Sigo sin recordar nada de lo que pasó anoche y es obvio que la rubia sabe absolutamente todo ¿Cómo lo sé? Lo demuestran esas mejillas tornadas de un rojo deleitante que me hechiza. Okey, me fui de tema otra vez. Continuo aprisionando a Lilith debajo de mí, ambos posicionados en mi cama, mientras ella forcejea, pero no la voy a dejar ir hasta que me cuente la verdad.
―Dime qué pasó y te suelto. ―Sonrío, sintiéndome ganador, no hay manera que la deje escapar sin ninguna respuesta―. No voy a desistir ―le advierto y se queda quieta―. ¿Te rindes?
Me tira una mirada asesina y se dispone a hablar.
―Nunca.
Me río.
―¿Eso solo vas a decir?
―¿Te sientes muy hombre? ―Hace una pausa―. Te informo que usar la fuerza no te convierte en machito, imbécil. ―Levanto una ceja ante su acotación y veo como se sonroja más―. ¿Qué?
Mi rostro se torna pensativo.
―Eso me recuerda, aún no me has dicho ¿Quién te golpeó?
―¡¿Qué te importa?! ¡No te metas! ―Vuelve a forcejear, pero esta vez aumenta la voz―. ¡No es tu asunto!
Me quedo un segundo en silencio. Ciertamente no lo es ¿Por qué me preocupa? Es una chica más en mi vida y mi corazón no debería prestarle más atención a esto. Voy a terminar mal. Bufo y se me separo de ella, la cual se queda confundida al yo soltarla.
―¿Me dejas? ¿Así sin más? ―Se sienta.
―¿Qué querías algo más? ―Me río.
―¡Ni muerta! ―Se levanta de la cama y se dirige a lo que al parecer, es dónde ha dejado su ropa.
Es obvio que se acuerda.
Una vez que termina sale del armario completamente vestida y levanta una ceja al ver que yo lo hice también. Nos miramos, pero no nos hablamos, caminamos juntos, salimos de la habitación y vamos en silencio por las escaleras.
―¿Te llevo? ―Sonrío.
―No, ábreme la puerta. ―Frunce el ceño, intentando ordenar sus ideas.
―Tenemos clase en un rato, no llegarás. ―Muevo las cejas.
Bufa.
―De acuerdo.
―Chica responsable ¿Qué deseas desayunar?
Rueda los ojos.
―¿No era que llegábamos tarde?
―Mi padre se fue de viaje, así que nunca se enterará que utilizaré la limusina.
―¿Y eso qué tiene que ver? ―Levanta una ceja.
―Desayunamos en el auto. ―La agarro de la muñeca y la incito a caminar hasta el estacionamiento. Le hago una señal al chófer y nos abre la puerta.
―¡¿Estás de broma?! ―Mira toda la comodidad sorprendida mientras el vehículo comienza a arrancar.
―Ahora no te puedes quejar de que soy rico ―exclamo con superioridad.
―No me interesa tu dinero. ―Baja la vista pensativa y toca el suave edredón del asiento―. Solo me molesta.
―Me tienes envidia, lo sé. ―Pongo mis dos manos en mi nuca y levanto los pies apoyándolos en el almohadón de enfrente de mí.
Sonríe.
―¡Ja! Eres un idiota. Tengas toda la plata que tengas, no te hace mejor persona.
―Nunca dije lo contrario. ―Me río.
Terminamos de desayunar justo a tiempo cuando estamos llegando, bajamos del auto y ella a pasos veloces va más rápido alejándose de mí. No puedo dejar de mirar esas caderas que me están volviendo loco y continuo detrás.
No es mi culpa, tenemos clase en el mismo salón hoy.
Podría ir por otro pasillo, pero llevo todo el camino discutiendo con mi corazón sobre dejar de observarla.
Enciérrenme en un manicomio, por favor.
La clase pasa aburrida, cada dos por tres miro esa despampanante melena. No debería hacerlo, estoy cayendo en un círculo vicioso del que no puedo escapar.
El receso llega y tengo mi papel en blanco, hasta que venga el profesor no tengo nada que hacer. Podría hablar con uno de mis compañeros, pero ni ganas, debería pedir los apuntes, pero estoy perdido en otro lugar o podría coquetear con una chica.
Mira esa pelirroja.
Sin embargo nada, estoy tildado y cuando me pasa esto, mi lápiz comienza a bocetar ¿Estoy estudiando administración de empresas o arte?
¡Ya deja eso!
Una línea, otra, mis dedos no se detienen, terminan por dibujar una boca. Ciertamente conozco esa boquita tentadora. Una imagen pasa por mi mente y lo logro hasta sentir.
"Le susurro algo al oído, noto su respiración, sus mejillas tornadas de ese rojo, quiero besarlas. Trazo un camino por ese deleitante color y me apodero de su boca. Está que arde, arde de pasión".
Se me rompe el lápiz.
―La besé ―digo muy bajo recordando.
¡¿Cómo es que me olvide algo así?!
Levanto la vista, veo como entra una profesora, da el aviso de que el anterior docente debió irse de urgencia y esta sala será utilizada por otros. Todos comenzamos a salir y entre la multitud, que parece que quiere escapar, están todos apurados, busco a Lilith.
La encuentro, agarro su mano, deteniéndola, y sonrío.
―Te atrapé.
Necesito saber más, este deseo es incontrolable.
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Dominando mi corazón (C.G #2)
Teen FictionSoy Ryan y... tengo tres problemas existenciales. 1ro No quiero enamorarme. 2do Ella es mejor que yo en todo, pero no lo quiero aceptar. 3ro ¡¿Qué son esas marcas de moretones en su cuerpo?! ¡¿Quién la golpeó?! ¡Lo voy a matar! Dime quién lo hizo y...