29. Celos desmedidos.

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Perdón por la desaparición, pero aquí les traigo un capítulo bien largo y con algunas sorpresitas. Disfruten el capítulo.

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Continuaba anonadada cuando me di la vuelta nuevamente y caminé hasta el mostrador para pagar el collar que había tomado. No iba hacer un escándalo, ni nada parecido, ya que la primera vez que vi a Bruno abrazando a otra mujer me fui corriendo sin si quiera preguntarle quién era y al final resultó que era su pequeña sobrina... así que dejaré que él se tome su tiempo y me explique de dónde conoce a la mujer que lo abrazó con tanto cariño. Por lo menos tengo el consuelo de que él se separó de ella en la menor oportunidad incomodo por el efusivo a abrazo y me miraba con temor; eso es algo.

Ni siquiera me enteré del precio de lo que acababa de encontrar en una de las repisas cuando la chica que me pidió la tarjeta para cobrarme lo que acababa de comprar, me dio en una caja de terciopelo negro el hermoso collar para mi mejor amiga. Respiré hondo y volví a girarme en su dirección, Bruno tenía sus brazos apoyados en los delgados hombros de la dueña de la joyería tratando de apartarla de su espacio personal, desde donde estaba no podía escuchar muy bien qué era lo que le estaba diciendo, pero mientras le hablaba este me miraba de hito en hito con cara de horror. Caminé hasta donde ellos estaban y me detuve sólo a unos centímetros de ellos.

- Gabriela. Puedo explicarte lo que está pasando aquí. – Se apresuró a decir, quitando los brazos de la rubia que no dejaba de comérselo con los ojos.

- Sí. Y lo harás ahora mismo. Comienza a hablar.

Él me miró sorprendido por la forma en que le hablé, pero ¿qué esperaba? ¿Esperaba que le celebrara el numerito con la elegante rubia?

- Ella es...

- Su ex novia, Caroline Moore. – Interrumpió la rubia, dejando de mirar a Bruno para mirarme y levantar su mano para poder estrechar la mía.

Por unos segundos me mantuve mirando su mano y luego sus ojos azules. Suspiré y miré al hombre anonadado que tenía de pie a mi lado; aún no sabía cómo era que me mantenía tranquila y sin salir por la puerta e irme lo más lejos de este lugar... lejos de Bruno.

- ¿Tienes esta misma confianza con todas tus ex novias? – Inquirí con demasiada tranquilidad.

- No. Es sólo que...

- Yo soy especial. – Interrumpió nuevamente la señorita Moore.

- ¿Podrías dejarme hablar? – Gritó enojado Bruno.

- No le mientas, corazón. Sabes que nuestra relación fue puro fuego.

- Tú misma lo dijiste: ¨Fue¨. - Inquirió Bruno mirándola con resentimiento. - ¿Podemos hablar en otro lugar, Gabriela?

Al pasar los segundos y darse cuenta que no respondía dejó de mirar a la rubia elegante y posó sus ojos en mi con preocupación. Era suficiente información como para salir corriendo y creo que tengo el derecho de hacerlo, ver que tu novio es abrazado delante de ti por su ex novia que dice que la relación que tuvieron antes ¨fue puro fuego¨ es la señal para dejarlo de pie frente a ella y salir con la cabeza en alto sin mirar hacia atrás. Así lo hice, bajo la mirada de los dos sonreí educadamente y salí de la joyería perteneciente a la ex de mi actual novio. Pude ver que todos los guardaespaldas nos estaban esperando afuera pacientes y algo sorprendidos por lo que acababa de pasar, la chica de ojos azules habló lo suficientemente alto como para que todos pudieran escuchar lo que dijo de ambos. En pocos segundos tenía a Bruno frente a mi aterrorizado, sosteniéndome los hombros de la misma manera que lo estaba haciendo antes con la rubia, por lo que me alejé de prisa.

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