No soy un héroe, no ayudo a las personas, generalmente soy el que ocasiona una pelea y no hago cosas para el beneficio de los demás, pero hay veces que esto me supera. Un labio partido, un golpe cerca del ojo y un moretón en el centro de su mejilla. Su perfecta piel acaba de ser lastimada y me vuelvo loco. No debería ser así, pero siento que voy a matar a alguien.
―Lilith dime ―insisto―. Dime quién lo hizo y te juro que lo mato. ―No estoy pensando, esas palabras no debieron haber salido de mí, pero ya no me puedo detener―. ¿Me escuchas? ―continuo sosteniendo su cara y no responde. Solo llora mientras llueve y me mira sin hacer nada más―. ¿Te duele mucho? Te llevaré a la enfermería. ―Apenas digo eso, intenta levantarse y noto como se tambalea, así que la atajo antes de que se dé un golpe―. Cuidado.
―¡Suéltame! ―Me empuja y se cae al suelo―. ¡Ay! ―se queja y noto que sus piernas también están lastimadas, mientras intenta pararse otra vez.
―A mí no me dices qué hacer, belleza. ―La levanto entre mis brazos y me dirijo a la enfermería, como todo un galán de telenovela―. Deja de patalear y baja tu orgullo, ¡qué no te hice nada! ―Aún... ¡Cállate, cerebro!
―¡Bájame, idiota! ―se sigue quejando mientras camino―. ¡Imbécil, estúpido, tarado! No necesito la ayuda de un ser tan inferior como tú. ―Continúa pataleando e insultándome, pero no la voy a bajar.
―¿Por qué eres tan histérica? Limítate a ser una princesita y quédate quieta. ―Ya me duelen los brazos ¿Dónde estaba la enfermería de la universidad?
¡Aja, ahí!
Entro y pido ayuda, la siento en la camilla, me mira con odio, pero al menos cuando la atienden dicen que está todo bien. Me dan un papel, para hacer una radiografía de todo el cuerpo, para usarlo en el hospital y le regala un analgésico.
Cuando terminamos la médica sonríe.
―Tu novio es muy atento.
―¡No somos novios! ―decimos al mismo tiempo.
Ella se ríe y nos mira de manera pícara.
―Entonces deberían considerarlo ―aclara y se retira.
―Está loca ―se queja Lilith.
―¿Por qué? ¿Por qué soy atento? ―Me hago el melodramático.
―Tus chistes me aburren. ―Rueda los ojos.
―Pues toda tú, me aburre más. ―Qué mentiroso soy.
―¿Y qué esperas para irte entonces? ―me desafía.
―No me digas qué hacer, señorita becada.
―¿Por qué me refriegas en la cara que soy becada? ¿Le tienes miedo a la otra clase social, niño rico? ―Sonríe.
―Es una forma de hablar, si no te gusta, ¡piérdete!
―Cobarde.
―¡Agh, no te soporto! ―Eso no es cierto ¡Cállate, cerebro!
―¡Yo menos!
Ambos terminamos gritando y... ¡Maldición! Cómo me encanta. Más me rechaza, más me gusta. Esto va a terminar mal, mi corazón va a terminar mal.
―Escúchame, te llevaré a tu casa ―digo bajando los niveles de enojo.
―Yo contigo no voy a ningún lado. ―Se pone a la defensiva.
Me sonrojo.
―No puedes ni caminar.
―No me importa. ―Sigue firme en su idea.
Me pongo caprichoso, me siento al lado y enciendo un cigarrillo.
―No me moveré de aquí, hasta que cambies de opinión.
Diez minutos, media hora, cuarenta y cinco minutos ¡Una hora! Oh, cielos, alguien que me dé paciencia, hace una hora que estoy esperando a que se decida.
―¿Vas a quedarte más tiempo ahí? ―Sonríe.
―Sí ―digo firme y me cruzo de brazos.
―Te voy a ganar. ―Se acerca a mi rostro y mi corazón se acelera, entonces repite―. Te voy a ganar, otra vez.
―En paciencia ganarás tú, pero en obstinación gano yo ―exclamo decidido, bajo de la camilla y la levanto entre mis brazos―. No me dices dónde está tu casa ¡Lo averiguaré!
―¡Bájame, estúpido! ―Forcejea.
Camino por todos los pasillos, mientras ella grita y me rompe los tímpanos, hasta que llego a la dirección de la universidad. La bajo al lado de la puerta y doy golpecitos en esta, para ver si hay alguien. Miro una última vez a Lilith que le cuesta pararse y viendo que no hay respuesta, abro la puerta del despacho de la directora.
―¡¿Qué haces, imbécil?! ¡Regresa aquí! Si entras sin permiso te amonestarán ―me grita desde afuera―. Esto no es la secundaria, hasta te pueden suspender para siempre.
―Compórtate como una princesa y cállate. ―Sigo buscando en los cajones hasta que encuentro los archivos―. ¡Aquí! ―Sonrío al encontrarlo―. Lilith Obnova. ―Levanto el papel, leo la dirección, reviso la cámara de seguridad y salgo triunfante―. Listo.
―Eres un imbécil ―se queja.
Levanto el celular y marco el número de mi chófer.
―Hola. ―Sonrío apenas me atiende―. ¿Me haces un favor?
―Joven Ryan, yo...
Lo interrumpo.
―Mi padre no va a despedirte. ―Frunzo el ceño―. Necesito que lleves a otra persona, no a mí, así que deja de preocuparte.
―De acuerdo ―exclama más calmado.
―Te enviaré la dirección por mensaje. ―Corto y se la mando al instante.
―¿Problemas? ―pregunta la hermosa rubia que me mira sin expresión.
¿En qué piensa?
―Si tuviera un segundo nombre, sería problemas. ―Sonrío y la vuelvo a levantar―. ¿Nos vamos, princesa?
―Eres insoportable. ―Frunce el ceño y la llevo hasta la entrada de la universidad para esperar al chófer.
Cuando llega, la lleva rápido y yo suspiro.
―¡Uf! Ya puedo descansar. ―Estiro los brazos.
―¿De quién? ―Oigo detrás y me giro, cuando veo a la morocha me sorprendo.
―Luzmila.
Mi exnovia entra en escena, hoy no es mi día.
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Dominando mi corazón (C.G #2)
Teen FictionSoy Ryan y... tengo tres problemas existenciales. 1ro No quiero enamorarme. 2do Ella es mejor que yo en todo, pero no lo quiero aceptar. 3ro ¡¿Qué son esas marcas de moretones en su cuerpo?! ¡¿Quién la golpeó?! ¡Lo voy a matar! Dime quién lo hizo y...