Capítulo 9: "Nuestra electrizante sensación"

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Primer día, perfecto para conquistar y ser un donjuán, un galán de telenovela. Esta cabaña es perfecta para mi plan, el ambiente silvestre, el paisaje bonito, aire fresco y obviamente yo. Se puede disfrutar de mí en cualquier momento. Guio a Lilith al camino del lago y ella me sigue sin decir nada, almorzaremos como dije en un bonito lugar. La idea ha salido de mí y ha sido perfecta porque le gusto.

Puntos para Ryan ¡Bien!

―Deja de sonreír como bobo ―la despampanante rubia se burla.

―Soy irresistible cuando sonrío. ―Muevo las cejas y ella se lo piensa.

―Quizás.

Voy por buen camino. El plan de los tres días es así, primero conquistas, halagas a la chica, la haces ver como la mejor. Una vez que la tienes, el segundo día se lo demuestras y por último está el tercero. Mejor no pensar en ese, pero cuando termine con esto, seré libre y la paz regresara a mí. O eso espero. Mientras no se revierta todo, y se convierta en mi contra, todo bien. Me da un mal presentimiento, pero ya que empecé esto, lo tengo que terminar.

Apoyamos las cosas cerca del lago y nos sentamos a almorzar. La vista es bonita y el ambiente es relajante. Nada como el sonido del agua para calmarse del estrés.

―Es tranquilo aquí ―acota ella con una sonrisa mirando el cauce del agua moverse.

―Sí. ―Perfecto para pintar.

Aunque no voy a decir eso.

―¿Cuál es tu trampa, niño rico? ―de repente dice y me mira intentando descubrir que es lo que tramo, pero nunca lo sabrá. Claramente porque nadie lo entendería, si se lo estoy diciendo en su cara y no me cree.

―Conquistarte. ―Me río al demostrar el secreto del primer día, aunque con algo oculto detrás.

Rueda los ojos.

―Sigue soñando. ―Se le nota que no me cree.

―¿Sabes cuál es la táctica para que una persona se enamore de ti? ―Me acerco a su rostro―. Hay una táctica muy eficaz.

Me mira desconcertada y gira su rostro.

―No quiero saber, ni me interesa. El romanticismo es para bobos. ―Agarra un pan y le pone fiambre para comenzar a comérselo.

―¿Y qué piensas de la pasión? ―Me acerco mucho más, con bastante confianza en mi estrategia. Vuelve a mirarme y traga rápido lo poco que acaba de morder de su emparedado. Paso mi dedo por la miga que queda en su labio―. Es electrizante ¿No crees?

―¿Qué? ―Se queda tildada.

―Crear el ambiente, atraer al momento justo. ―Ya mi rostro está a pocos centímetros del suyo, una muy mínima distancia. Si antes estaba cerca, ahora es el doble―. Y dejarse llevar por la sensación. ―Miro sus labios y cuando estoy a punto de hacer mi movimiento, se levanta del suelo.

Casi, casi.

―Me gusta el lago, es bonito ―exclama nerviosa y paro para seguirla, poniéndome a su lado. Luego hace una sonrisa altanera y me observa a mí―. Me sigues como un perrito, guau, guau ―se burla―. ¿Quieres que te lance un huesito? ―Se ríe.

―Ja, ja. ―Hago una risa falsa y hablo con sarcasmo―. Muy graciosa. ―Le saco el sándwich de la mano.

―¡Hey! ―exclama un quejido.

―El que lo encuentra se lo queda. ―Le doy un mordisco y luego me relamo los labios―. Te di un beso indirecto, muac. ―Me río, ahora me burlo yo.

Rueda los ojos.

―Eres insoportable. Además, no lo encontraste, me lo robaste. ―Intenta quitármelo.

―¿Ahora quién es el perro? ―la provoco sin dejar de sonreír.

―¡Dámelo!

Parecemos dos niños.

Levanto la mano más lo más alto que puedo con el sándwich y ella sigue intentando alcanzarlo, hasta que de pronto siento mi corazón latir con fuerza, cuando apoya su mano en mi remera. Retrocedo confundido y me tropiezo justo cayendo al agua, al igual que ella, por supuesto.

No sé dónde ha quedado el emparedado, creo que lo perdí, será pan húmedo y mojado ahora. Lo único que sé con certeza, es que ahora nuestra ropa está toda empapada y Lilith ha terminado sobre mí.

―¡¿Eres imbécil?! ―Levanta el rostro y se encuentra con el mío. Puedo notar su rubor en las mejillas―. Maldito estúpido. ―Intenta pararse, pero agarro su brazo y nuevamente se cae sobre mí―. ¡Déjame, tonto! ¡Mira cómo has dejado mi ropa!

Hago una sonrisa de lado al ver su brasier traslucido en la remera.

―Lo veo.

Su boca se abre en grande, desconcertada.

―¡Tú, maldito pervertido! ¡¿Dónde crees que estás mirando?! ―Me golpea seguidas veces y me río.

―¡Me vas a ahogar! ―La risa se convierte en carcajada.

―¡Ojalá mueras! ―grita sonrojada.

―Pero si muero como vas a volver a tu casa.

Se queda tildada un segundo, estando pensativa.

―Buen punto, pero ya suéltame.

Bufo.

―De acuerdo, lo hago. ―Levanto las manos y se para, entonces yo también lo hago, pero antes de que salga del agua la abrazo por detrás―. Ahora no te me escapas.

Gira su rostro y nuestros ojos se conectan, la miro fijamente, es ahora o nunca. Este, es el momento perfecto. No puede fallar, debe serlo. Acerco mis labios a los suyos y me preparo para su respuesta.

Solo espero no recibir más cachetazos. 

Dominando mi corazón (C.G #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora