Capítulo 4: Una nueva vida.

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Narra Alexandro

La casa de Angie y Dan no estaba para nada mal.
Tenía tres habitaciones y dos baños.

Perfecto para no estar viendo como follan sin parar.

Me insistieron mucho con que fuera a vivir con ellos mientras volvía a tener contacto con mi gente de Italia.

Tampoco tenía pensado ir a las tierras que Eugen me había dejado, era demasiado precipitado.

Al parecer Chris y Leonor habían vuelto a California. Mientras que mis compañeros de casa me esperaron durante todo este tiempo.

Mike ya mas recuperado alquiló un pequeño piso en esta misma calle, ya que decía que necesitaba su intimidad como para dormir en la misma casa.

-Alexandro es la hora de cenar. -Gritó Angie detrás de la puerta que separaba mi habitación del pasillo-

Sin esperar un segundo más, me levanté de un salto y salí de mi cuarto.
Angie dio un salto por el susto que le había causado. La abracé y caminamos hasta el comedor con Roan detrás.

-Si no supiera lo enamorado que estás de Addeline te hubiera cortado los huevos a bocados. -Amenazó Dan ya sentado en la mesa-

-No seas idiota amigo mío, Angie siempre me preferirá más a mi que a ti. -Presumí-

Angie se carcajeó y seguimos conversando de cosas irrelevantes.
En estos momentos es cuando más extraño a Addeline. Ya que ella era la que hacía que fuéramos una familia.

Suspiré y Dan se dio cuenta de lo que estaba pensando.

-¿Cómo te fue el gym? -Preguntó para cambiarme de tema-

-Pues bien, en la cárcel lo único que se podía hacer eran pesas. Ahora tengo mas marcados los brazos pero no los abdominales que tenía antes.

-¿Volviste al saco de boxeo? -Preguntó amenazante-

-Eso es parte de mi, querido amigo. -Contesté burlón-

La cena transcurrió como siempre: animada y sin tensiones.

Angie se levantó para coger los platos ya vacíos y al momento estábamos ayudándola Dan y yo.

Ella agradeció con la mirada mientras sonreía a su novio.

Estos eran peores que dos babosas.

Pitaron a la puerta y Angie suspiró. Tenia los brazos llenos de platos y eso le dificultaba el ir.

Roan comenzó a ladrar sin parar en ningún momento.

-Iré yo. -Solucioné-

Esta sin decir nada, la perdí en el pasillo al igual que a Dan.

Me acerqué a la puerta de entrada y la abrí sin necesidad de mirar.

Al abrirla, me encontré con Mike.

-Te tengo una sorpresa, hermano. -Sonrió satisfecho -

-¿De qué sorpresa hablas? -Pregunté burlón -

Liberada © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora