Momentos.

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Narra Alice

Por un segundo, abrí los ojos y vi a aquella chica en frente de mí, estaba recostada en mi camilla y se veía extrañamente triste a pesar de que dormía. No era la primera vez que recuperaba la consciencia y la veía.

"¿Por qué estoy en una camilla? ¿Esto es un hospital?... ¿Quién es ella?" Fueron los pensamientos que tuve la primera vez que desperté. Con el tiempo entendí que ella me conocía de algún lado y por eso siempre estaba conmigo. Ya me había acostumbrado a verla y a escuchar su voz mientras dormía, pero seguía sin saber quién era.

De pronto una lágrima cayó por su rostro, ella estaba llorando. Inconscientemente dije algo que se me vino a la cabeza al ver a la chica.

-Mía...- y entonces volví a caer en otro largo "sueño". Mi consciencia me abandonó nuevamente. Lo último que recuerdo fue que esa chica abrió los ojos y entonces yo cerré los míos, para no volver a verla por otro tiempo.

Narra Mía

Luego de aquella decepción, aquella ilusión donde creí escuchar a Alice hablar, decidí dar una caminata. Iba por los pasillos y una vez más vi a aquella pareja de la chica en la silla de ruedas y el chico que estaba con ella.

-Lo siento...- escuché susurrar al chico. Estaban de frente, él volteó la mirada.

-No fue tu culpa...- respondió ella con la voz quebrada. Él la miró.

-Si hubiese estado allí...- dijo él, se ve que le dolía verla en esa condición. Yo entiendo bien cómo se siente.

-Tal vez hubieses terminado tan mal como yo.- respondió ella. -A mí lo que me importa es que estés a mi lado.- él la miró y no dijo nada, pero en su mirada se notaba que se sintió aliviado.

Entonces se colocó detrás de la silla de ruedas y empezó a llevarla a algún lugar del hospital.

¿Qué pensará Alice de mí? Porque yo... Yo me siento culpable de lo que sucedió. Todo es mi culpa. ¿Coincidirá ella en eso?

Seguí caminando unas horas, dando vueltas por todo el hospital... Buscando despejar mi cabeza. Llegué a la entrada del hospital, entonces vi a la madre de Alice con dos rosas en la mano.

-Una es para ti.- dijo sonriendo cuando me vio.

-Gracias...- susurré aceptando la flor, tratando de corresponder su sonrisa.

-¿Tus padres han venido?- preguntó curiosa.

-La verdad, sí. Vienen cada martes y jueves, me traen comida y a veces incluso los dejo a solas con ella porque me piden "privacidad" para hablarle. A pesar de que son raros, me alegra que vengan.

-Eso me alegra, ellos me han contado que has estado decaída... Eso lo puedo entender.- me miró algo decaída. -Acompáñame a ver a mi hija, ¿vale?- dijo la señora.

-Vale.

Entonces caminé de vuelta a esa tétrica habitación, pero me aliviaba no regresar sola.

-Aquí estamos...- dijo su madre, se sentó en la silla que estaba al lado de su camilla y me dijo que me acercara. Eso hice. -¿Tú crees que ella escuche lo que decimos?

-Quiero creer eso.- respondí.

Su madre me dio la rosa de Alice y me hizo una seña para que la colocara en jarrón vacío que se encontraba en el estante al lado de la camilla. Coloqué la mía junto a esa.

-¿Sabe?- dije. -Esta mañana creí escucharla decir mi nombre.

-¿Tu nombre? Ella siempre hablaba de ti, no me sorprendería que fueses en lo primero que ella piense.- me puse un poco roja.

-Su hija y yo siempre fuimos muy cercanas.- dije sonrojada. Me había puesto a pensar en qué tan "cercanas" habíamos llegado a ser.

-¿Si fueses lesbiana, te gustaría mi hija?- preguntó ella con curiosidad. Me miraba a los ojos buscando alguna señal en mi cara que respondiera a su duda.

-Yo no soy lesbiana.- dije con seriedad.

¡No soy lesbiana, no me gustan las chicas!

-Entonces es un no...

-¿Si fuera la novia de su hija, usted lo aceptaría?- pregunté nerviosa.

-¿Si fueras la novia de mi hija, querrías mi aprobación?- contestó ella.

-¿Si quisiera su aprobación, me la daría?- dije mirándola a los ojos.

-¿Por qué querrías mi aprobación? No eres lesbiana.- respondió tranquilamente.

Así no vamos a llegar a ningún lado.

-Yo soy la novia de su hija.- dije decidida. -No soy lesbiana... Pero su hija es especial... Por ella siento mil cosas diferentes, entre ellas... Amor. No me sentiría así por otra mujer, pero ella es una excepción.

-Ya veo.- sonrió. -En el fondo, siempre quise que ella estuviera con alguien como tú, que siempre pensara en ella y estuviera dispuesto dejarlo todo con tal de no dejarla sola.- hizo una pausa, me miró a los ojos y me dio su más honesta respuesta. -Si tiene que estar con alguien alegro que seas tú. Tienen todo mi apoyo, e incluso el de su padre... Y la verdad, creo que también tienen el apoyo de tus padres.

-M-muchas gracias...- me sonrojé. ¿Mis padres?- pregunté.

-¡Sí!- respondió alegre. -La verdad es que siempre bromeabamos con que ustedes fueran novias y cosas así, creo que ellos deseaban que eso ocurriera, le tienen mucho cariño a nuestra hija.

-¡Eso es genial!- dije contenta. Miré a mi novia en esa triste camilla.

Otro obstáculo superado, Alice.

-Bueno, yo me voy. Tengo trabajo que hacer, cuida de mi hija.- se levantó y me sonrió. Yo le regresé la sonrisa.

-Claro.- y entonces se fue.

Narra Alice

Desperté durante unos minutos, una conversación había llamado mi atención, dos voces familiares estaban hablando sobre mí. No quise abrir los ojos, tenía miedo de que me vieran despierta. Una de ellas dijo algo sobre ser mi novia, la otra le dio su aprobación y finalmente se fue, por alguna razón esa aprobación me hizo sentir aliviada. Todo era tan confuso, quería abrir los ojos... Pero no lo hice.

Narra Mía

Me senté al lado de mi novia y la miré como si ella fuera la cosa más delicada y preciosa del mundo... Y la verdad, para mí, lo era.

-Te amo tanto Alice...- le dije.

Narra Alice

Escuché sus palabras y sentí algo cálido en mi corazón, me sentía tranquila y feliz...

Esto está mal, no debo reaccionar. No debe saber que estoy despierta. Quién sabe cómo reaccionaría, además de que no soy capaz de estar consciente mucho rato.

De pronto sentí cómo sostenía mi mano, mis latidos se aceleraron. Sentí que ella acercó su cara a la mía y posó sus labios sobre los míos. Hice todo lo posible para no reaccionar a eso y abrí los ojos discretamente para ver su rostro sobre el mío. Estaba sonrojada y con sus ojos cerrados, sus labios eran suaves, no parecía ser la primera vez que me besaba mientras yo estaba "inconsciente". Su cabello rubio nos cubría, su mano sostenía la mía y se sentía bien. De pronto se separó de mí y cerré los ojos nuevamente.

-De verdad te amo...- susurró en mi oído, era como si supiera que yo la podía escuchar. De pronto no escuché ningún otro sonido, había caído nuevamente en mi propio mundo, quedé inconsciente de nuevo.

Narra Mía

Luego de besarla y decirle que la amo, me quedé dormida nuevamente.

***

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A su lado no hace frío. (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora