Dominando mi corazón (C.G #2)

Capítulo 20: Te mueres por besarme

~L~

Ryan no responde al cuestionamiento de su amigo, así que avanzo por el comedor, hasta dónde están sus amigos. Me siento en una de las sillas, sonrío apoyando mi codo en la mesa y la cabeza en mi mano.

―Soy su futura novia ―expreso relajada―. Lilith, un placer.

El chico morocho continúa amigable y se presenta.

―Soy Len. ―Mira a la castaña―. Y ella Tere.

La chica tímida, baja la vista y juega con sus dedos, nerviosa, luego dice un pequeño pero perceptible "hola". Esta chica es adorable. Oigo el movimiento de una silla a mi costado y Ryan se sienta a mi lado, sin mirarme, me ignora dedicándose a hablar con su amigo.

―No escuches a esta loca. ―Me señala con su pulgar―. Necesito un favor.

―¡Soy todo oídos! ―Hace una gran sonrisa.

Ryan le cuenta mi problema con lujo de detalles y su amigo lo escucha detenidamente. La amabilidad en sus palabras es notable, ya entiendo por qué el pelirrojo lo llama Míster Amable.

―Mi papá no tendrá problemas, que se quede aquí ―expresa Len y luego mira a Tere―. Si no te molesta, claro.

Ella niega con la cabeza y luego yo agrego.

―Claro que le molesta ¿A qué novia no le molesta que su chico deje que venga otra chica a su casa? ―Levanto una ceja―. Es más que obvio, reaccionen, niños ricos.

Len se ríe.

―Me cae bien tu novia.

―¡No es mi novia! ―grita Ryan molesto y su mandíbula se tensa.

―Pero es la chica, ¿no? ―expresa y parece que tira una indirecta.

―No es nadie ―continúa en negativo.

Su actitud provoca que frunza el ceño.

―Estoy aquí, ¿sabes?

Sonríe de manera cínica.

―Como si me importara.

―Tú... ―Presiono mis dientes.

―Pu... puedes... venir a mi casa ―de repente dice la castaña con un tono nervioso y mi enojo desaparece. Al observarla se sobresalta―. Mi amiga viene por unos días, así que...

―¡Cierto! ―expresa alegre Len―. Qué buena idea, Tere, eres genial. ―Le sonríe y ella se sonroja.

Ryan bufa.

―Paren ya, tortolitos. Yo estaba discutiendo aquí. ―Rueda los ojos.

―No eres el centro de atención. ―Lo miro enojada.

Se señala a sí mismo.

―Yo soy el centro de atención si quiero. ―Sonríe.

Entrecierro los ojos.

―Eres un imbécil.

La bola de insultos continúa mientras Tere y Len, mueven sus cabezas cada vez que uno dice algo, parece un partido de discusiones. Seré masoquista ¿Cómo me puede gustar un chico con el que peleo todo el rato? Lo hace tan difícil. Maldito, qué terco que es. Su amigo de repente le tira un vaso de agua a Ryan y este reacciona.

―¡¿Pero qué te pasa?! ―grita el pelirrojo alterado.

―Vamos a hablar a solas ―dice con una sonrisa pícara.

Luego de una lucha de miradas, cede y se van a la otra sala. Me quedo sola con la chica tímida y le sonrío.

―¿Qué hay, bonita?

Baja la vista.

―¿Crees que soy bonita? Yo creo que tú eres... más linda.

Me río.

―Ah, pero eso es un don. ―Muevo mi cabello con mi mano.

Ella sonríe.

―Me gusta tu confianza.

―Yo creo que hablo demasiado ¿Quieres ser mi amiga?

Se sobresalta y luego exclama animada.

―¡Sí!

―Bien, te llevaré por el mal camino. ―Muevo las cejas.

Nos reímos y entonces los chicos regresan.

―¿De qué me perdí? ―pregunta Len.

―Es un secreto ―respondo yo―. ¿Y ustedes?

Ambos se miran y el que contesta, levanta la barbilla con altanería.

―Nunca lo sabrás ―expresa sonriente.

Estamos toda la tarde, riendo y hablando. Es divertido, me encanta esta situación. Los buenos momentos hay que disfrutarlos y es lo que voy a hacer. La noche llega y antes de irme, Ryan se me acerca para decirme algo.

―¿Qué sucede? ―Levanto una ceja―. ¿Quieres pelear otra vez?

Se ríe.

―No, pero tenemos que hacer tiempo. ―Mueve el dedo hacia la cochera dónde me espera el chofer―. Los tortolitos están en su momento y no podemos interrumpir.

Me muerdo el labio inferior.

―¿Y nosotros no podemos tener nuestro momento? ―Apoyo mis dedos delicadamente sobre su chaqueta y me acerco a su rostro―. Vamos, Ryan, dejemos de pelear. Sé que te mueres por besarme.

Se hace un silencio interminable para mí y él se mantiene serio. Baja la vista y suspira, luego me vuelve a observar. Al fin abre la boca para contestarme y entonces sonríe.

―Quizás.