Enjuago mi cabello en la ducha, cierro la perilla cuando termino, comienzo a secarme con la toalla mientras salgo del baño, el cual da a mi cuarto. Cubro mis partes con aquel toallón cuando visualizo esa hermosa melena rubia que me vuelve loco, pero que a la vez, solo hace un ratito, acabo de rechazar o algo parecido. Cuestión, que no debería estar aquí.
―¿Por qué has vuelto? ―pregunto sorprendido.
Lilith me mira de arriba abajo.
―Venía a pedirte ayuda, pero esta visión me ha dejado perdida en lo que quería decir. ―Se muerde el labio inferior.
Sonrío con altanería.
―Sí, lo sé, estoy matador. ―Me río, paso la mano por mi cabello mojado―. Los halagos no son necesarios, obvio que soy perfecto.
Rueda los ojos.
―No levantes tu ego tan alto que te vas a caer. ―Pone una mano en su cintura, haciendo una pose muy sexy que me pone a mil―. ¿De dónde ha salido ese ser tan creído? ¿Por qué tanto ego? ¿Quién te lo subió tanto? Porque es obvio que tus padres no ―acota y frunzo el ceño.
―¿Con quién estuviste hablando?
―Tuve una pequeña conversación con tu madre, no me quedó otra, pero más hablo con ella, más falsa la encuentro. ―Mueve la mano―. Sin ofender.
Sonrío.
―No me ofendes en lo absoluto. ―Me lo pienso y me pongo serio―. ¿Qué hablaste con mi madre? ―Me cruzo de brazos.
―No me quites las vistas de tus pectorales ―aclara y me río―. Okey, me pongo seria. ―Borra su sonrisa―. Me habló del testamento de tu abuela.
―¿Y para qué quiere contarte eso? ―Hago una mueca de desagrado.
―Según ella, para ayudarte y que desista del primer puesto.
Levanto una ceja.
―Ha perdido un tornillo, ¿cierto? ―Aunque nunca los tuvo. Miro a un costado―. No le creo nada. ―Vuelvo a mirarla―. De igual forma, no le prestes atención.
Mueve los hombros.
―No iba a hacerlo. Me gustas, pero no para tanto ―me provoca―. Además... ―Camina de manera sensual hasta mí y posa sus dedos hombro―. Aún no he recibido mi respuesta, podría considerarlo si es así.
―Eso es trampa. ―Me río―. Y aunque no lo creas... ―Me separo de ella―. Yo prefiero jugar limpio, sobre todo en este tema. Por la persona que lo está pidiendo. ―Suspiro.
―Tu abuela.
―Exacto, la única persona que ha valido la pena en mi familia, aunque tenga ideas raras sobre cómo obtener una herencia. ―Amplío mi sonrisa.
―¿Era extravagante?
―Algo rara, sí. ―Vuelvo a reír. Me lo pienso―. Pero ya, en serio, ¿qué haces aquí? ―Levanto una ceja.
―Necesito tu ayuda, niño rico.
La miro con altanería.
―Así que la egocéntrica Lilith Obnova viene a los pies del gran Ryan Danvers, arrodíllate y después hablaremos ―me burlo, pero ella no me hace caso―. ¿Y bien? ¿Qué vas a hacer? ―Levanto una ceja cuando se mantiene callada, sonriendo con tranquilidad.
―Sigue intentando, no bajaré mi orgullo.
―Qué mala. ―Me río.
Mueve su cabello con su mano y me vuelvo loco. Amo ese rubio hipnotizaste, lo quiero todo para mí. Otra vez mi corazón molestando, es muy difícil combatir con sus ideas y mucho más paso el tiempo con ella, menos puedo dominarlo.
―Seguro me ayudarás ―exclama muy relajada.
―¿Y se puede saber por qué? ―Levanto una ceja.
―Porque no querrás que una chica indefensa vaya a vivir a la casa de un golpeador ―expresa seriamente y puedo ver el miedo en sus ojos―. ¿O sí? ―Traga saliva.
―Pues... ―Quedo pensativo al no entender del todo lo que acaba de decir y reaccionando más lentamente―. ¡¿Qué?! ―grito dándome cuenta―. ¡¿Qué hizo ese tal Héctor para que tenga que suceder esto?! ―exclamo irradiando ira por todos mis poros.
Voy a matarlo.
―Olvida eso, necesito un lugar donde quedarme y que de paso, me lleves a la clínica a la que enviaron a mi mamá. ―Agarra mis manos―. Estoy desesperada, ayúdame.
―¿Qué le pasó a tu mamá? ―Quedo perplejo.
Se aleja y se acerca hasta la puerta.
―Sufrió una descompensación. Ahora, aunque me guste verte de esa forma, vístete y muévete, necesito un guardaespaldas por si Héctor aparece.
Asiento y sale de la habitación. Comienzo a vestirme rápido, me siento Flash con la velocidad que lo hago y salgo de la habitación. El chofer entiende que es una emergencia y se arriesga a llevarnos. Aunque mi madre le da su consentimiento, cada vez la entiendo menos.
Aunque no conseguirá nada de mí.
Una vez que llegamos, reconozco el hospital y me detengo en la entrada. Lilith explica que la familia de Héctor le pago la atención a la madre y por eso es una clínica privada, pero yo no estoy alterado por eso.
No detenemos en recepción y ella va a ver a su madre cuando le dicen. Las casualidades de la vida me ponen nervioso. La acompaño hasta la puerta de la habitación y una vez que me quedo solo, sin hacer nada. Camino por los pasillos buscando el número que sé que está ahí.
Abro la puerta y entro a verlo. Suspiro mirando todos los aparatos que tiene puestos. Hace mucho que no venía por aquí, está igual. Me siento en el banquito que está al lado de la cama y le sonrío al chico que se encuentra en coma, hace ya algún tiempo, pero que ni me he gastado en contar, porque parece una eternidad.
―Hola, Edmund.
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Dominando mi corazón (C.G #2)
Teen FictionSoy Ryan y... tengo tres problemas existenciales. 1ro No quiero enamorarme. 2do Ella es mejor que yo en todo, pero no lo quiero aceptar. 3ro ¡¿Qué son esas marcas de moretones en su cuerpo?! ¡¿Quién la golpeó?! ¡Lo voy a matar! Dime quién lo hizo y...