Capítulo 12: "Los consejos de Len"

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En cuanto puedo, me comunico con mi amigo. A medida que los días fueron pasando, mis pensamientos se centraron en una sola cosa. Aparte de tener culpa, las emociones se intensificaron. Recibo un mensaje de Len, afirmando que ahora puede verme. Rápidamente dejo de estar tirado en el suelo y corro al estacionamiento a agarrar su motocicleta. La monto y voy a toda velocidad a su encuentro.

Cielos, necesito una de estas, es como volar.

Cuando llego al lugar de encuentro, estaciono y bajo a esperar. He llegado más rápido que él. Debo estar desesperado.

Visualizo al chico de cabello oscuro caminar tranquilamente hasta mí, mientras yo sigo estando nervioso. Veo que tiene un chocolate en la mano, seguramente para regalarle a su novia, siempre tan detallista.

Y cursi, muy cursi.

Mira un segundo su vehículo y luego me reclama.

―Te quedaste con mi moto.

―¡Ja! Ni la usas. ―Me río, aunque estoy nervioso, lo que voy a decir no es fácil, pero tengo que sacarlo de mi sistema. Me quedo callado y me toco el cabello.

―¿Qué te pasa? ―Me observa confundido, entonces demuestra su preocupación―. ¿Algún problema?

―Sí. ―Siento mis mejillas arder. Parezco bobo, así que bajo la vista.

―¿Y cuál es? ―Espera expectante, deseoso de saber. Obvio, el señor amable al rescate.

―Estoy enamorado. ―Vuelvo a mirarlo y levanta una ceja.

Se lo piensa detenidamente, quizás no cree que sea un problema. Aunque para mí sí lo es y este silencio incómodo me está matando.

―¡¿Vas a decir algo o qué?! ―le recrimino, enojándome.

Tengo un calor por los nervios.

Se ríe.

―Adivinaré, lo arruinaste.

―¡No arruiné nada! ―Presiono mis puños y luego me cruzo de brazos, dejando de mirarlo, entonces hago puchero―. El plan fue perfecto ―exclamo avergonzado.

―La metiste en la misma bolsa que todas las demás.

Vuelvo a mirarlo y gritarle.

―¡Esa era la idea!

―Pero te arrepentiste. ―Sonríe.

―No ―expreso determinado.

―¿Y entonces por qué estamos hablando? ―se burla.

―¡Cállate, míster amable, estamos hablando porque quiero!

―¿Y qué quieres que te diga? Ve y pídele disculpas, o mejor. ―Me guiña―. Confiésate.

Frunzo el ceño y lo miro, estando molesto.

―Tú quieres que te pegue, ¿no?

―¿Por qué? ¿Por decir la verdad? ―Me observa, decepcionado.

Bufo.

―No quiero enamorarme, Len.

―¡Pero si ya estás enamorado! ―Comienza a reír.

Me agarro de los pelos.

―¡Sí, pero me la quiero sacar de la cabeza! ―Me revuelvo el cabello, sintiéndome frustrado―. Es una maldita impotencia.

―Deja de pensar que todas las chicas son iguales ¿Por qué no puede ser diferente esta vez?

―Porque no. Tengo mala suerte para estas cosas. ―Suspiro―. Y estoy cansado de sufrir. ―Me lo pienso y sonrío―. Lo que necesito, es una enorme ¡No! Descomunal ¡Fiesta! ―expreso animado y él rueda los ojos.

―Conmigo no cuentes.

―Míster aburrido, voy a llamarte desde ahora ―me burlo.

―¿Para qué estamos hablando si no escuchaste ni una sola palabra de lo que te dije? ―se queja.

Sí, lo escuché, solo que no tengo ganas de procesar aquello y prefiero ignorarlo, como todo. Me cansa ponerme nervioso, necesito una buena fiesta.

―Mira, Len, ya dije lo que quería decir. ―Me río―. Lo demás no importa.

―Lo que tú necesitas es una opinión femenina ―expresa volviendo a animarse.

―¿Qué? ―digo confundido y veo como marca un número en su celular.

―Hey, Tef ―exclama apenas le atiende―. Ryan hará una fiesta, pero quiero pasar tiempo con Tere sin nada alocado ¿Te apuntas a su locura? ―Me mira por un segundo―. E invita a Tahiana, seguro se divertirán.

Lo fulmino con la mirada ¡¿Por qué invita a esos dos insoportables?! ¿Me tengo que aguantar sus miraditas toda la noche? ¡¡Ni hablar!!

Corta y lo observo mal.

―Retracta eso ―le ordeno, desafiante.

―No. ―Sonríe sintiéndose ganador, seguro―. Necesitas una opinión femenina y además, un ejemplo de pareja. Deberás observarlos más seguido.

Ruedo los ojos.

―Ellos no están juntos.

―¿Seguro? Yo creo que sí. ―Se ríe.

―No seas casamentera. ―Bufo.

―Pues si no son pareja, al menos ves que se llevan bien, siguen siendo un ejemplo. ―Me apunta con el dedo―. Más te vale que les prestes mucha atención.

―Y ahora te crees maestro.

―Ryan. ―Hace un tono como para reprenderme.

―Okey, de acuerdo. Seguiré tu consejo.

Me aburriré a mil en esa fiesta, pero si no me queda otra, lo haré. Necesito entender unas cuantas cosas todavía, me los aguantaré. 

Dominando mi corazón (C.G #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora