Capítulo 6: Blanco

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Importante leer abajo.


Narra Alexandro

El avión era bastante grande como para ser uno privado.
Contaba con varias habitaciones para poder dormir y hasta con un bar donde poder tomar unas copas.

Mike se encontraba a mi lado con una botella de ron entera en sus manos.

Era la segunda botella que pasaba por sus manos en las tres horas que llevábamos de vuelo.

Volvió a rellenar mi vaso atestado de hielo.
Él en cambio pegó un buche a la botella.

-¿Sabes? Aún me duele el corazón al pensar que no protegí a mi hermana como lo prometí. -Negó con la cabeza algo aturdido - Es la persona más maravillosa que he conocido en la vida, Alexandro. Es muy enojona y es algo que me encanta en ella, porque nadie deja que la pisotee.

-Tienes suerte al tenerla de hermana. -Opiné-

-A ella no le importó que le estuvieran apuntando con un arma en la cabeza. Seguía escupiendo cosas sin pensar en las consecuencias. -Siguió hablando- Tantos años que no sabía que la tenía y ahora no se que hacer con mi vida...

-El alcohol te vuelve melancólico. Deberías dejarlo Mike. -Intenté quitarle la botella pero este la alejó de mi alcance -

-Me llegué a pelear con ella por Freya. Y la abandoné como un estúpido, hermano. La abandoné como hicieron todos. Su propio hermano la abandonó. -Negó con la cabeza-

-Era tu abuela Mike, es totalmente normal. Viviste con Freya muchas cosas, era tu abuela y la adorabas. De repente Addeline apareció en tu vida y te cambió los planes. Es totalmente normal que actuaras de esa manera. -Intenté animarlo-

-Pero le fallé Alexandro. Le fallé y me siento muy mal por eso. No viste su cara cuando me encontró atado. Ella se sacrificó para ayudarme a mi. -Se le cayó una lágrima -

-Eso es muy normal en Addeline. -Una sonrisa se posó en su cara- Puede ser muy enojona, muy terca y aveces muy contestona... Pero el corazón que tiene no le cabe en el pecho.

Mike asintió con la cabeza y sonrió.

-Es mi hermana, y la amo.

Se levantó de la silla y con pasos algo torpes abandonó el bar.
Suspiré y me tomé un sorbo grande de mi vaso medio lleno.

Faltaban muy pocas horas para volver a tener a Addeline en mis brazos. Faltaba muy poco y cada vez era menos paciente.
Chasqueé la lengua.

¿No hay aviones más rápidos?

Tomé lo que faltaba de ron y me levanté.

Desde que habíamos entrado, Mike y yo nos encerramos aquí.

Dan y Angie se habían ido a dormir y Rand se había ido a una de las habitaciones.

Todavía faltaban muchas horas para llegar a California..

Me senté en uno de los asientos que decoraban el avión privado. Era de cuero y bastante cómodo.
Eché mi cabeza hacía atrás y cerré los ojos con fuerza.

Liberada © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora