Hacerlo Bien.

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Narra Mía

Al escuchar mis palabras, Alice, que estaba agachada cerca de mí, sonrió con una mirada que decía "eres una idiota" y no pudo evitar reír ligeramente ante mi comentario anterior. Sin embargo, yo estaba consciente de que ese no era momento para hablar mucho. Así que cuando vi a Rodrigo mover el bate nuevamente, la empujé quitándola del camino una vez más.

Estaba feliz de que mis reflejos no me fallaran en ese momento. Alice cayó en el piso y estoy segura de que al regresar a casa se encontraría con unos raspones en sus brazos, pero no me importaba, pues prefería eso a llevarla al hospital nuevamente.

-Deja de entrometerte, puta.- soltó Dan con una clara frustración en su voz. Se colocó encima de mí, sentándose sobre mi abdomen, usando así su peso para mantenerme quieta, y sosteniendo contra mi cabeza mis manos con una de las suyas. -Ahora debes aprender a no meterte en donde no te llaman, ¿por qué la defiendes tanto- Era fuerte, mucho más que yo, por lo que no pude hacer nada para escapar. Y el dolor que sentía en mis costillas y mi cara no ayudaba.

-La defiendo porque la amo.- dije con simpleza y una mirada desafiante.

-¿Eh? ¿Acaso eres lesbiana?- preguntó el estúpido encima de mí. Sonreí mientras miraba a mi novia en el suelo y asentí con la cabeza. -Sostenla.- indicó a Rodrigo mientras señalaba a Alice, quien rápidamente se levantó para tratar de ayudarme.

Narrador

Dan, el chico que estaba encima de Mía, utilizó su mano libre para recorrer el abdomen de Mía con una pervertida sonrisa. Tenía intenciones de "devolverle la heterosexualidad" a la chica que tenía debajo.

-Ella también está buena.- dijo mientras metía su mano dentro del brasier de Mía. Estas palabras resonaron en la cabeza de la rubia haciéndola enojar, trayendo recuerdos de haber encontrado a su novia en una posición comprometedora.

-¡Estúpido! ¡Quita tu mano de ahí!- exclamó Alice molesta mientras luchaba para salir del agarre de Rodrigo. -¡Suéltala!

-¡Déjame en paz, idiota!- soltó Mía mientras sentía aquellas ásperas manos recorrer casi todo su cuerpo. Mía miró en dirección de su novia y le pidió ayuda silenciosamente. Alice frunció el ceño y comenzó a forcejear más para escapar de los brazos de Rodrigo pero no podía liberarse por más que lo quisiera.

-Nos metieron en prisión por tu culpa.- dijo Dan mientras bajaba su mano en dirección al abdomen de Mía, quien se movía en vano. -Tuvimos que comportarnos bien durante semanas para convencerlos de darnos libertad condicional. Además de que mi padre pagó la fianza. Él cree que estamos arrepentidos.- bajó su mano hacia el cierre del pantalón de Mía y comenzó a desabrocharlo lentamente con la mano que tenía libre.

-¡Déjala!- suplicó Alice sabiendo hacia dónde iba esto.

-¿Tú correspondes su amor?- preguntó Rodrigo en tono de burla. -¿Tú también eres lesbiana?

-¡No soy una maldita lesbiana!- exclamó de inmediato mientras veía una lágrima caer en el rostro de su novia mientras la mano de Dan se metía en su centro. -¡No me gustan las malditas mujeres, me gusta ella! ¡Sólo ella! ¡DEJA DE TOCARLA, JODER!

-¿Te gusta esto, eh?- preguntó Dan mientras movía sus dedos en círculos dentro de Mía, quien se retorcía y dejaba sus lágrimas caer. -¿Así te lo hace ella? ¿Así se lo haces tú?- rió mientras aumentaba la intensidad de los movimientos, pero teniendo cuidado de no hacerle daño como a Alice la última vez, no quería dejar pruebas de maltrato físico.

-Déjame por favor...- suplicó Mía mientras se sentía asqueada por esas ásperas manos que tenía adentro. -Por favor... No me toques...

-¡Déjala!- gritó Alice con desesperación. Pero Rodrigo la tenía inmovilizada sosteniendo sus manos detrás de su espalda. -¡SUÉLTAME!- pateó la pierna del chico, logrando que éste la soltara. Se dirigió hacia Dan y no dudó en darle un puñetazo en la cara para así alejarlo de Mía. -¡Te dije que la dejaras, imbécil!- miró hacia su novia, quien jadeaba con desesperación y apenas podía hablar. Sintió un destello de ira crecer en su interior al verla y se apresuró en lanzarce encima de Dan para golpearlo y patearlo hasta que Rodrigo la apartó bruscamente jalando de su cabello.

A su lado no hace frío. (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora