Salgo del cuarto de hospital de Edmund, con un suspiro tan absurdo, que ni parezco yo. Eso me recuerda, que hace tiempo no me comunico con Estuarth, tenerlo al otro lado del mundo no es tan fácil. Luego le mandaré algún mensaje. Ese pequeño idiota se pondrá muy contento. Pareciera que estoy muy ocupado como para hablar con mis amigos.
Y ahí está la distracción.
Visualizo esa melena rubia que me vuelve loco y cuando se acerca hasta mí, reacciono.
¿Por qué es tan perfecta?
Me sonríe y yo oculto mi cursilería mirando para un costado.
―¿Viste a tu madre?
―Sí, está bien, solo ha sido baja presión ―expresa en tono bajo y vuelvo mi vista a verla―. Entonces... ¿Me ayudarás?
Me cruzo de brazos.
―Ya te dije que sí, ¿no? ―Levanto una ceja.
Ella rueda los ojos.
―¿Puedes dejar de estar a la defensiva?
―No... no estoy a la defensiva ―aclaro, pero mi tono de voz me deja al descubierto. Debo relajarme―. Ni te creas tanto. ―Bufo y me giro―. Vámonos antes de que...
Veo a Héctor llegar, como ella había advertido, y me detengo de avanzar en su dirección. Tengo ganas de patearle el trasero a ese imbécil, golpeador. Siento la mano de Lilith en mi brazo y alejo mis pensamientos agresivos. La guio por otro pasillo y esquivamos al idiota. Por suerte, logramos salir enseguida del hospital y sin ser vistos.
―¿Por qué no lo denuncias? ―pregunto y ella se suelta de mi brazo, mirándome enojada.
Yo solo dije la verdad.
―¿Qué gano con eso? ―Bufa.
―Obtener una orden de restricción. ―Me río―. Obvio.
―Y luego me quedo sin casa.
―Ya no tienes casa ―rectifico.
Levanta una ceja.
―¿Qué hay de qué mi papá se quede sin empleo?
―Se consigue otro ―digo sin importancia.
―No seas imbécil. ―Me golpea―. No es tan fácil conseguir un trabajo, papá lleva años ahí, perder tanto tiempo es un horror. ―Bufa―. No puedo ser la responsable de eso.
Sonrío.
―Quizás tu padre este de acuerdo conmigo.
―¡Cállate! Mi padre tiene otros problemas de qué preocuparse y no son los míos. ―Mira al suelo, frustrada.
―Tu madre, el trabajo y bla, bla, bla.
Entrecierra los ojos, mirándome muy enfadada.
―¿Y te parece poco?
―Siento mucho culpar a tu papá. ―Levanto las manos―. Pero como vez, no soy muy fan de los padres. ―Muevo los hombros en señal de poca importancia―. Es lo que pienso, si te gusta bien y si no también. ―Me cruzo de brazos y ruedo los ojos.
Ella bufa.
―Eres un idiota.
―Y tú una tonta si pensaste que era un príncipe azul. ―Me río.
Frunce el ceño.
―Nunca pensé eso.
―Mejor ―digo irritado.
No la soporto.
~~~
Una vez, terminamos de discutir, seguimos camino y al subir al coche, comienzo a decidir a dónde puedo llevarla. Si es a mi casa, tendría que rogar que mi padre no esté, me hiciera un escándalo.
Viejo gruñón.
Mi madre no parece un problema, aun así, no puedo llevar a Lilith a mi casa. Menos por tiempo indefinido. En definitiva, necesito un plan y ya sé a quién recurrir.
Le digo al chófer la dirección y este asiente. Una vez llegamos, hago bajar a la rubia del coche y me sigue. Toco el timbre de la casa y ella mientras tanto mira el lugar.
―Bonito barrio de ricos ¿A quién vamos a ver? ―Me mira―. ¿Por qué estamos aquí?
―Tengo que hablar con Míster Amable. ―Sonrío aclarando.
Levanta una ceja.
―¿Míster Amable? ―Me observa confundida―. ¿Y quién es ese?
No le respondo, ya que el mayordomo abre la puerta justo en ese mismo instante y entramos. Caminamos por el pasillo y llegamos hasta el living. Visualizo al Señor Hamilton que sonríe sentado en uno de los sillones, se levanta y se nos acerca para saludarnos.
―Joven Ryan, que gusto verlo por aquí y en buena compañía al parecer ―expresa sereno el padre de Len, mirando a Lilith y luego regresa a mí―. Si buscas a mi hijo, está en el comedor con su novia ―me informa y le agradezco.
Caminamos por otro pasillo y la rubia vuelve a hablarme.
―Ustedes los ricos no ahorran ni en habitaciones ―opina y me río.
Entonces es tan alta mi carcajada, que al llegar a la puerta del comedor, sonrío pícaramente al interrumpir una situación algo privada. Len que está sentado al lado de Tere, se aleja del rostro de su novia y ella se cubre la cara. Nos mira sorprendido, pero me recrimina a mí.
―¿No sabes tocar la puerta? ―dice mi amigo, sonrojado.
―¡Es un comedor! ―Levanto las manos y vuelvo a reír―. ¡Ya vine, yo sé que me extrañabas! ―Muevo las cejas y él rueda los ojos, para luego sonreír como el Míster Amable que es―. No te mantienes ni un segundo enojado. ―Bufo.
―No. ―Se ríe y luego mira a Lilith―. ¿Quién es?
Me quedo tildado largo rato. Ni idea qué responder.
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Dominando mi corazón (C.G #2)
Teen FictionSoy Ryan y... tengo tres problemas existenciales. 1ro No quiero enamorarme. 2do Ella es mejor que yo en todo, pero no lo quiero aceptar. 3ro ¡¿Qué son esas marcas de moretones en su cuerpo?! ¡¿Quién la golpeó?! ¡Lo voy a matar! Dime quién lo hizo y...
