No sé qué se le está cruzando por la cabeza a Lilith, pero eso de sincerarse me parece una gran estupidez. Si quiere decir algo que se vaya a un confesionario, no quiero ser obligado a escuchar algo, de lo cual quizás me pueda arrepentir. Lo sé, parezco cobarde, pero ya me han lastimado mucho como para seguir sufriendo. No quiero nada, no deseo sentirme confundido.
―Termina de una vez. ―La apresuro estando molesto y se sonroja. Entonces sonrío―. Qué linda ¿Vas a decirme que te enamoraste de mí? Qué inocente ―me burlo―. No estás a mi altura, señorita becada.
Yo y mi bocaza.
Ella frunce el ceño, ante mi acotación tan poco sutil.
―Si intentas hacerme cambiar de opinión, no te está funcionando. ―Su sonrisa le regresa y yo vuelvo a ser el que está perdiendo.
Bufo.
―¿Y qué tienes para decir? No tengo todo el día. ―Levanto una ceja―. Estoy ocupado.
―Claro, por qué hacer fiestas es estar ocupado ―exclama con sarcasmo―. ¿Puedes dejar de evitar el tema y dejarme hablar? ―me pide y vuelvo a bufar.
―Bien. ―Asiento.
―Ayer te envié un mensaje, ¿o no?
―Sí. ―Miro a un costado, haciéndome el indiferente.
―Te estaba buscando, quería hablar de lo que pasó en la cabaña, estuve pensando mucho y... quizás no estás tan equivocado.
¿Qué? ¿De qué habla? La vuelvo a observar y veo sus mejillas sonrojadas. Presiento a una chica confesándose, ya he visto esa expresión antes, pero... No, no puede ser. La orgullosa de Lilith no lo haría. Esto es una broma, me estoy imaginando cosas. Es culpa de mi corazón que palpita rápido, esperanzado por una estupidez.
Baja la cabeza, mirando al suelo y se señala la mejilla.
―Ayer le dije a Héctor lo que sentía por ti y recibí este golpe. Estábamos discutiendo y lo dije sin pensar, sin embargo no creo que sea mentira, lo expresé espontáneamente.
Quedo tildado. No ha sido directa, pero se entiende lo que quiso decir, aunque me pierdo en los pensamientos, cuando la rabia aparece, de solo pensar que el imbécil la ha golpeado. Por eso vino a buscarme el inútil.
―¿Vas a quedarte callado o qué? ―continúa ella―. ¿Eres idiota o no entendiste? ―insinúa nerviosa―. Me pasan cosas contigo, siento algo por ti. ―Me agarra de la chaqueta y me grita―. ¡¡Dime algo!!
Es que no logro reaccionar.
―Es que... es una broma, ¿cierto? ―pregunto incrédulo.
―No ―responde seriamente y me mira fijo.
Sigo sin reaccionar.
―¿Segura? ―Levanto una ceja.
―Mucho. ―Su determinación es impecable.
―¿En serio?
―¡¡Sí!!
Se forma un silencio enorme y solo puedo oír los latidos de mi corazón. Fuertes golpeteos que no puedo evitar sentir. Quiero huir como todo un cobarde.
Y eso es lo que hago.
Me suelto de su agarre y hasta dejo la moto fuera. Ya que entro rápidamente a mi casa y cierro la puerta con llave a toda velocidad.
Me siento como una nena.
¡¿Qué estoy haciendo?!
El timbre suena. Me está cargando. Miro que el mayordomo va a abrir.
―¡¡No!! ―Me agarro de los pelos cuando la deja pasar.
―Dejó su moto afuera ―le avisa al hombre y este asiente para ir a buscarla, mientras veo cómo avanza contoneando esas bellas caderas. Sonríe al verme―. Qué cobarde.
Frunzo el ceño.
―Eso no es verdad. ―Aunque hasta hace un rato pensé eso mismo de mí―. ¿Qué quieres? ¡Vete! No te soporto. ―Presiono mis puños.
―¡Exijo una respuesta, Ryan Danvers, no huyas! ―me grita.
No quiero contestar, porque sé que si lo hago me arrepentiré, diré algo que no quiero.
―Necesito pensar ―expreso dudoso.
―¿Me estás pidiendo tiempo? ―pregunta intentando entender.
―¡Puf! ¿Acaso crees que soy una nenita? Ryan Danvers, no necesita esas cursilerías, lastimas mi hombría.
Ego hablando, ego arruinando.
―Sí que eres idiota. No entiendo cómo me pude fijar en ti.
―¡Pues no te fijes! ―Me enojo y siento que me estoy sonrojando.
―Qué guapo ―se burla―. Adorable.
Giro mi vista al espejo que está de adorno en la entrada y en efecto mi cara está toda roja. Mátenme. Mi imagen perfecta de chico malo ha sido arruinada, me siento estúpido.
―¡Basta! ¡Cállate! ¡Me estoy enojando! ―le grito.
―Huy, qué miedo tengo.
―¿Interrumpo algo? ―Giro mi vista y veo a mi madre con una sonrisa en su rostro. Nos observa cruzada de brazos y parece que planea alguna cosa. No me gusta cuando me incluye en sus ideas retorcidas contra mi padre, pero mucho menos que la meta a Lilith. Se nota, la está mirando fijamente.
No me gusta lo que pueda llegar a pasar. Mucho menos cuando me siento tan vulnerable como ahora. Estoy perdido.
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Dominando mi corazón (C.G #2)
Teen FictionSoy Ryan y... tengo tres problemas existenciales. 1ro No quiero enamorarme. 2do Ella es mejor que yo en todo, pero no lo quiero aceptar. 3ro ¡¿Qué son esas marcas de moretones en su cuerpo?! ¡¿Quién la golpeó?! ¡Lo voy a matar! Dime quién lo hizo y...