Capítulo 34: Tumba

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Narra Alexandro

Mi corazón se paró durante varios segundos. Miré totalmente complejo a Raúl. Este se mordía el brazo con nerviosismo.

Dan cayó en el suelo y se sentó con las piernas cruzadas. Sus ojos estaban abiertos como platos.

—¿Qué has dicho? –Tartamudeó Dan mientras se pasaba la mano por su pelo.–

—Mike no se lo pensó dos veces y pidió que sacaran a su abuela fuera de la cárcel. –Finalizó Raúl levantándose.–

—¿¡Y vosotros lo habéis permitido!? ¿¡En que pensaban!? ¿¡También liberaron a Jhon!? –Grité bastante enfadado.–

Raúl retrocedió varios pasos y volvió a sentarse en la silla.

—Jhon sigue metido en la cárcel. Lo que no sabemos es si a podido contactar con Freya. La abuela de Mike cuando salió de la cárcel fue vigilada noche y día. –Bufó enfadado.– Todo una bien hasta que una mañana no recibimos la llamada del hombre que vigilaba...

—¿¡Cómo pueden ser tan ineptos en hacer eso!? ¡¡Era más que obvio que lo iban a matar!! –Chilló Dan levantándose de un salto.– No solo has puesto en peligro a mi mejor amiga, ¡también a mi futura esposa!

—Dan cálmate. No es solo eso. –Respondió Raúl pero mi mejor amigo lo interrumpió.–

—Como algo le pase a esas dos chicas, te buscaré y te mataré con mis propias manos. –Amenazó Dan acercándose peligrosamente a Raúl.–

Me enterpuse entre ellos dos y rápidamente se alejaron el uno del otro.
Dan podía ser muy violento cuando se lo proponía.

—Freya tenía una pulsera que no se puede quitar donde nos da su localización. –Informó Raúl ya más relajado.–

—¿Y dónde cojones está? –Pregunté frustado.–

—No lo sabemos.

—¿ESTAS DE COÑA VERDAD? –Gritó y seguro que se le escuchó por toda la casa.–

Agarré a Dan de los hombros y lo obligué a que se sentara en una de las sillas.

Las palabras que había pronunciado Raúl había sido un balde de agua fría tanto como para Dan tanto como para mi.

Raúl suspiró agotado. Por un momento me dio bastante pena. Él no tenía la culpa que sus superiores decidieran liberar a Freya de la cárcel.

—Debemos calmarnos. –Opiné desplomándome en la silla de escritorio.–

—Los superiores saben el peligro que corréis al haberla sacado de la cárcel. Pero eso está arreglado. Tenéis agentes del FBI y hasta a los profesionales en cada esquina de esta ciudad. No arreglará mucho, pero hacemos todo lo que podemos. –Dijo bastante cansado Raúl.–

—¿Por qué tus superiores decidieron concederle el deseo a Mike? –Preguntó Dan.–

—No confiamos en Mike, no desde que estuvo viniendo casi todos los días a la prisión para visitar a Freya. Algo tenían entre manos, y entonces decidieron darle la libertad por si también tienen que arrestar a Mike. Cogerlos a los dos con las manos en la masa. –Finalizó Raúl acariciándose la sien.–

—¿Qué tenemos que hacer? –Cruce mis brazos.–

—Cuidar a Angie y a Addeline. Mis agentes no podrán estar en la casa ya que sería muy llamativo. Duerman con ella y no la dejen solas. –Ahora si, más decidido se acercó a la puerta.– Alexandro, que no pase lo de la última vez. Matheew y Max se jugaron mucho al acercarse a ellas.

—¿Estas diciendo que esos dos panolis eran tus agentes? Entonces iré pidiendo mi tumba. –Soltó Dan cogiendo el móvil.–

—Son mis mejores agentes. No los subestímeis. Llevan desde los cinco años en la agencia. Han estado en Vietnam dos años, y volvieron porque nosotros quisimos para que hicieran esta misión. –Presumió Raúl con una sonrisa.– Ahora que se han hecho amigos de Addeline y Angie estarán más por aquí. Estarán más protegidas

—¿Estas diciendo que no tengo los cojones de cuidar a mi novia? –Exclamó ofendido Dan.– Dímelo a la cara para que te la parta viejo con cara de pepinillo podrido.

Raúl comenzó a reírse y abandonó la habitación. A los instantes después la puerta principal fue azotada con fuerza. Raúl se había ido.

Addeline apareció por la puerta con su pijama totalmente arrugado. Su coleta que se hacía para dormir estaba desordenada dándole un toque tierno.

Se restregaba las manos en los ojos. Un gesto que desprendía cansancio.

—¿Quién ha venido? –Preguntó con la voz ronca.– ¿Era Mike? Hace mucho que no se de él.

Tragué con fuerza. Un nudo en mi garganta se apretó mas. Odiaba mentirle. Lo odiaba con todo mi corazón.

Pero sabía de sobra que si le contaba lo que había hecho Mike no lo perdonaría nunca. Y aún no sabíamos las razones por las que lo había hecho. Me negaba a verla sufrir de nuevo.

—Nada bebé. –Susurré. Esta sonrió y me morí de la ternura.– Ven aquí, preciosa.

¿Desde cuando eres tan mariquita?

Nunca lo he sido.

Estas hecho todo un princeso, mariquita. ¿Dónde quedó ese hombre que pegaba martillazos a sus víctimas para hacerles sufrir?

Eso acabó cuando la conocí a ella. Cuando me enamoré de ella todo cambió.

Addeline se acercó a mí y me abrazó pegándose a mi pecho.

—¿Donde esta mi esposa? –Lloriqueó Dan como un niño pequeño.–

—¿Esposa? –Preguntamos Addeline y yo a la vez.–

—Nos vamos a casar. Y vosotros seréis los padrinos. No me pueden decir que no. –Sonrió enseñando todos los dientes.–

Addeline se quedó en shock. Y cuando pudo salir de ese trance, se abalanzó a Dan.

—¡¡Nadie me dijo nada!! ¿¡No era que soy tu mejor amiga!? ¿¡¡Por qué no me cuentas nada!!?

Pude observar como los ojos de mi novia se aguaban y abrazaba a Dan con más fuerza.

Mi mejor amigo también estaba bastante emocionado. Y como si yo fuera el que me casara, lo abracé también aplastando a Addeline con mi cuerpo y el de Dan.

—¿Y mi abrazo donde está?

Angie apareció en la habitación con el pijama también. Corrí hacia ella y la estreché en mis brazos. Esa lloriqueo en mi oreja y me abrazó con la misma intensidad.

La puerta principal sonó y rápidamente Addeline corrió para ver quien era.

Dan y Angie hablaban bastante emocionados de su boda. Estuvimos hablando de donde se podía celebrar y como bien amigo les dije que la celebrarán en la mansión.

Dan respondió que entonces tendría que esnifarse toda la droga, y las paredes también.

Cuando pasó bastante rato nos percatamos que Addeline no había vuelto y fuimos a la entrada.

Estaba de pie con la puerta aun abierta y con algo entre las manos.

Al escuchar los ruidos, ella se dio la vuelta.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

¿Qué cojones había pasado?

Qué pasó bebés ¿qué tal os va?

Quiero opiniones.

Las leo.

Y

Las quiero 💞

Liberada © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora