Esta es la continuación de Amor Escondido, si no la has leído no puedes leer ésta ya que no entenderás nada. La puedes encontrar en mi perfil.
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Y así todo se arruinó. La vida amorosa que tenían nuestros p...
Eran las siete de la mañana y era de esperarse que el primer sitio turístico al que Bruno me trajera en la ciudad de la luz fuera la torre de 300 metros o mejor conocida como la Torre Eiffel, era el emblema de toda Francia y es la estructura más alta de todo el país, era realmente hermosa. Bruno me tomó de la mano para acercarnos más al enorme monumento que teníamos en frente de nosotros; me fue exponiendo la historia de esta hermosa maravilla, la torre fue diseñada por Maurice Koechlin y Émile Nouguier en el 1886 y su ingeniero en construcción fue un francés llamado Alexandre Gustave Eiffel, la construcción tuvo una tardanza de dos años dos meses y cinco días por lo grande que era el proyecto, su inicio fue el 1887 hasta el 1889. Antes de que él pudiera decirme el material con el que estaba hecha la torre yo le dije sin siquiera percatarme que estaba hablando ¨hierro templado¨, me sonrió y me guió hasta la entrada de este hermoso lugar.
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Al parecer una cierta cantidad de individuos de cada país del mundo tuvo la misma idea que nosotros en venir aquí en vísperas de año nuevo, ya que por los rasgos de las personas y sus acentos pude darme cuenta que habían personas de Perú, China, Argentina, Inglaterra, España, entre otros países.
Bruno y yo subimos en unos de los nueve ascensores que tenía esta torre y nos fuimos hasta el último piso para poder apreciar el paisaje que teníamos en frente a nosotros. Desde aquí podía decir que estábamos a unos 272 o 275 metros del suelo, era realmente increíble pensar que esto alguna vez sólo fue el sueño de un hombre, un diseño de dos personas y la responsabilidad de un ingeniero llevar a cabo con trabajadores capaces. Ver esta estructura hacía que me sintiera orgullosa del titulo que poseía, era realmente agradable ver como un diseño que hiciste es creado o ya está hecho. Saqué la cámara de mi bolso y nos hice varias fotos a mi y a mi novio, haciendo diferentes y divertidas muecas y poses; cuando nos sentimos más que satisfechos yo volví a guardarla.
Cuando estaba esmerada viendo cada detalle de la torre, sentí a mi querido novio darme la vuelta por la cintura para ponerme frente a él y darme un tierno beso en los labios, separó nuestros labios y acarició mi mejilla con su dedo pulgar haciéndome cosquillas por el contacto del cuero negro de su guante, su mirada hacia mi me decía sin palabras que era el ser que más amaba en todo este mundo y sin necesidad de articular alguna palabra me hacía sentir como la mujer más amada de todo el universo. No puedo imaginarme un futuro sin este ángel a mi lado, no me cabe en la cabeza que en el algún tiempo después de este pueda estar con otra persona que no sea él, no lograría aceptar que mi destino fuera estar sin Bruno como mi pareja.
- Dicen que si besas a la persona que amas en la Torre Eiffel no habrá poder humano que pueda separarlos. - Dijo a centímetros de mi boca.
- Entonces... te llenaré de besos para que nuestro amor sea eterno.
