33. Miedo a que te enteres.

290 21 7
                                    


------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Luego de saber lo que Bruno pensaba de los niños se me revolvió el estómago, tuve que disimular mi malestar y terminar de comerme lo que me quedaba en el plato; me ofrecí a lavar los trastos sucios para tener un poco de tiempo para pensar cuál sería mi siguiente movimiento, pero a mi cabeza no le llegaba algo que pudiera ayudarme en un momento como este. Bruno estaba en la habitación de películas seleccionando lo que veríamos esa noche, de verdad no sabía cómo iba a esconder la forma en que me siento al hombre que sabía leerme los sentimientos como si fueran los suyos mismos. Terminé de lavar los platos y fui al baño de la habitación de Bruno para lavarme los dientes, al finalizar me quedé ahí mirando el reflejo que me devolvía el espejo, estaba muy pálida y el sudor no dudaba en bajar por mi frente, sin importar que el aire acondicionado estuviera encendido. Me eché un poco de agua en el rostro y respiré hondo, debía por lo menos por esta noche actuar normal, debo pensar muy bien qué era lo que iba hacer. Mañana podría comenzar la mudanza de mi apartamento y mientras esté sola con mis cosas, creo que podré pensar mejor las cosas y saber qué es lo que realmente es mejor en esta situación... de cómo debería decirle a Bruno que ya nuestro hijo viene en camino. Inhalé y exhale varias veces para calmar el miedo en mi interior.


Con un poco más de ánimo salí del baño y fui a encontrarme con el ¨no quiero hijos por ahora¨ en la habitación de películas que quedaba justo al lado de su estudio. Estaba agachado sin saber qué era lo que veríamos esta noche, desde donde me encontraba no podía ver bien cuáles eran las portadas de las películas que estaba revisando con tanta concentración, pero sólo me quedé ahí de pie observando cómo se movía en esta habitación con tanta familiaridad. Cuando por fin encontró una que le pareció buena la colocó en el equipo de reproducción y se dio la vuelta, en ese momento se dio cuenta que me encontraba recostada del marco de la puerta mirándolo fijamente, este me sonrió algo confundido seguramente sin saber por qué lo miraba de esa manera. Me brindó su mano, me acerqué a él, me tomó la mía y con un suave movimiento me dio la vuelta para abrazarme por la espalda, situando su cabeza entre mi cuello y hombro.

- Escogí una película que sé que te gustará. – Susurró cerca de mi oído.

- Si la elegiste tú, estoy segura que llevas la razón.

Caminando algunos pasos sin soltarme nos guío hasta el sofá y nos recostamos de este, yo quedé entre sus piernas aun con sus brazos rodeando mi cintura. Tomó el control remoto que había encima de la mesa pequeña que estaba a unos centímetros de donde estábamos sentados, puso la película a reproducirse y en seguida sabía qué era lo que estábamos viendo, es aquel largometraje que vimos en mi habitación de El Salvador, en donde los personajes en los años cincuenta luchaban por poner el baile como algo prioritario para sus padres, eran minutos muy movidos, pero con una trama verdaderamente triste, siempre que la veía no podía evitar que algunas lágrimas se escaparan de mis ojos. Esta era nuestra película favorita y él no dudaba ni un segundo en ponerla cuando tuviéramos la oportunidad de verla. Al cabo de una hora el aire acondicionado ya se estaba haciendo sentir, Bruno se levantó por unos segundos buscó una manta y la puso encima de ambos.

La película acabó, estuve tan concentrada en la trama que no me había percatado de que mi novio se había quedado profundamente dormido, debía estar cansado después de haber pasado una noche incómoda en el hospital y luego continuar trabajando todo el día, continuando con la pequeña discusión que tuvimos y luego la sesión del perdón debió cansarlo aún más, debe descansar suficiente para tener la mente clara y poder... ¿decirle? No, esa no es opción todavía... debo... tener todo claro. Me puse de pie con cuidado de no despertar al hombre que dormía con tanta tranquilidad en el sofá, este hombre que no tenía ni la remota idea de que va a ser papá en pocos meses. Entré al baño y cerré la puerta, si Bruno se despertaba no quería que se diera cuenta que estaba aquí. Lentamente me senté en el suelo sin saber qué hacer realmente, él no me dejó opciones, sólo dijo que no quería niños por ahora, así sin más, sin pensar si quiera por qué le hacía esas preguntas. Además, recordar lo aliviado que se puso cuando le dije que el preservativo no se había roto me destrozó el corazón en mil pedazos. Las lágrimas comenzaron a caer como cascadas sobre mis mejillas, mis manos acariciaron mi vientre. Él no sabe de ti pequeño, pero sé que te sentiste rechazado cuando dijo que los niños no eran opción ahora, lo siento tanto, quiero decirte que yo te amo un montón, ahora tengo dos personas que ocupan todo mi corazón. ¡Uh! miré mi vientre, no daba crédito a lo que acababa de pasar ya que era como si me contestara, ¡se estaba moviendo!... mi pequeño me acaba de dar ánimos.

Amor al Descubierto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora