39. La Carta.

236 13 6
                                    



Todo esto era más mágico de lo que alguna vez pude haber soñado, este hombre es simplemente el ser más romántico que pudiera llegar a conocer. No podía dejar de besarlo por todo el rostro, su risa sincera me hacía sentir más feliz que nunca, era realmente hermoso el sentimiento que sentía por este maravilloso ser humano; no sé cómo demostrarle que lo amo más que a mí propia vida, que es la luz que le faltaban a mis días oscuros.

- Te Amo como a nadie. Esto es lo más hermoso que una persona haya hecho para mí. — Le di un beso en los labios, se supone que sería uno dulce y lento, pero él lo convirtió en uno más profundo y provocador.

Se alejó unos centímetros, me regaló una suave caricia en la mejilla que me puso los pelos de punta, sus ojos me penetraban el alma en la forma en la que me estaba mirando, me sentía verdaderamente plena bajo esos brillantes ojos azules.

- Quiero que nos casemos en la menor brevedad posible. — Susurró antes de volver a besarme. — Quiero tenerte sólo para mí el resto de mi vida. — Otro beso. — Quiero que seas mi mujer y poder tenerte conmigo cada segundo de mi vida. — Cuando iba a volver a besarme una voz me sobresaltó.

- Esta situación ya se está tornando algo incómoda. ¿Ya podemos irnos, Bruno? — Esa era la voz de...

- Seth, gracias por dañar el precioso momento. — Inquirió mi novio entre risas.

Las luces del cine se encendieron y no pude contener mis lágrimas al ver todas las personas que habían ayudado a Bruno en esta propuesta de matrimonio, casi todas las personas que conocía estaban en este lugar vestidos de negro: Mis padres, Byron, Rihana, Brandon, Samantha, Leslie, Briana, Seth, Nicole, Katherine, Mónica, Taylor, Josh, Nicky, Nicaury, Raquel, Marilyn, hasta Martín estaba aquí y algunos compañeros más de la empresa. Todos estaban aquí para regalarme una de las noches más hermosas, era realmente maravilloso ver como todas estas personas dejaron de hacer cosas importantes para venir a darme esta grata sorpresa. Todos me miraban con una gran sonrisa, hasta mi madre que aún no aceptaba del todo mi elección de novio me sonreía por la respuesta que le di a mi ahora prometido.

De uno en uno se fueron acercando para felicitarnos, hasta los empleados del cine vinieron a darnos un fuerte abrazo y desearnos una vida llena de bendiciones y buena fortuna. Me sentía la mujer más feliz de este mundo, no, porque si por casualidad existe vida fuera de este enorme planeta, debería decir que soy la mujer más feliz de todo el universo, sí, eso suena mucho mejor.

Bruno nos dijo a todos que fuéramos a nuestro departamento para celebrar este gran acontecimiento. En el cual nos esperaba un gran y monumental festín y no sabría decir a qué hora, Fabiola y Viviana habían hecho estos alimentos ya que Bruno y yo habíamos salido del lugar, hacía una hora o dos. Por lo que me explicó Martín que todo aquello había sido preparado en su departamento que está en el mismo edificio que el nuestro, por Byron, con ayuda de sus cocineros más confiables y que cuando nos fuimos al cine esos alimentos fueron traídos a este lugar. Mi ángel había preparado este día con sumo cuidado, cada detalle lo tenía planeado con esmero. Mientras él se dedicaba a hablar con nuestros invitados lo miraba con amor, si no fuera por todas estas personas que están en nuestro hogar ya me lo hubiera comido a besos.

No podía creer que apenas hacía unos meses estábamos los dos en un hospital a causa de las interferencias de Jeniffer y Malcom, mi familia estaba muy bien y yendo cada día para mejor, era por fin gratificante poder respirar sin tener que pensar que alguna loca tiene personas por ahí vigilando cada paso que daba. Las razones por la que ya somos libres no son por las que debamos alegrarnos, pero sí podemos sentirnos tranquilos de que ya no tenemos que estar pendiente de todo el que nos rodea.

Amor al Descubierto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora