No fue mi intención.

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Narra Mía

Al despertar estaba en el baño del segundo piso con la cabeza apoyada en mis brazos recostados sobre la tapa del retrete. Luego de convencerme a mí misma de que el dolor de cabeza era pasajero me dirigí al lavamanos y me lavé la cara y enjuagué el horrible sabor que tenía en mi boca. Un par de minutos después mi aliento ya era decente.

Salí del baño con la intención de buscar a mi novia y mi trabajo se facilitó cuando la vi saliendo de una habitación silenciosamente.

-¿Por qué caminas de puntillas?- pregunté con una voz ronca por el cansancio. Ella dio un pequeño salto cuando escuchó mi voz.

-Dios, Mía, haz silencio. No quiero despertarlo.- susurró mientras se acercaba a mí.

-¿A quién?

-Te tengo que contar algo, Mía.- suspiró y pasó su mano por el cabello nerviosamente. -Pero me tienes que prometer que no te vas a molestar.

-Te lo prometo.- accedí despreocupadamente. -Igual no es como si me hubieses engañado o algo así.- me burlé. Su rostro se puso pálido y me apresuré en tomar sus manos y mirarla a los ojos. -Hey, ¿qué pasa?

Narra Alice

-M-mía... Yo...- las palabras no salían. Pensé que lo peor era la posibilidad de embarazo, pero engañarla parecía ser igual de malo.

-¿Sí? Dime.- insistió en un tono tranquilo, estaba tratando de darme seguridad. Apretó ligeramente mis manos en señal de apoyo.

-Yo... Yo...- mis ojos se cristalizaron y solté sus manos para cubrirme la cara. No podía decirle que la engañé. No era justo para ella, ya había sufrido suficiente por mí.

¿Acaso no podía hacer nada bien?

-¿Alice, está todo bien?- dio un paso hacia mí pero yo retrocedí.

-Mía, lo siento.- mi voz se quebró mientras pequeños recuerdos pasaban por mi mente.

Flashback

-Tu novia al fin se fue.- dijo Antonio mientras tomaba mis caderas y detenía mi baile. -Qué dices si vamos arriba?- dijo en un tono seductor en mi oído.

-No, gracias.- contesté rápidamente. -Solo quiero bailar.

-Allá haremos algo más divertido que eso.- tomó mi cadera y la movió de atrás a adelante contra su pantalón repetidas veces, dándome a entender lo que quería hacer.

-Yo no le haría eso a mi novia.- tal vez yo estaba borracha, pero podía pensar con claridad las cosas. No iba a difícil tarde más la vida a mi novia. De pronto entré en razón y me arrepentí de estar bailando con él y no con ella.

-Iré a buscarte otra bebida. Ya vuelvo.- soltó mi cadera y se fue a la cocina. Debo admitir que quería otra bebida, así que solo la iba a aceptar y dejar de bailar con él. Al cabo de unos minutos regresó a la sala y trajo un vaso lleno de algún tipo de alcohol. -Ten.

-Vale, pero éste será el último, quiero ver cómo está ella, no ha bajado del baño.- tomé del vaso y un par de tragos después me sentía rara.

Todo daba vueltas y me sentía... ¿Caliente? Hacía calor y me dieron ganas de quitarme la camisa, así que dejé caer el vaso al suelo y me quité la camisa. António sonrió y se acercó a mí, como acechandome. Rodeó mi cintura con su brazo y comenzó a bailar muy cerca de mi cuerpo, rozando mi centro a través del pantalón con su miembro.

Mentalmente me dieron náuseas por eso. Físicamente estaba más excitada de lo que nunca estuve en mi vida.

-Aléjate.- traté de empujarlo lejos de mi cuerpo pero él me mantenía cerca con su brazo que no me dejaba ir. -¡Suéltame!- insistí pero él sólo me pegaba más y se movía rozando mi entrepierna. Joder, estaba demasiado caliente. Pero no paraba de pensar en Mía y en lo asqueroso que era tenerlo tan cerca.

A su lado no hace frío. (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora