente. -Sólo quiero compensarte por todo lo que has soportado por mi culpa.

-Alice...- fruncí el ceño. -No quiero que hagas esto porque sientes que me lo debes.- ella soltó mi cuello y me miró seria. Me reincorporé sobre el sofá y le di un poco de espacio mientras calmaba mis ganas de tenerla contra el piso, la pared o lo que sea.

-No lo hago porque te lo debo.- suspiró. -Vuelve aquí.

-¿Estás segura de eso?- pregunté curiosa.

-Aunque mentiría si dijera que ese no era uno de los motivos. Es sólo que te extraño, ¿vale? Mil recuerdos vinieron a mí de la nada y siento que la única forma de saber que eran reales es reviviéndolos.

-¿Sabes?- sonreí. -Nunca sentí nada más real que lo que siento por ti.

Ella sonrió de vuelta hasta que frunció el ceño y se quedó en silencio con la mirada perdida, de pronto se levantó de golpe del mueble.

-¿Está todo bien, Alice?- me levanté para acercarme pero ella retrocedió.

-¿Quién es Julia?- preguntó.

¿Eh?

-Julia es mi amiga, estábamos en el equipo de Vóleibol. Era la capitana. ¿Por qué?

-¡Mientes!- comenzó a gritar y colocó sus manos sobre su cabeza mientras cerraba fuertemente los ojos como si algo le doliera. -¡Mientes! ¡Ella no es tu amiga!

-No miento. ¿Sucede algo?

-Te vi con ella. Vi cómo la mirabas.- comenzó a dar vueltas por la sala mientras sostenía su cabeza con las manos enterradas entre su pelo.

-¿Alice estás bien? ¿Te duele algo?- ignoré sus comentarios. Estaba preocupada por su salud más que por su ataque de celos.

-Dime la verdad Mía, ¿sientes algo por Julia?

-Alice estás diciendo tonterías. Por supuesto que no, ¿de dónde sacaste eso?

-¿Acaso quieres terminar conmigo?- dejó de caminar y me miró fijamente.

-Por dios... ¿Qué estás diciendo? ¿Segura de que estás bien? ¿Te golpeaste la cabeza?

-¿Por qué tenías que decirle eso...?- se colocó de rodillas en el suelo y comenzó a llorar, me apresuré en acercarme y abrazarla pero ella forcejeó hasta que tuve que soltarla y me empujó. -Aléjate de mí.

-Dime qué te está sucediendo.- mi mirada era de preocupación y confusión mezcladas.

-Yo... No lo sé.-suspiró y se colocó de pie. -Lo siento, he dicho cosas raras.- se veía frustrada. -Ya estoy bien.

-Alice...- me acerqué nuevamente para abrazarla pero retrocedió.

-Por favor no me toques en este momento, ¿si? No me siento bien.- bajó la mirada y sentí mi corazón dejar de latir mientras una lágrima corría por su rostro.

-Por favor, dime qué te está pasando Alice.- supliqué.

-Todo está bien.- su mirada estaba perdida. -Sólo estoy confundida por el accidente, eso es todo.

-Yo creo que deberíamos- me interrumpió.

-Iré arriba un rato. Por favor no subas, ¿vale?- cada fibra de mi cuerpo quería tenerla entre mis brazos. No resistí y me lancé sobre ella para apretarla fuertemente a mí cuerpo. -¿Qué estás haciendo?- su voz se quebró.

-Te estoy abrazando.- dije con simpleza.

-No... ¿Por qué me haces esto, Mía?- comenzó a llorar entre mis brazos y se aferró a mi cuerpo.

¿Acaso hice algo mal?

A su lado no hace frío. (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora