Música a todo volumen, como se debe, como tiene que ser un boliche ¡Fiesta, alcohol y mucha diversión! Sobre todo chicas, pero esas nunca me faltan.
Podrán llamarme creído, egocéntrico y un total mujeriego, ¿pero saben qué? Para algo tengo esta cara y este físico, ¿no? ¡Para disfrutar! La vida se vive una sola vez y hay que vivirla al máximo ¡Sí!
Bailo con el sonido que retumba en los oídos, en unos días comenzaré la universidad ¿Y qué mejor manera de festejar que esta?
―¡¡Fiesta!! ―grito a los cuatro vientos y me tomo otra botella de alcohol.
A veces tomo alcohol porque estoy deprimido, pero esta vez es porque estoy muy alegre.
¿Qué? ¿Ryan Danvers deprimido? Nadie lo creería.
Error, escoria, son algunos de los apodos que me pone mi padre, me detesta porque... bueno, no deseaba tener un hijo. Al menos es lo que entiendo, ya que nunca está en la casa y cuando lo está dice esas cosas. Con mi madre es lo mismo, mis vínculos afectivos solo son mis amigos, los demás prefiero ignorarlos.
Y antes de que me ponga sentimental, me voy con esa morocha.
―Hola, hola. ―La miro de arriba abajo―. Qué sexy. ―Gruño y ella se ríe. La verdad no entiendo a las mujeres, diga lo que diga, siempre están a mi merced, solo hay unas cuantas excepciones, que prefiero ignorar―. Dime, preciosa, tú, yo, mi auto, cuando quieras. ―Muevo las cejas.
―Ya ―dice y se me tira encima. Más fácil que la tabla del 1. La pregunta es ¿Por qué ni siquiera se hace la difícil? Y es así como me aburro, pero bueno, olvidemos ese tema y atendamos a mi libido.
Caminamos fuera del boliche y le abro la puerta de mi automóvil blanco.
―Las damas primero ―exclamo como todo un caballero. Sí, a veces me hago el príncipe azul falso, es para no perderme en el aburrimiento.
―Gracias ―responde y entra. Oigo un ruido y me giro―. ¿Qué pasa? ―me pregunta al ver mi rostro.
―Espera aquí, voy a ver. ―Camino hasta el callejón.
―¡Suéltame! ―Oigo más hacia el fondo, mientras me acerco escucho una conversación. En realidad, una discusión―. ¡Si no me sueltas, te mataré!
Visualizo a un chico aprisionando a una rubia despampanante contra la pared, es bellísima, justo mi tipo de chica. ¿Se nota que me olvide de la morocha?
―No, aún no hemos terminado de hablar.
―¡Esto no es hablar imbécil, suéltame! ―Tiene carácter la belleza.
Termino por acercarme y entrometerme ¿Por qué? Porque soy un buscapleitos. No quiero que quieran llamarme el héroe, porque no soy esa clase de chico.
―¡Hey, te dijo que la soltaras! ―digo en tono dominante, porque soy tan genial.
El chico se gira a verme y quita sus manos de las muñecas de ella.
―No estoy buscando pelea.
―¿Y por eso lastimas a una chica? ―digo mirando las muñecas que le han quedado rojas mientras las mueve, parece adolorida.
―¡Agh, yo me largo! ―Se da vuelta, enfadado―. ¡No hemos terminado de hablar! ―La señala y se retira de una vez por todas ¡Al fin! Ya me estaba irritando.
Me acerco a la chica y apoyo mi brazo sobre la pared, en posición de galán. Sí, lo sé, me veo muy bueno.
―¿Estás bien? ―digo en tono seductor.
Ella levanta una ceja y sonríe. Se acerca a mis labios.
―Sé lo que estás buscando.
―Ah, ¿sí? ―Sonrío―. ¿Y qué es? ―Me hago el desentendido.
Bastante inteligente la rubia, voy a quejarme con el que inventó el dicho que dice que las rubias son idiotas.
―Tú sabes. ―Apoya su dedo en mi chaqueta y comienzo aburrirme. Otra fácil―. Pero... ―Un "pero" esto es nuevo―. No te lo voy a dar. ―¿Eh? Ya me perdí en el asunto―. Conozco a los de tu tipo.
―¿Mi tipo? ―Levanto una ceja.
―Creídos que creen poder tener a la mujer que quieren, solo con una sonrisa. Lo siento, pero voy a rechazarte, soy mejor que eso. ―Me esquiva y me ignora, me acaba de rechazar y quedo tildado.
Sé que debo evitar a este tipo de mujeres, pero...
La detengo por el brazo.
―Creo que te olvidas de decirme "gracias". ―Vuelvo a sonreír.
―No, yo podía arreglármelas sola, tu interferencia solo acortó el plazo de lo que era inevitable, pero si te sirve de consuelo, te doy tu gracias vacío.
Rechazado por segunda vez.
No caigas Ryan, no caigas.
La suelto.
―Bien, tú ganas, tú te lo pierdes.
―No creo que me pierda de mucho. ―Se retira y quedo con una sensación amarga dentro de mi ser.
Odio cuando esto me pasa. Suspiro y vuelvo al auto.
―¡Me dejaste esperando! ―grita la morocha.
―Lo siento, ¿me perdonas? ―Entro y me siento al lado de ella, levanto su cara para que me mire―. En compensación, te dejaré hacerme todo lo que quieras. ―La beso y ella rodea sus brazos alrededor de mi cuello.
La sigo besando, pero mi mente está en otro lado ¡Maldita rubia, sal de mi cabeza!
¿Cuál es mi problema con las que me rechazan?
Son las que me encantan y también las que me rompen el corazón.
Por eso prefiero evitarlas, para no enamorarme y sentirme perdido. Por suerte para mí, a esa rubia ya no la veré nunca más.
ESTÁS LEYENDO
Dominando mi corazón (C.G #2)
Teen FictionSoy Ryan y... tengo tres problemas existenciales. 1ro No quiero enamorarme. 2do Ella es mejor que yo en todo, pero no lo quiero aceptar. 3ro ¡¿Qué son esas marcas de moretones en su cuerpo?! ¡¿Quién la golpeó?! ¡Lo voy a matar! Dime quién lo hizo y...